POEMAS DE JUDITH SANTOPIETRO

 

Judith Santopietro (Fotografía: Emilia Felker)

 

 

Tiawanaku

madre coqa

 

km.45+666 elevación 3.870 msnm
Kollasuyu
Bolivia
Kalasasaya o las piedras erguidas

 

Aún las piedras verticales en esta pampa

el aire que habita los pasillos

caras pétreas en un templo de paredes ocre

Aún así extiendo los brazos a distancias que no puedo mirar:

caigo sin ir cayendo por esta cumbre

sostengo la navaja en una mano

con la otra escucho el corazón y sus rugidos

detengo las injurias que erosionan mi boca como deshielo de los Andes

Una tierra donde no nací

su desfile polvoriento me fastidia

sus imperios del racismo inverso me son indiferentes

Aún la Chakana marca el Sur y sus misterios

Jach’a Qhana:

resplandor entre los mundos

nido de cóndores que sobrevuelan la estepa lunar

fulgor que es rosa de los vientos y cráter

Aún así me deleitan las cabezas sangrantes

en el muro de este templo

poso en las fotografías junto a cada rictus que se asoma en las paredes

rostros en tercera dimensión en las vasijas

(la aymara filma un anuncio pollera y sombrero de bombín

el reflector platina su cuerpo)

A distancias que no quiero mirar

percibo las piedras en medio del templo

una estela resplandece vestida de andesita:

Aún el fraile monolito acicala sus cangrejos

gordo y con los dedos torcidos por la artritis

cada mañana prepara el mate

estito está estiando dice cuando el agua borbotea

y vierte ese ador sobre la coqa

a veces llora en arenisca peces

y su agua colma cada gárgola

limpia las columnas abre la puerta al inicio temporal del Sol:

así de primavera el equinoccio

Pero los dioses que observan las estrellas

con un tímpano secreto entre las rocas

escuchan mi voz en cada estancia de este templo:

una tierra donde no nací

su desfile polvoriento me fastidia

sus imperios del racismo inverso me son indiferentes

extiendo los brazos a distancias que no puedo narrar:

Caigo por esta áspera cumbre

navaja en mano

escucho sus rugidos que erosionan

el deshielo de los Andes.

 

 

Puma Punku

(primeros rituales)

 

La estría de mi lengua

serpiente que se arrastra entre la pampa

hiere la franja de una luz aguda

Desnuda en la orilla de los Andes

con la carne que palpita en tundra

observo desde un monte

por el espectro de mi ojo

Puma Punku o la puerta fundida en jugos vegetales

del bronce al granito cuárzico

de la andesita virgen al basalto

de la cantera líquida al azufre sideral

El ascenso de este amor ocurre al mediodía

cuando el azogue se transforma en sangre

y mi sangre en vasija donde crece un nido

poblado de serpientes y semillas

entonces nombro

mesa de las ofrendas

lana pigmentada de las llamas

diminutas flores en el rito

chispas del alcohol absoluto que se enciende

en el ritual convocas

Ekeko señor voluptuoso

que tu falo preñe los billetes que cuelgan del cuerpo

señor del rayo a cuestas

señor de la joroba de la abundancia erótica

En los primeros rituales

pronuncio este vocablo que seduce

la lluvia de septiembre

su savia escurre en copos

como orina inesperada de los dioses

acontece la tormenta de los cuatro tiempos

más tarde el diluvio andino se evapora.

 

MADRE COQA el éxtasis y la lejía

hoja que nos alimentas con tanta estirpe divina

tu sangre galopa por mis nervaduras

hoja que lees el porvenir de un pueblo

atravesado por la luna y el rayo

Madre en la frontera norte y sur

polvo que se aspira

en la luz intermitente de un bar en la ciudad

también tus nombres reverberan

bajo el sol en procesión equinoccial

kuka cocaína roca Diosa blanca raya

pijchar insalivar las hojas con bicarbonato

en el acullico triturar los alcaloides

enciendan pues la piedra de lejía

muelan cardón quinoa marlo de maíz hasta ver cenizas

Madre aniquilada en las esquinas del mundo

hoja ofrenda y diluvio en la dictadura

aún los campamentos se tienden en El Prado

con el nombre de los desaparecidos

fotos y carteles de escritura temblorosa

Madre Coqa

Masacre de Todos los Santos

olor a sangre de los auquénidos

guerra del agua

olor a sangre de los olvidados

guerra de los hidrocarburos aromáticos

efervescencia en mi boca

nievespuma que se inhala como arena de salar

merca gringa white horse que erosionas la piel

enervas el dolor en la cabeza del esclavo

no más asfixia dentro de las minas

Madre Coqa grapa

las palabras te forjan otra

kuka coqa sipu caspa del diablo

moléculas burbujean en mis labios

bica farlopa

coquear pijchar acullicar chacchar

adormilar la sangre y el cordón umbilical

hoja exhausta

enséñanos la savia de tu cuerpo

madre de los alcaloides verdes

gloriosa pasta de coca.

