10 POEMAS DE JUAN SECAIRA

(Ecuador, 1972)

Del libro La Mitad Opuesta (Quito, 2017)

 

 

 

UN TRAZO

Estos poemas fueron escritos
con la mano menos hábil
en hojas recicladas
y casi siempre con un lápiz

hay evidencias
del dolor
y uno que otro dibujo
de los que se hacen al apuro

así mismo apareció una piedra dentro de mi cabeza
ruido
escrito con un puño
al aire
tanta magia en un truco
incierto

poesía
en el punto donde
al volver
partimos.

 
 

VOLUMEN

Las cosas nacen cuando se las echa de menos
he requerido de gran supervivencia para anunciar
/el fin del uso de las manos
/precisamente de una porción de vida envenenada en tiempos remotos

la una se ha ido un poco antes como suele suceder en todo romance
ahora sí se escuchó el campanario
hasta el corazón en el agua fluyendo

cada golpe duele el doble pero en cultura impar
una flecha de hierro en lugar de pena o queja
un disparo al aire que también en niebla acompañe

incinerados recuerdos de mares inconclusos

sigilosa prueba asimétrica para días lluviosos

el sentido del cansancio como signo de cierta vitalidad
la ira y la circunstancia de seguir
como si la cabeza viviera en horrendos cristales
el volumen del dolor
su manto.

 
 

RIEL

Último asiento del tren sin música
voces ofreciendo trizas

soñar frecuentemente con el número dieciocho

vasos en hielo
reflejos de polvorientas lámparas

en la niñez
sentado en una esquina por norio
por confiado
por sano
por anhelar un instante de felicidad

después de caer veinte años y más
en aquel rincón
hoy desear lo mismo
por razones contrarias

inocente o sabido
el final es semejante

soñar con un amor
que corta un rastro
trenes viajando a contraluz.

 
 

NEURAL

Maldita enfermedad prohíbe el movimiento
un costado se toma el cuerpo
dividido en dos vivir como uno
dicen que es por mucho amar
por mucho menos repiten

queda la esperanza de un final
si le preguntan a alguien cercano a mí dirá que estoy bien
por afecto o negación

infección láser virus
mal de ojo mal aire mal de amores buenos por malos mejores

corazones que laten en conjunto
entonces la hija siente el laberinto de citas médicas de su padre
y ofrece acompañarlo
uno enferma
dos sanan
hasta la locura

lo auténtico no admite requiebros ni forzadas instancias
gotas de una lluvia inmóvil

un cuerpo raro

uno sana
dos enferman
hasta la cordura.

Marea y destierro

La edad en la que cobra sentido el mar

viajar para no huir

la hermandad nace en la experiencia transitada
aunque
o precisamente por ello
no se compartan apellidos
ni sangre

los hijos en la ventana de la tarde
sus miradas vivas
detendrán (con danzante amor)
la siguiente puñalada

pasión revoloteo de alas
para en tierra firme
buscar la ola que en su sonido lleve
el nombre
que en lugar de salvar con la soberbia ciega de algún otro
acompañe
en la ácida marea
y el destierro.

 
 

FAMILIAR

Ahora estamos solos. Yo y la naranja. Cuesta siglos decir atardecer naranja.
– Eduardo Chirinos.

Ninguna inocencia cumple el rol de la partida

aves se juntan en un cielo tramposo

se augura magia desde un brazo muerto
naufragios de tendones
soles donde la luz impera y borra lo imborrable

apremios y reuniones no para curar
para prohibir cualquier palabra
acerca de la dolencia

lejanos gestos familiares
algo más que el tiempo en el tiempo
donde se regalan sorpresas y extremidades
extremaunciones en disimulos
si no fuéramos ni hiciéramos

hoy por ejemplo
amaneció nublado
se movió la tierra
incluso creímos
que podría anochecer.

 

 
 

HIELO

En el recuerdo para jugar al fútbol pero con muñequitos
los años sugestionan los estados
no cambian las pasiones

pesadillas en el día a día

un hospital por dentro
suprimir el espacio entre verso y verso

no es la cantidad sino la cárcel entre los bordes
del sistema que merecería funcionar y se manifiesta sin hacerlo
como campo abierto un dolor
el más grande de los amores
nadando a contracorriente
con el cielo en la garganta
la ola que se niega a ser espuma
manos listas para la arena
el niño perdido en su casa
una lámina incompleta para reír y llorar

un ranking ya sería demasiada vanidad

escribir un libro que se llame Hielo
ver cómo se deslíe leyéndolo

olor a bosque y pastillas
entre la niebla buscar la línea del horizonte que permita sucumbir
ante el paisaje dibujado en un corazón grande y enfermo.

 
 

MARIPOSA

Mundos en sintonía y caos
una fe todavía en la palabra salva
incluso sin sanar
el infierno se convierte en nieve

vamos reduciendo la incertidumbre
el frío mata y mi hija Cristel grita

miren miren miren una mariposa
sin señalar a ningún lado

levantamos la mirada y no la encontramos
ella señala su plato
en él descansa
una pequeña mariposa
hecha de pan.

 
 

NECIO

Se aguarda el placer de la siguiente dosis en aquel cuerpo impaciente y necio

animal encerrado en la bóveda del juicio
en la maquinaria de un tejido angosto
olvida bajo cada línea detenerse a tiempo

recorre el antebrazo con un aleteo
sinsentido presagiando fuegos

no sé lo que hice
según dicen lo hice mal

pero qué es el mal

tan solo
un bien escondido.

 
 

CUERPO

Recuperar las fracturas del cuerpo
de su lenguaje suprimido y leve
filamento que la palabra niega
el sueño trae títulos para un final
zarpazo
caricia
un fondo mientras saben que es su hora

una pintura para explicarte que la valentía intuye un sí y un no
desde los minutos que la noche separa

ni una hora reflexiva para el aguante
presagio en el pecho
el mordisco de un animal astuto y apurado

música o ruido en el corazón de madrugadas desiguales
tinta derramada que no alcanza

un hombre es lo que hace con sus soledades
en el entronque de los cuerpos.

 
 

QUÉ

Un sonido mueve la mano en la imaginación
ley de la vivencia sin sobre
la fuerza de la enfermedad es desengañar al día y disfrutarlo

desechar ser moribundo aunque el resultado de las consultas médicas
sea negativo

vamos a reconstruir el tiempo del cuerpo con la consistente fe del agobio
ser las formas vivas de una tierra fraternal

se vuelve nudo la mano

se convierte en inyección y manual de resistencia

vivir para la osada frustración
no importa
queda
la poesía.