No resignación
Metaforología tiene el privilegio de presentar una selección de poemas tomados del libro NO RESIGNACIÓN (Poetas del mundo por la no violencia contra la mujer). Esta es una Antología de Poesía que nos llega desde Salamanca y que ha sido concebida y prologada por el poeta Alfredo Pérez Alencart, en donde constan 136 voces de autores que entintan la página por una causa pendiende, por una causa insoslayable. El compendio lleva las pinturas de Miguel Elías y su edición ha sido cuidada por Jacqueline Alencar Polanco.
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies planos sobre la tierra promisora
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante, adelante,
burlando las cenizas para alcanzar el beso
de los senderos nuevos…
JULIA DE BURGOS
(Puerto Rico, 1914 – Nueva York, 1953)
mientras se habla y se habla.
Olvidemos la historia: No resignación.
A. P. A.
La razón no entiende; la emoción no soporta más descargas de feminicidios
a la diestra y a la siniestra del mundo, abusos y agresiones allende
y aquende: no hay guantes perfumados cuando el golpe; no deben
haber versos con metáforas que rediman, con atavismos que alienten
actitudes patriarcales y machistas.
Una tarea elemental: romper el silencio; romperlo desde la familia,
desde la escuela, desde los medios de comunicación… Las normas legales
contra la violencia de género y protección de las víctimas pueden ayudar,
pero resultan insuficientes: conmueve saber de otra y otra muerte
(luto enorme, lágrima donde se cuelga media humanidad).
Apedreada antes y hoy –literalmente en ciertos países–, la mujer
remonta el caudal de las libertades, es cierto, aunque todavía encalla en
el muro mental de los violentos, incansables a la hora de no disfrazar su
cobardía.
Un cambio de mentalidad que procure echar el lastre de esta impureza
cultural: eso requiere nuestra sociedad, y la otra y la de más allá.
No es fácil semejante cruzada. Ninguna discriminación, y menos esta.
Cuando –desde la Concejalía de Familia e Igualdad de Oportunidades
del Ayuntamiento de Salamanca– se me propuso coordinar una
antología de poemas que reivindicaran la no violencia contra la mujer,
no tuve dudas en aceptar el reto, principalmente porque durante años
apoyé, como jurado, el premio literario ‘Cartas a un maltratador’, desde
allí impulsado.
Reto, dije. Y lo era. El balance final ha sido el que verán en las siguientes
páginas: una propuesta que trasciende fronteras pero que lleva
el sello de nuestra Salamanca. Desde lo local hacia lo universal. Y lo
más destacable, entiendo, es que en ella se acopien las voces de 64 hombres
y 72 mujeres. Siendo el hombre el problema, en cuanto a violencia
de género, satisface ver la cada vez más firme y decisiva implicación de
los poetas. El título del volumen lo extraje del breve poema que escribiera
un lustro atrás.
Expreso mi gratitud al amplio número de poetas que, generosamente,
escribieron y ofrecieron sus versos para esta obra que, tengan por
seguro, servirá de especial forma de sensibilización. También al pintor
Miguel Elías, a la correctora Jacqueline A. Polanco, a Gráficas Lope y
a quienes tradujeron los textos a nuestro castellano.
Gratitudes últimas al Ayuntamiento de Salamanca, encabezado
por Alfonso Fernández Mañueco, por esta renovada confianza en lo
que mi modesto aporte pueda significar para la nombradía cultural de
Salamanca.
Octubre y en Tejares (2016)
(España)
(Evangelio de Lucas, 23, 34)
Escóndete, reniega de tu origen,
no vuelvas la cabeza.
Tu mundo se acabó ¿era tu mundo?
Sal a la luz. Hay luz, es clara y tibia.
Deja que la sonrisa te visite de nuevo.
Haz con el miedo el último gazpacho
y bebe a tu salud.
Pero no le perdones, porque sí sabe lo que hace.
(Nicaragua)
Entre sus burlas
rasgaron tu último grito
hasta inmortalizar tu sonrisa de muñeca
como se clava una espina
en la carne
y sangra.
