VASIJA DE LAURA GARCÍA DE LUCAS

I Premio Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana

Traducción al Portugués de Leocádia Regalo

Portada y Artes de Miguel Elías

Pórtico (Fragmento)

Estamos, en definitiva, ante un libro de primicias.
No es usual encontrarnos con ‘descubrimientos’
como este, derivado de la concesión del I Premio
Rey David de Poesía Bíblica Iberoamericana.
Sin ninguna obra previa ni poemas circulando
por redes o revistas, esta poeta refleja
una lograda madurez, obtenida tras muchos silencios
y prolongados tanteos al cálido vientre del Verbo.

Mérito para ella, alzarse con el reconocimiento
entre otros 213 trabajos presentados, muchos
de ellos por autores de prestigio; mérito del
jurado, por valorar estrictamente el magma de
esta poesía original, entendida así porque ha
sabido adentrarse en los orígenes, en la fabulosa
matriz poética de la Biblia.

Completa el premio la traducción de ‘Vasija’
al idioma de Camões. En esta edición bilingüe
tienen el acertado trasvase realizado por la
poeta y profesora Leocádia Regalo, quien desde
Coimbra quiso sumar su aporte para dar mayor
lustre a un galardón llamado a ser referencia
iberoamericana cuando se trate de las propuestas
líricas que orbiten en torno a lo sagrado. Y
lo mismo sucede con el pintor Miguel Elías,
amigo-hermano que ha puesto su arte al servicio
del Premio Rey David, dando así imagen a la
portada del libro, además de una obra original
para la poeta ganadora.

Y si Miguel Elías se inspiró para la portada en
una vasija de más de dos mil años, encontrada
como nueva en junio de 2018 y dentro de una
cueva del norte de Galilea, Laura García de
Lucas también ‘excavó’ y escrutó las riquísimas
vetas de la mejor poesía contenida en la Biblia,
donándonos un libro esencial, loable desde
cualquier perspectiva.

Septiembre y en Tejares (2019)
Alfredo Pérez Alencart

POEMAS

La nada desciende de ti
eres cabeza y estirpe del vacío
y señalas la carne
y todos los hombres de la casa
los ausentes
los engendrados
los de extrañas tierras
circuncidan el dolor

O nada descende de ti
és cabeça e estirpe do vazio
e assinalas a carne
e todos os homens da casa
os ausentes
os gerados
os de terras estranhas
circuncidam a dor

La respiración eleva
el tiempo del mundo
un aire inconexo dibuja
los valles de la tierra
roza el brazo
la palma que guarda
descendencias de dolor
pan ázimo yemas hambrientas
y solo deseas
anclar el talón
girar
renacer cedro

A respiração eleva
o tempo do mundo
um ar desconexo desenha
os vales da terra
roça o braço
a palma que guarda
descendências de dor
pão ázimo
gemas famintas
e desejas apenas
ancorar o calcanhar
girar
renascer cedro

Como fango de higos
en la cintura de las madres
ofreces con los dedos
la masa sacada del horno
husmean los labios
leche y barro y miel
el agua entre las piedras
la sed estéril,
se derrama la copa

Como polpa de figos
na cintura das mães
ofereces com os dedos
a massa tirada do forno
farejam os lábios
leite e barro e mel
a água entre as pedras
a sede estéril,
derrama-se a taça

Comes con las manos
setenta veces siete
sudas y engendras
con dolor pieles de buey
que se rasgan para ocupar
la prometida tierra
el camino a la casa

Comes com as mãos
setenta vezes sete
suas e geras
com dor peles de boi
que se rasgam para ocupar
a terra prometida
o caminho para casa

Levítico 16:27

Y quemarán en el fuego sus pieles
pieles curtidas
que dan pieles imberbes
y pieles de cerdo
y pieles sacras
y muertas pieles
en el tambor de los tiempos
pieles

Levítico 16:27

E queimarão no fogo as suas peles
peles curtidas
que dão peles imberbes
e peles de porco
e peles sagradas
e peles mortas
no tambor dos tempos
peles

Juan 14:6

En las encías es su sabor
como ceniza en tierra
piel con el mismo espeso tacto
que las aguas y los peces
yo soy el camino, y la verdad, y la vida
y panes son tus pechos

João 14:16

Nas gengivas está o seu sabor
como cinza na terra
pele com o mesmo toque denso
das águas e dos peixes
eu sou o caminho, a verdade e a vida
e pães são os teus seios

No hay muros ni puertas
en el pasillo de ceniza
cielos grises sobre la nuca
de tus brazos blancos
arrojas trozos de miga al fuego
bendices el pellizco de la masa
el pan que nadie come

Não há muros nem portas
no corredor de cinza
céus cinzentos sobre a nuca
com os teus braços brancos
lanças pedaços de pão ao fogo
abençoas o naco da massa
o pão que ninguém come

Cada mañana hasta la tarde
lo gritan tus vestidos
un áspero olor de yemas
lavas tus cabellos los pies
el barro de tu carne
eres el fango y lo oscuro
el inicio del destierro

Todas as manhãs até à tarde
gritam as tuas vestes
um áspero aroma de gemas
lavas os cabelos os pés
o barro da tua carne
és lama e escuridão
o início do desterro

Caminas pegada a la casa
con el paso impreciso
del cordero lechal
no hay rastro tuyo en la tierra
color de las vasijas
en tus sandalias
todo el peso del mundo
ortiga de ortigas
madre del polvo

