La poesía como acto exegético
Una entrevista al poeta Luis Cruz-Villalobos
La presente entrevista se dio en el contexto del Segundo Congreso de la Academia Universalis Poetarum en Tomis, Romanía, llevado a cabo durante el mes de septiembre de 2024. Se publicó originalmente en rumano en la Revista Clepsydra. Fue realizada por Carmen Bulzan (Drobeta-Turnu, Severin, Rumania, 1953), quien es doctora en sociología, poeta, traductora y miembro de la Unión de Escritores Rumanos. Autora de un importante número de libros de poesía, diarios de viaje y ensayos. También es la traductora y editora de varias antologías poéticas en rumano, destacándose además como traductora de obras de Miguel de Unamuno. Ha recibido importantes premios internacionales como poeta y traductora. En 2018 fue nombrada Huésped Distinguida de la ciudad de Salamanca, España.
Por su parte, Luis Cruz-Villalobos (Santiago de Chile, 1976), es poeta y editor, psicoterapeuta y profesor universitario. Doctor en filosofía por la Vrije Universiteit Amsterdam, especializado en psicología clínica, afrontamiento postraumático y hermenéutica aplicada. Es director del diario de crítica cultural Cine y Literatura. Miembro de la Sociedad de Escritores de Chile, con más de sesenta libros publicados de poesía y ensayos académicos. Dentro de sus obras poéticas se destacan: Poesía Teológica / Theological Poetry (2018 / 2020, con prólogo de John D. Caputo); Como Abrazo Exacto y Ven a Mí (2015 y 2017, antologías seleccionadas por Alfredo Pérez Alencart); Con / Cu Cioran (2017, publicación bilingüe español-rumano, traducida por Carmen Bulzan); Teoría de la Infelicidad / Theory of Unhappiness (2018 / 2020); Hombre lleno de flores / Man full of flowers (2020 / 2022); Stańczyk: Poema narrativo de un serio bufón (2022, con traducción al inglés, rumano y polaco); Diccionario Poético de Psiquiatría / The Poetic Dictionary of Psychiatry (2023 / 2024, escrito junto al psiquiatra y poeta español Luis M. Iruela); Melodías Orientales / 东方旋律 / Oriental Melodies (2023, edición en español, inglés y chino, con acuarelas del pintor español Miguel Elías) y la reciente obra de fotopoesía Phos (2024, que incluye traducciones al inglés, alemán y finlandés, y fue realizada junto al fotógrafo alemán Claus Terlinden). Parte de su obra ha sido traducida a más de 10 idiomas y premiada internacionalmente. En 2024 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Academia Tomitana de Rumanía, por su destacada labor literaria y cultural.
Carmen Bulzan (C.B.): Estimado Luis, he traducido cuatro de tus libros de poesía al rumano, te conocí personalmente en Rumania, en el Festival Mundial de Poesía en Craiova y en el Primer Congreso de la Academia Universalis Poetarum en Tomis, en 2023. Continúo leyendo tu amplia colección de libros y quisiera comenzar esta entrevista con algunas preguntas sobre tu vida de poeta.
Luis como poeta
C.B.: Como psicólogo clínico, doctor en filosofía y profesor universitario, ¿qué papel juegan tu formación académica y tu ocupación en la orientación temática como poeta y en el lenguaje que utilizas?
Luis Cruz-Villalobos (L.C.V.): Es un agrado comunicarme contigo, querida Carmen, han sido muchos años en contacto fraterno, poético y editorial. Recuerdo que para mí fue una tremenda alegría que quisieras traducir mi libro Con Cioran, allá por el año 2010, pues era algo muy significativo tener ese poemario en rumano, ya que gran parte de lo allí escrito había surgido de mi contacto con el trabajo literario de tu coterráneo, filósofo y pensador arduo y brillante.