(India)
Había una fuente sobre ese río:
Se llamó Amor.
Vivió la gente en los dos brazos de Mujer,
Había un cielo azul de caricias,
Habían las canciones de amistosos pájaros, el murmullo
de hojas, frutas, flores y mucho más.
Los muertos también susurraban,
Querían volver al mundo.
Pero un día el hombre esparció
veneno en el aire.
Se puso venenoso como la respiración del hombre;
Hizo daño al río, el río se hizo impuro,
Tomó su vida,
Tampoco dejó la fuente.
El río ya está muerto.
Aún se oye el llanto
de la Mujer muerta.
El hombre es venenoso, también es el valle.
¿Quién llevará a la Mujer
al mundo de la vida?
(Traducción desde el bengalí: Mainak Adak)
(Irak)
A la tribu,
Proteger los lobos
De sus ovejas,
Y
Cazar proezas
Hasta el crepúsculo,
Antes de disfrutar
Del status de
«Esclava».
(Chile)
en larga procesión de bombos y platillos
y miríadas de aedas como jotes de blanco
Botaron al machismo al lago Nicaragua
pero el carajo poco sabía de poemas
ni tampoco aceptaba la cuestión feminista
Hundieron al machismo en el lago Nicaragua
pero aquel se reía de ardientes peroratas
y no estuvo en el zócalo escuchando leseras
Tiraron al machismo al Lago Nicaragua
pero el diablo sabía nadar estilo pecho
y tenía experiencia en lanzar patadones
Lanzaron al machismo al lago Nicaragua
creyeron enterrarlo y lo que hacían
era enterrar una semilla
(¡Qué experiencia mostraba! Flotaba impunemente
como la burguesía de la extensa Managua
oculta en cada esquina así no hubiera nada)
Echaron al machismo al lago Nicaragua
pero salió de nuevo agradeció el despliegue
y ahora tres muchachas fueron sacrificadas
en un ritual de sangre durante la semana.
(España)
mientras oigo sirenas a lo lejos
y presiento el dolor de los cristales;
ahora que por fin comprendo
que de tu aliento salen amapolas
como vida marchita,
detenida en el borde de los labios,
no es difícil volver a aquellos días
de vino y de tormentas,
de canciones de amor bajo los árboles.
¡Cuántas veces soñamos
un distinto final para esta historia,
riéndonos del aire y de los peces!
Ahora que te contemplo así, desmadejada,
con ese incomprensible asombro
dibujado en la boca,
esa boca, amor mío,
que hidrópico bebía
cuando aún era un ángel,
cuando me emocionaban las campanas,
cuando sabía contar correctamente
los besos y las horas de la noche,
las azucenas todas y la voz de las niñas
jugando con el agua…
y que ahora es la mueca
donde se dibuja el miedo…
Ahora que te contemplo así, sumida
en la oscuridad de los sueños sin retorno,
poblada de dolor, descolocadas
la ilusión y las manos,
como una muñeca que se olvida
en la orilla del mar,
tan familiar, tan extraña…,
déjame que te diga,
aunque ya no me creas,
que de lo único que ahora me arrepiento
es de haber dejado marchitarse
el ramo aquel de rosas
que le robamos juntos al verano.
(Colombia)
dicen las noticias.
Y llega María con sus pies descalzos
Ana con su nombre que decía en secreto
como si al hacerlo se desangelara.
Gloria que con pocos años hacía su trabajo
y no deletreaba.
Inés, que andaba despacio porque le dolían las piernas
y Luisa y Yolanda y Tulia y Josefina
todas con hijos anónimos
aunque se sabía de quién eran semilla.
Recibían aire como con gotero y morían a escondidas:
a una la mató el desprecio
a otra el cuerpo agotado
a otra el oficio que no daba tregua
a otra los golpes de quien dijo amarla
a otra la herida de saberse muerta desde su comienzo.
Desde que nacieron fueron condenadas
no tuvieron voz
y su voluntad era la de los otros.
Hijas del conflicto y el desplazamiento
carecen de nombre.
Hijas de la guerra en tantos países
sus ojos no cuentan.