Segues junto à casa
com o passo impreciso
do cordeiro de leite
não há rasto teu na terra
cor do barro
nas tuas sandálias
todo o peso do mundo
urtiga das urtigas
mãe do pó

Como quien tapa
la boca de un cántaro
así has cubierto las letras
ignoras que la palabra
aún sin ser llamada está
y condena y protege
como una nómina al cuello

Como quem tapa
a boca dum cântaro
assim cobriste as letras
desconheces que a palavra
mesmo sem ser nomeada existe
e condena e protege
como um amuleto ao pescoço

Se derrama la sangre
sobre la oreja
de los hijos del hombre
setenta veces siete
sobre tu sien la mano
impura hasta la tarde
cada mañana que el sol levanta
lavas tus vestidos
hasta desollar las yemas

Derrama-se o sangue
sobre a orelha
dos filhos do homem
setenta vezes sete
sobre a tua têmpora a mão
impura até à tarde
em cada manhã que o sol nasce
lavas as vestes
até esfolar as gemas

El aceite se derrama
con la porosidad
de la acogida
en la oscuridad del barro
hundes tus codos
para enlazar las letras
la luz de lo no dicho

O azeite derrama-se
com a porosidade
do acolhimento
na escuridão do barro
afundas os cotovelos
para enlaçar as letras
a luz do não dito

Eres abierta al tercer día
habitada de silencio
la innombrada luz:
la claridad del sepulcro
son los muros de la casa

És aberta ao terceiro dia
habitada de silêncio
a inominável luz:
a claridade do sepulcro
são os muros da casa

Goteas en la lámpara
con la velocidad rasa
del estaño diluido
el agua de la repetición
golpea tus sienes
cadencia de pulso
eres toda yermo pozo

Gotejas na lamparina
com a velocidade rasante
do estanho diluído
a água da repetição
golpeia-te as têmporas
cadência de pulso
toda és um ermo poço

Conocen su propósito
la espera del último golpe
entre los dedos manchados
la ofrenda el humo
suben como alas de pájaro
blanco entre los sauces
solo ahí te reconoces
en los ojos convexos de las bestias

Conhecem o seu propósito
a espera do último golpe
entre os dedos manchados
a oferenda o fumo
sobem como asas de pássaro
branco entre os salgueiros
só aí te reconheces
nos olhos convexos dos animais

Arrancas un trozo de piel
y se quema en el fuego
como la masa del pan
bajo el quicio marcado
las ortigas secas. La invocación

Arrancas um pedaço de pele
e assa-se no fogo
como a massa do pão
em baixo o quício marcado
as urtigas secas. A invocação

Como barro en el torno
se posa el óxido
en el borde de tu boca:
los sonidos nonatos son
el destierro del silencio

Como barro no torno
põe-se o óxido
á volta da tua boca:
os sons por nascer são
o desterro do silêncio

Epílogo (Fragmento)

Habrás buscado quizás, pero sin éxito,
la profusión de adjetivos ingeniosos que tanto nos
gusta a los poetas mediocres; habrás intentado
coger carrerilla con verbos dinámicos que te
ayudaran a aligerar el recorrido, pero no has
podido, no debías. Habrás contemplado.
Habrás notado, a veces con la sencillez de los cinco
sentidos crudos, a veces con la complejidad de
las sinestesias naturales, el tacto áspero de la
tierra o del pez, la inmovilidad y blancura del
bostezo del cordero.

Puede que entraras deseando palpar músicas
celestiales que despertaran a tu derviche, pero
conseguiste únicamente mancharte una y
otra vez con la herrumbre de la ausencia y el
silencio, que es lo que “se encarna el sexto día”
de la creación, nosotros mismos. Te habrás
estremecido conmigo al descubrir que “los
sonidos nonatos son el destierro del silencio”. Te
habrá consolado, sin embargo, encontrar “letras
en orden / el sonido de lo no escrito” en la ley
sagrada de la solidaridad con los necesitados.

Habrás tropezado dos veces con “lo nunca dicho”
y hasta puede que te identificaras con los
estertores mudos de la “cerda pariendo”.
Seguro que en más de un momento del camino
has deseado con urgencia que comenzara a
llover, que cayera la bendición. Esperaste la
lluvia prometida “sobre justos e injustos” y
encontraste el dolor que cae sobre ambos; en
cada promesa de la Escritura donde imaginabas
encontrar alivio no hallaste sino una realidad
de vacío, silencio, sequedad extrema y esencial.
Hasta en la referencia al Cantar de los Cantares,
la “fuente cerrada, fuente sellada”, que debería
hablarte de la intimidad del amor sagrado, te
habla de agua estancada, fango, esterilidad y
decepción.

Pronto te habrás dado cuenta de que no estabas
con los místicos en ninguna casa de retiros
espirituales; estabas con los descendientes de Sara
en los cuarenta años de desierto, de destierro.
Ellos tenían el cordero, tan presente en este
poemario, pero tú has temblado, como yo,
al escucharte preguntar “Padre, / ¿dónde el cordero
para el altar?”. El pavor a que tuviera que ser tu
sangre la única disponible para el sacrificio te
habrá dejado paralizado, hasta que has visto por
uno y otro lado señales de la pascua verdadera
(“quicio marcado”, “marcas el dintel”, “el día
del cordero”). Tu alivio momentáneo se habrá
congelado al leer que en esa pascua el que pasa
de largo no es el ángel exterminador, sino la paz.
Entendiste que eso significaba que debías seguir,
aunque estuvieras aún sediento, con la piel más
profunda irritada por las ortigas.

Juan Carlos Martín Cobano
Madrid, septiembre 2019