Respondiendo a tu pregunta, podría decirte que la influencia ha sido en ambas direcciones, la poesía ha marcado mi deambular intelectual y profesional, y a la inversa. Me explico: En mi adolescencia la poesía y la curiosidad académica por temas filosóficos y teológicos fue simultanea, las temáticas que abordaba en mis poemas eran variadas, escribía sobre todo, sobre cualquier cosa o experiencia, sin embargo, los temas transcendentes, espirituales y abstractos marcaron mi poesía desde el principio. A su vez, comencé a indagar pensadores y pensadoras que abordan el tema de la poesía y el pensamiento poético, tales como Nietzsche, Zambrano, Gadamer, Heidegger. Pensé la poesía, el acto poético. También sucedió así con la teología, que es otra área en la que me he formado, me apasionó el hablar poético de las Escrituras y también profundicé en la llamada teopoética. Tuve la maravillosa oportunidad de tener contacto con el profesor John D. Caputo, uno de los grandes filósofos de la religión a nivel mundial, y que él escribiera un precioso prólogo para mi libro Poesía Teológica / Theological Poetry (2018 / 2020). Como texto tiene vida propia, de hecho, me informó que lo ha publicado en tres libros distintos. De verdad es un breve tratado sobre la poesía como lenguaje más propio de lo sagrado y transcendente. Es una gran alegría para mí ver ese escrito como pórtico de una de mis colecciones de teopoesía.
Por otro lado, en el ámbito profesional, como psicólogo clínico, la poesía también ha estado presente. He escrito mucho desde mi experiencia como profesor de psicología y como terapeuta, como es el caso de mis libros: Versos Psicopatológicos: poemas de semiología psiquiátrica (2006); Stultiferae Navis: cantos de idiotas, malvados, orates y otros (2019); Diccionario Poético de Psiquiatría / The Poetic Dictionary of Psychiatry (2023 / 2024). Pero también la poesía ha influido temáticamente en mis estudios, pues me he interesado en el uso terapéutico de la poesía. De hecho, ya tengo un manuscrito en proceso de un libro próximo titulado: Poesía y Salud Mental, que espero publicar en 2025.
C.B.: ¿Hasta qué punto es cierto que el sufrimiento causado por la pérdida de un ser querido cambia la escritura? Pienso en Miguel de Unamuno que, a la pérdida de un hijo, dijo esto, que la muerte le dio las ideas más terribles. He conocido (directamente o sólo a través de la lectura) a poetas que han perdido a su hijo y efectivamente que este terrible suceso marcó un “antes” y un “después” en la obra.
L.C.V.: Uniendo tu pregunta con el tema anterior, recuerdo haber escrito en el prólogo de mi libro Tormenta Crisol: salmos desde el dolor ―el cual recoge los poemas escritos durante la enfermedad de mi hijo menor fallecido en 2004… ya 20 años atrás― que lo que más me sirvió para articular de modo significativo el gran sufrimiento de ese tiempo fue la poesía. La filosofía no ayudó, la teología tampoco. De hecho fue un tiempo muy duro en términos reflexivos, lleno de dudas y una insoportable sensación de absurdo ante el dolor del inocente. Sin embargo, el poder cantarlo/contarlo en silencio por medio de poemas, fue muy liberador. Así como cuando lloramos drenamos cortisol (hormona del estrés bastante nociva en altas y mantenidas dosis), por medio de la poesía drenamos sufrimiento, lo dejamos fuera y lo podemos visitar nuevamente al leer el poema y ya no duele tanto, incluso podemos encontrar, sorprendentemente, belleza allí, en esas oscuridades. Así como sucede con las ostras que desde su padecimiento íntimo nos dan las hermosas perlas.