Hijas del horror que acabó con todo
sus hijos van a la sombra.
Tal vez te burlaron
tal vez te humillaron
tal vez te tomaron y te degustaron.
A mí me mataron
dicen los anuncios
y no sé tu nombre para el pie de foto.
(Italia)
no soy un niño muerto,
no soy Hamas y no soy Israel
y no soy ni siquiera Sudán ni Mali,
Siria o Líbano,
no soy ni siquiera aquello
no soy los muchos mutilados y ni siquiera las enfermedades
y tampoco la aspirina que bastaría para sanarlos
aún menos soy la concepción de la vida
y aquella que permite el hambre, mosquitos y vientres hinchados.
No soy el Islam y no soy el Cristianismo
no soy las cruzadas y no soy los egipcios
no soy un esclavo y no soy ni una hechicera ni un mago.
No soy un bunker
no soy un campo de concentración
no soy una prisión y no soy un mortero.
No soy una pistola o un fusil o una piedra lanzada,
ni siquiera el ácido en el rostro.
No soy ni siquiera un misil en la frente de un hospital
no soy una ambulancia
que dispara sólo cuando parte y no dispara al volver
no soy un jefe de estado corrupto
ni un partido extremista por un lado o por el otro
ni siquiera un ciudadano que se llena la boca de palabras
sin saber por dónde llegan
no soy ni blanco ni negro
no soy el Papa no soy Mahoma
no soy Buda y cada otro nombre que haya tenido
esta concepción y su relativo movimiento.
No soy estúpida, y no soy ni siquiera muy inteligente,
sin dudas, lo que sé es que no soy una madre que llora
porque ya no soy madre
no soy la locura del hombre
y sobre todo no soy todas sus concepciones.
Sé todo lo que no soy,
pero, excepto eso, no queda nada más
que lo que soy.
¿Cómo se hace para ponerlo todo en práctica,
querido Dios, querida Inteligencia?
(España)
Ella lo sabe
pero insiste.
Aún confía –quiere– en las palabras
que serán piedras
contra su cuerpo de cristal.
Niña a la pata coja
encerrada en un círculo de tiza.
(Nicaragua)
de la historia.
Su vida fue de jaurías y de toros rabiosos
de sangre alzada
de mordeduras largas.
Mujeres que le devolvieron al mundo
la embestida,
que se inmolaron o tuvieron que matar
para seguir viviendo,
esas que en la hora más oscura
roturaron el campo con sus uñas
para que vos y yo pasemos.
Hondas mujeres
que quizás una lenta madrugada
marcharon al fuego o a la horca
por cosas tales como desordenar
el orden público
por inventar una nueva manera de descifrar
la vida
por tener voz
o por infieles
o ateas.
Ellas ya no están. Sus cabezas reposan
sobre un siglo o dos. Sus ojos
ya no existen.
Pero de ellas perdura una hebra sutil
un hilo ciego que sin saberlo
nos hace crecer y despertarnos en la noche
con unas ganas inmensas de vivir
de derribar todos los muros
de desafiar todas las hogueras
así como de amar y de pulsar
todas
toditas las guitarras de la tierra.
(Kosovo)
Viendo el sol
Con ojos de animal maltratado
Hace un tiempo ha muerto
Pero no fue suficiente
Así que tuvo que repetirlo
No obstante
Soñar con el sol
En la noche
Es un delito
(Croacia)
como ciervo fusilado en un claro del bosque.
El almuerzo de repente se transformó en cuerpo desconocido
que desaparece en el hueco negro del universo de la cocina
y las palabras brotaron más rápidas que la langosta
que traga la cosecha de los pobres granjeros.
Hasta entonces ella estuvo parada
en el helado suelo de la sala de estar
y vio la acelerada película de su partida:
como toma el abrigo y la bufanda,
produce una estampida de nerviosos pasos,
explosión del espacio y del tiempo –
mientras baja la escalera para encontrarse
con la indiferencia insoportable de la ciudad.
Entonces se acercó al espejo y vio
el tsunami en su imagen,
barcas encalladas y ojos de pescado;
los cuerpos de amantes ahogados.