 

 

 

En el parque de Tiawanaku

 

Una aymara cruza la plaza

de su pollera asoma el holán

con premura se acerca a la inestable mesa

donde los dioses juegan y beben las cervezas del domingo

esta mujer avanza con rapidez

un sombrero de bombín protege su cabeza

de la diminuta quinua de oro que llueve en esta pampa

pronto un silbido desborda sus pechos

el dios ebrio la lleva adonde flora a las mujeres

y las deja con sus panzas levitando

entonces el granate de las casas colorea sus rostros

la tormenta se acerca al pueblo

Después del almuerzo

me recuesto en la roca transformada

en estatua del moderno prócer

en tienda de semilla y papas

en cabezas heterogéneas y sangrantes en el frontispicio de un hotel

en los vigías a la entrada de la iglesia

donde todos los tiawanakotas acuden

con sus labios reventados y oscuros por la savia

Me resguardo bajo un techo de almidón y flores

a la distancia oigo sus risas de chuño

la tormenta anega el pueblo

aquel dios y la aymara caminan juntos

con prisa el holán lleno de lodo

su piel de arruga oscura y animales se va desmoronando.

 

 

La espina en la memoria

(español-nahuatl)

 

En las carreteras duermen los huesos rotos

Omimeh tlapantoqueh huan cochih pan ohtli

los decapitados

los tristes

tlen mocuezoah

los que ya no pueden llorar

tlen ayoccanah huelih chocah

esparcen su polvo entre la tierra húmeda

quiihzceloah inincuechchopan pan tlalli xolontoc

horadados los frontispicios de las casas

sus paredes sangran

un olor de plomo cubre los parques

y en los jardines uno a uno

sembrados los racimos de su piel

buganvilias dulces que jamás renacerán

el caudal es de agua roja espectral roja heráldica

atlahco quipiya atl chichiltic

tan bermeja como el óxido de la memoria

granate el horror de una cereza envejecida

También sus huesos cimbran

en el estertor del subsuelo

acarician vapores minerales

así el dolor salobre en la espina dorsal

en la espina de los sueños:

huitztli tlen temiquiztli

la patria escarlata se incendia

notlalhui tlatla

 

 

Spine of memory

(English)

 

Broken bones lie sleeping on the highways

the beheaded ones

the sad ones

the ones that can’t cry any longer

now scattering their dust upon the moistened earth

the riddled frontispieces of the houses

their bleeding walls

a leaden smell skirting round the parks

and in the gardens one by one

their skins sown in clusters

sweet bougainvilleas

that will never be reborn

spectral red water flows heraldic red

as vermillion as the oxide of memory

as garnet

the horror of spoiled cerise

Their bones also quiver

Within the death rattles of the underground

They caress the mineral vapors

Like this the brackish pain in the spinal column

Deep in the spine of dreams:

Our scarlet homeland is on fire

 

 

 

Judith Santopietro (México, 1983). Premio Nacional de Poesía Lázara Meldiú 2014 y finalista in el Premio Internacional de LiteraturaAura Estrada”. Autora de los libros Palabras de Agua (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Veracruzano de Cultura, Praxis, México 2010) y Tiawanaku. Poemas de la Madre Coqa (Hanan Harawi, Perú). Ha publicado en Anuario de Poesía Mexicana 2006 (Fondo de Cultura Económica), Antología del Festival Latinoamericano de Poesía Ciudad de Nueva York (2014) y Antología del Encuentro Nacional de Literatura en Lenguas Indígenas (2008). Participó en la XXX/ XXXI Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (México); III/ IV Recital Chilango-Andaluz (México-Sevilla); Festival de Poesía Latinoamericana Rodante LATINALE (Alemania, 2010/ 2015); Festival Internacional de Poesía de La Habana (Cuba, 2014). Ha realizado investigaciones de literatura latinoamericana y mesoamericana en la Universidad de Texas y la Universidad de Leiden en Holanda. Desde 2005, dirige Iguanazul, un proyecto para revitalizar las lenguas indígenas. Estudia un doctorado en Escritura Creativa en la Universidad de Houston donde escribe sobre narrativas de migración entre las comunidades indígenas en la ciudad de Nueva York.