El Temblor de los Huertos de Maritza Cino Alvear

Selección de poesía y notas por Gina López

Maritza Cino, sabe de su condición de mujer-poeta en el mundo y lo rubrica cuando dice:
“profeso la vida como un pacto conmigo donde la poesía ha clavado su espina”.

Intimista, auténtica, usa la ausencia como recurso para exhumar a la memoria. Sus imágenes son la certeza para recuperar el olvido, “para burlar a la máquina del tiempo” con la incantación inequívoca de la palabra.

La soledad en sus versos es un  perecer, es un temblar, es un encierro y, sin embargo, es también un recordatorio para “mirar el huerto que está ahí con sus pequeñas hojas de perejil y albahaca”.

Su voz precisa, austera, fina, evoca perdurable a su propio espejo, y el resultado es la inevitable comparecencia del lector ante el amparo sutil y punzante de sus metáforas. – Gina López

i

Cada cierto tiempo

me desampara el poema

ese minúsculo engendro que rasgó mi desdén

un corto aliento atascado

               en la fugacidad de los bordes

la realidad me presiona

a dejar de lado los círculos

abandonar el poema

la concentración del temblor

a ser más cotidiana

con palabras lineales / coloquios discretos

a destruir mis hallazgos

a no buscarme en la otra

ni limitar la que fui

la que repitió su relato y se reescribió en otros libros

se enredó en los rituales

y alucinó con las ruinas

ii

Tal vez no sea necesario contar otra historia

ni parafrasear lo ya dicho

soltar el discurso y aplicar ciertas técnicas

un narrador y una atmósfera

algo que enlace la trama

a lo mejor solo sea un pretexto para continuar el

enlace

sostener el poema / el microespacio tatuado

que la ficción atraviese la clase escondida

para intensificar el relato

para traicionar la poesía

iii

desnuda del conocimiento y de la otredad

sin referentes ni epígrafes

indago la fórmula para desertar de esos signos

que me llevan por la simplicidad del camino

cojo la ruta más corta

para burlar la máquina del tiempo

conversar amenamente con otros

disfrutar del mar y sus secretos

tomarme algo en una mesa cualquiera

con visitantes que crean en la informalidad de las

horas

que no caminen de prisa detrás del futuro

inmunes a la gloria

el egoísmo y la envidia

ahora que sabemos que todo es fugaz

iv

desposeída de teorías

y de grandes lecciones

sin términos exactos ni rodeos de palabras

profeso la vida como un pacto conmigo

donde la poesía ha clavado su espina

brotando del hoyo

maniatada del vientre a la cama

me levanto ante el umbral que cruza el deseo

y me digo que nada es casual

v

te encontré para trazar otras formas

en mi esterilidad poética

en mis pocas ganas de decir

en el no ser de la escritura

satiricé mi viaje por lo que ya no es

te hablé con frenesí de mis bloqueos y

fragmentaciones

de ser una poeta sin proyecto

de mis restos de abandono

en el juego simbiótico de hacer y deshacer

seguí tu ruta mi ruta

en versos de poetas / en tramas e interiores

una luz acuosa empezó a tentarme

un golpe de insomnio / una disciplina quizás

iluminaciones del encierro

me soltaron del enjambre

hacia temas insolutos

hacia objetos travestidos

a simplificar el caos a mirar el huerto

que esta allí

con sus pequeñas hojas de perejil

y albahaca

vi

tu mano se une a recorrido

a la franqueza

del sonido que cae de la cascada

al hilo que suelta la madeja

en plena labor

la belleza se despliega ensombrecida

oculta en el telón

para que tu mano

devele los ropajes del misterio

y continúe recorriendo con su instinto

la suma de los dones

vii

durante

la última estación

recluí en una jaula a los pájaros fantasmas

expulsé a la fiera

conseguí descansar de su asedio

extenderme como una araña

disfrutar de mis presas

acicalarme a mis anchas

en la última parada

todo resultó tan perfecto

pude bañarme en aguas termales

dejar de lado los fármacos / disipar mis manías

como cuando era una araña fantasma

que abrazaba a la fiera

y mataba a los pájaros

viii

soy la hija más deseada

la que aparece en retratos familiares

y explora su caja de fantasías

la que se divirtió con personajes supersónicos y

novelas de Corín Tellado

la que se acostumbró a resucitar a las hormigas

a contemplar tragaluces desde la cama

soy la madre más deseada

que se entregó al advenimiento de sus crías

la que bailó al compás de los sordos

y apostó a todas las suertes

ansiando ser huésped en un hotel cinco estrellas

soy la hija de una madre ausente

soy la madre de una hija ausente

Maritza Cino y Gina López.
Poetas Ecuatorianas: Rocío Soria, Lucía Lema, Gina López, Maritza Cino y Paulina Briones.