Sus moretones hablaban miles de lenguas.
(Traducción de Zeljka Lovrencic)
(Ghana)
conoces sus maneras; si le has prestado atención
todos estos años, sabrás
cómo ella va y viene, cómo se desliza
lejos incluso si está parada en
el mismo lugar, sabrás que su
mundo está suavemente derivándose de ti, y que ella
quizás no lo haga intencionadamente, porque lo que pasa
es que está asustada de ser todo, asustada
de encontrarse a ella misma en ti siempre
asustada de que un día se pregunte,
con sus plenos y propios cuarenta años, dónde
ha estado; si conoces a tu mujer,
sabrás que casi siempre ella
volverá, pero algunas veces, cuando
se va así, algo puede hacerla
resbalar; y entonces regresar es difícil.
Si conoces a tu mujer, puedes
saberlo por la forma en que usa tacones,
y no se contonea para ti
porque no lo hace por ti – cómo
se comprará unas botas de cuero
sin decirte una palabra al respecto,
y sólo lo notas cuando camina
en una noche, y ella dice que las tiene
desde siempre, verás la forma
en que pierde peso y pretende
que no es nada, pero cuando ella no te está viendo
mirarla, puedes ver cómo enfrenta al espejo
levanta su busto para señalar un perfil,
y cómo casualmente se mira
el trasero buscando signos vitales. Si conoces
a tu mujer, cuando te hayas ido, ella
encontrará cosas que hacer, como caminar
sola, ir a ver una película, encontrar un parque,
recolectar sus secretos y tu no sabrás,
porque ella está viendo por sí misma.
Y ella no te dirá que quiere
escuchar lo que los hombres paseantes dicen cuando
ella camina cerca de ellos; porque lo que tú dices
no es suficiente. Si conoces a tu
mujer, sabes cuándo se está yendo
lejos y sentirás el amplio
agujero de tu amor, y no puedes
explicar por qué ella escucha y tararea
canciones que no sabías que escuchaba
antes, y ella reirá suavemente
por nada. Si conoces a tu
mujer, verás como ella va
y viene, y todo lo que puedes hacer es esperar
y rezar para que ella vuelva a ti,
porque sabes que tus pecados
son suficiente para que ella te deje y no vuelva.
(Versión de Gustavo Osorio de Ita)
(Bulgaria)
se convirtió en nómada de la tribu rualo
con piel ardiente
con tobillos secos de cabra de destino
con ojos de sueños de bronce
en uno de ellos se había escondido la salvación
debe recorrer este lugar desierto
debe llegar hasta él
en los brazos masculinos
resistentes de la salvación
hundirse
pero la tempestad del desierto apareció
y amontonó los secretos
de la mujer en las arenas rojas
la sal del fuerte viento erosionó sus heridas abiertas
salieron arrastrándose serpientes
con pieles de hielo
con ojos como si fueran túneles antiguos
e irrumpió por ellos
la madurez de los solitarios
de improviso pasos conocidos
empezaron a verse claros por la arena
rastros crueles de aquello
de lo que había partido
para salvarse
(Traducción de Violeta Bóncheva)
(Turquía)
significa estar invadida, Oh silenciada!
ellos toman de mí toda cosa
una mujer tomó mi infancia
un hombre, mi feminidad…
Dios no debió crear a la mujer
Dios no sabe cómo dar a luz
aquí, las costillas de todos los hombres
están rotas
nuestro cuello es más delgado que un cabello
los hombres nos cargan
como un funeral sobre sus hombros
hemos estado por debajo de sus pies
leves como plumas
volamos desde un mundo hasta un Adán
y mis palabras son, oh silenciada!
las huellas de sus pies….
(Traducción de Rafael Patiño Góez
(Ecuador)
por abrir
infinitos pavores carcomen
mi sombra
Siento rabia al saber
que soy mi propio miedo
enfundado en este cuerpo.
(Croacia)
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en fotoshop e internet
Yacen las mujeres desnudas
caras vacías en el escenario
en el catre un corazón forjado
en el yunque de la noche
Las mujeres ejercen su oficio
recogiendo flores entre los látigos;
Las violaron,
llenaron sus panzas con sangre y plomo.
Las vírgenes de Vukovar
Las vírgenes de Srebrenica
con los dolores de los siglos
con el miedo a las palabras, oídos y ojos
En los bordados dorados de Occidente
como cuervos negros
crucificadas
las vírgenes africanas
En los cálices de marfil el sudor
de las vírgenes de India
las cunas de las niñas regadas con la semilla
de cobra
Mil y una noche de miedo
de las vírgenes en Arabia
en Afganistán
de temor entre las paredes
que les arrancarán el corazón
Las mujeres cuyos ojos
nunca verán la estrella del amanecer
las mujeres que desaparecen en el bochorno del verano
entre las sombras
(Traducción de Željka Lovrencic)
(Cuba)
no es el tuyo.
Mírate bien:
búscate más allá del perfume barato
de la cara pintada,
del afán de agradar;
encuéntrate detrás de las ojeras,
del ojo hinchado,
de la mirada opaca
envejecida antes de tiempo,
de las palabras que arrancaron a tiras
la piel del corazón.
Una vez que te hallas descubierto
abrázate como si fueras la madre de ti misma,
el amante soñado desde la juventud,
el dios que siempre te ve hermosa.
Y rompe los espejos.
(India)
La muchacha pensaba
que era mejor rendirse a la profundidad de la música
que vaciarse en cada noche.
Irá al cielo luminoso de la melodía dejando la boda muerta.
Una noche dejó la casa
Caminó hacia lo lejano—- hacia el estuario de la melodía
No sabía que el miedo imperaba en la esquina de la calle—-
Las manos invisibles del arrozal le tiraron,
rasgaron su ropa.
Había sofocos.
Le perforaron las risas como las flechas—–
Pensaba que era una pesadilla,
pues corrió hacia el brazo del río.
La ligadura de la melodía quemó su cuerpo
y cuando liberó la canoa,
de repente las lanzas perforaron
su cuerpo desnudo.
Flotó su cadáver violado
dejando un lazo rasgado en su garganta
Hoy viene otra muchacha a su casa
Se oye nuevamente la cadencia de la flauta
Esta muchacha también se despista y deja la casa…
(Traducción desde el bengalí por el propio autor)
(Ecuador)
Cada eslabón es una compostura de fuego.
Han amarrado los pulgares de la subversiva
y la levantan,
los pulgares se estiran y avioletan.
La historia pierde su continuidad
y se convierte en un espejo que reflecta la misma
e inmóvil imagen.
Han desnudado a la subversiva
y han vuelto a colgarla de los pulgares,
sus lamentos y exhalaciones
caen como esas palomas que destruye en huracán.
La imagen se empapa con hiel y aguasangre
porque toda crueldad tiene esos líquidos
tan vibrantes
que no se borran
y se quedan en las pupilas para siempre.
Han flagelado los glúteos de la subversiva
hasta convertirlos en dos implorantes amapolas.
La imagen sale de la habitación
y se va por los tejados hacia las curvas del horizonte
y se desparrama en los ríos y en las siembras
buscando algún corazón que pueda tolerarla.
Arrastran a la subversiva hasta la celda
y la infamia, ave negra, se acurra en un rincón.
(Colombia)
para que el silencio me salve.
Cada día mi nombre
es un eco en el viento,
un aire silbador,
una brisa de esperanzas y olvidos,
una mancha de libertad
sobre la arena.
(Venezuela)
(«India’s Daughter’»)
tizones de mar abierto
cubren de flores de jena
sus cabellos y su cuerpo.
Las tres niñas adornadas
centinelas del ensueño
se acicalan, sueñan, bailan,
quieren sentirse humanas.
Tres niñas, un solo anhelo,
Tilak de la penumbra callada
sueñan bajo la Higuera Sagrada
un destino sin espejos.
La luz del firmamento
lleva ceniza en los dedos.
De pronto incendia el cielo
una caravana de potros
sus patas salvajes
enlodan todo su cuerpo.
La noche en su lomo agrio
suplica y reza.
El potro acelera su paso
ella llora y tiembla.
La estrella inmóvil de pena
tirita y se aleja.
Crines como flechas acechan
su virginidad de perla.
Grita la luna asustada,
mengua su luz en Dwarka,
sus vísceras de nácar
detrás de las puertas hablan.
La noche, la estrella, la luna
esconden su mirada humillada.
Una caravana de potros
se hunde entre sus piernas blancas.
–Noche,
la estrella envejece.
–Luna, llega la mañana.
La caravana de potros huye.
Hay sangre negra en tu cama.
Las niñas soñaban vestidas
y la muerte las desnudaba.
Hilan e hilan dormidas
retazos de cielo blanco
una noche con estrellas
La luna va galopando.
Lleva ella las bridas
va coloreando a su paso
sábanas maltrechas
vivas de potro domado.
Luz de luna creciente
vas cabalgando despacio
otras dos niñas quieren
que las subas al caballo.
Ríen tres niñas desnudas
en sus sueños de alabastro:
La noche, la estrella y la luna
huelen a potro cansado.
Los espejos de la mañana
están cubiertos de vaho…
(Argentina – España)
fueron sistemáticamente violadas
por las fuerzas serbias
en la campaña de limpieza étnica
capitaneada por Slobodan Milosevic.
A ellas.
¿Por qué no vamos
de vacaciones a Bosnia?
Ha sido tu pregunta
de estos años.
Hojeabas la revista Bell’Europa
y andabas por la casa
con un cuadro
del antiguo cementerio judío.
En la foto de la tienda
que reza «Cvjecara»
las flores germinan en la roca
a través de los impactos
de mortero.
Hay orquídeas en venta,
para los amantes
y los muertos, me decías.
¿Por qué no organizar
un viaje a Herzegovina,
este verano?
Estabas triste a destiempo.
Por entonces
eras solo un muchacho
de familia opulenta
que franqueaba el confín
de los Balcanes
por tumbarse en las playas
sin bombas del Egeo.
Pero es fácil ser lírico
con la tragedia ajena.
Pavonearse entre los símbolos
con temas prestados
sin usar las rodillas
como patas de perro
por burlar a los maquis
del Bulevar Selimovica.
¿Por qué no vamos
a Mostar,
aunque sea unos días?
Yo tenía trece años.
El padre de mi amiga
amanecía pegado
a una emisora europea
para oír del asedio,
de su hermano en Markale,
de esa Miss Universo
coronada
en un sótano.
Yo escuchaba The Cult
en la otra sala.
La pureza no duele
cuando el mal no nos toca.
Después de Sarajevo
no es posible mirar una criatura
sin vendarse los ojos.
No volviste a insistir.
La llevarás, ahora, de la mano
al osario de tórtolas
del cuadro.
Y todo está en su sitio,
amor,
no te disculpes.
Yo tendré otras montañas.
(España)
de sus espinas?
Ahora escucho el latido firme de las horas y bajo mi herida,
está el hombre que me amó,
el mar que me dio su mordisco más demente.
Y yo estaba aferrada al golpe de una casa.
Pero decir casa a veces es decir cárcel
o prisión primigenia
o mujer dentro de la piel podrida de una manzana.
Y yo me llamo Eva y me levanto cuando la noche aún aletea
y le doy de mamar a la esperanza y a un hijo que acaba de nacer
de las arañas,
después rasco mis bolsillos y tomo el bus de camino al trabajo.
Allí conozco a otras mujeres que como yo callan,
que ocultan bajo el manto del silencio la cicatriz de su vergüenza.
Entre nosotras hay hilos de plata que mueven el latido de nuestro
corazón.
Somos animales desnudos que giran la cintura de su hambre
sobre la órbita ennegrecida del cielo.
Porque yo rezo y creo en Dios y me arrodillo dentro de la sal
y me golpeo las trenzas como si fuese hija de Hécuba
o prendo el fuego de un tambor
para que alguien más allá de los abismos pueda escuchar mi voz,
este aullido que me come y me atraviesa.
Dicen que debería hablar,
coger a mi hijo,
hacer una maleta de flores y hundirme en el vientre de otro paisaje.
Sin embargo no tengo fuerzas,
porque él me ata a las garras del miedo un día y otro día aún,
mientras la tormenta estalla sobre el plato y se hace añicos el amor.
Es entonces cuando caigo muerta en mitad de la costumbre y su
droga.
Y yo ya no recuerdo nada excepto que he de trabajar,
hacer la comida,
servir pan de hombre en descomposición,
recibir con la obediencia de un cadáver toda la fiebre de su ira.
Aunque tal vez mañana…
Sí,
dicen que mañana bajará un ángel a darme miel de sus propios
labios
y entonces me nacerán unas alas de nieve purísima
y podré enfrentarme a los cuchillos
y romper este silencio de plata que anula mi sexo y mi condición,
el derecho a abandonar este campo de exterminio
para trepar hacia la boca ardiente de los árboles.
Me llamo Eva, sí,
y soy mujer,
niña,
anciana,
rosa pálida enfermando a la luz angustiosa de los días.
Pueden buscarme en el roto de un cristal,
en la penumbra amarilla de un mal sueño,
en esa nube que rompe a llorar y nos sangra dentro del pecho.
(Australia)
que el desamor crece
sobre un nido de arañas
y que el otro busca
anexarte un infierno
cuando alza tu cabellera
a media asta
y grita
y tú blindas los oídos
pues ni siquiera oyes el eco
de remotas querencias.
¿Esperas, acaso,
un milagro?
Caro abrigo la esperanza.
Traducción de Ricardo Díez Sevillano
(EE. UU.)
¡una flor como ninguna otra! Ella haló,
se inclinó para halar con más fuerza
cuando, saliendo fuera de la tierra
en su reluciente y terrible carruaje
Él exigió su pago.
Todo terminó. Nadie la oyó.
¡Nadie! Ella se había desviado de la manada.
(Recuerda: ve derecho a la escuela.
¡Esto es importante, déjate de tonterías!
No contestes a extraños. Mantente
con tus compañeros de juegos.
Mantén tus ojos en el suelo.)
Así de fácil el abismo se
abre. Es así como un pie se hunde en la tierra.
(Traducción de Raúl Jaime Gaviria)
(Guatemala)
aprovecha este tiempo
y olvida a los que ahora
se agitan, beben, aman, fornican.
Ya llegó el sueño, amiga.
Calma tu sangre
y aférrate al momento
en que por fin comienzas un camino.
Sin brazos amantes, sin muletas
recíbelo, no es más que el sueño
y ya es bastante.
(Perú – España)
que dispara en plena frente: nunca calles
el mucho tiempo soportado sin sonrisas
por remar entre lágrimas de negro hervor,
víscera y hueso diluidos por quien ordena
con el tronido de sus dedos desgarrándote
hasta la córnea: nunca calles cada alegría
que te apetezca, cual huella de sueño libre
siempre en oasis para la caricia iluminada.
Me duele que maltraten tu cuerpo mudo:
golpes sin ruido para salpicar anonimatos
bajo el tajo fúnebre o arrojada al abismo
hasta desfallecer: nunca calles crueldad
alguna de aquel que te donó de su costilla
y ahora come tu voz o amartilla o tritura
voluntades: nunca calles ni enmascares
el canceroso trato aunque tu nido sea azul.
No hay bestias inocentes; no hay cicatriz
sin cuchillos filosos; no hay colmada paz
sin forcejeos: nunca calles las agresiones.
¡Solo tu clamor expulsará lo más abyecto!
NO RESIGNACIÓN (Poetas del mundo por la no violencia contra la mujer) Antología de Salamanca © Selección y Pórtico: Alfredo Pérez Alencart © Poemas: Los autores y traductores © Pinturas: Miguel Elías © Corrección de textos: Jacqueline Alencar Polanco Depósito Legal: S. 504-2016 Impreso en Salamanca, en los talleres de Gráficas Lope