Hay un poema en prosa, recientemente publicado en el libro multilingüe titulado Átta: musical poetry | poesía musical | tónlistarljóð, un trabajo inspirado en el último álbum del grupo islandés de música post-rock Sigur Rós, que aborda este tema del metamorfosear el dolor en belleza:
SKEL
Nos escondimos en la oscuridad, en la seguridad del secreto. Allí no podíamos ser vistos. Nuestras vísceras grises se retorcían por el daño que el mundo había traído a nuestro corazón. Por el peso de la palabra o el gesto, el acto o el evento que habían roto la superficie y se había enquistado en el mundo silencioso del espíritu. Allí, en la extensa lucha con nuestros pliegues íntimos se fue forjando el misterio, el sobrecogedor milagro, hijo del daño, la perla plateada que nos hizo parecernos al sol.
Justo hoy, acabo de compartir un libro con un amigo norteamericano, el Dr. Patrick Kelly, que es un médico admirable que, a pesar de padecer esclerosis múltiple, dedica parte de su tiempo a promover estudios sobre sufrimiento transformador (transformative suffering), por medio de un comité en conexión con el Human Flourishing Program de la Universidad de Harvard, al cual amablemente me invitó. Hemos estado en constante conversaciones sobre el tema y hoy le envié un libro escrito 10 años atrás donde abordo el proceso de crecimiento postraumático en un conjunto de poemas. El contexto poético de este libro es el de un desastre natural. Como chileno he vivido varios megaterremotos (como el 8,8 Richter del 2010) y he sido testigo como zonas extensas de mi país se levantan de las ruinas. La poesía también puede dar testimonio de que es posible sobreponerse e incluso salir fortalecido de eventos terribles. Si Patrick se anima a una traducción al inglés, es posible que este libro sea publicado en versión bilingüe el próximo año.
C.B.: El deseo de mantener viva la conexión con el ser querido que ha partido al cielo acerca aún más al poeta al ámbito celestial. ¿Podría tratarse de un anhelo de preservar un “retorno” a Dios, basado en la creencia de que “NON OMNIS MORIAR”, como expresó el poeta Horacio? Esto me lleva a pensar en Unamuno y su crisis religiosa tras la muerte de su hijo, en las prácticas espiritistas de la Reina Isabel (nuestra primera reina), en la Reina-poeta Carmen Sylva, que tras la muerte de su única hija a los 4 años buscó consuelo en lo trascendental, y en George Coșbuc, nuestro gran poeta nacional, quien también atravesó el dolor profundo de perder a su único hijo.
L.C.V.: Los poetas siempre han escrito y cantado sobre la muerte. Es uno de los temas más frecuentes en la poesía universal, al igual que el amor. Amor y muerte. Vínculo y pérdida. Alegría y tristeza. Son las experiencias y emociones más básicas del ser humano. Como emociones, la alegría y la tristeza, son dos de los patrones prototípicos dicotómicos más básicos de los organismos, que indican estado de satisfacción y necesidad. Como seres humanos nos hace falta un otro significativo para que nuestra vida tenga sentido y peso, para que valga todas las penas. Las pérdidas rompen con esa conexión, la poesía puede ayudar a hacernos cargo de este profundo malestar. La poesía le da palabras al dolor no dicho, hace cantar al sufrimiento y le permiten no morir prematuramente, matando a su huésped, al abrirse y brotar, muchas veces como flor… como un loto en el pantano. Sin embargo, creo que la poesía mística es la que más poder tiene sobre la muerte, la alegría suprema de saberse abrazado por el amor absoluto, el éxtasis del encuentro sublime con el abismo luminoso del ser (aquí junto metáforas de Tillich y Kafka) no tiene comparación. Si nuestro apego y afecto fundamental está puesto en una relación con un mortal, nuestra esperanza y estabilidad vital es frágil, vulnerable y, finalmente, mortal. No sucede así cuando ponemos la esperanza en el principio que sustenta la realidad y la encamina hacia un día bueno, bello, verdadero y uno.
Luis como traductor
C.B.: Se sabe que, al traducir de un idioma a otro, una creación poética se pierde o, por el contrario, se puede enriquecer. Eso depende del traductor. Y puedo dar testimonio de lo que sentí traduciendo tus poemas. Siento que en nuestra lengua materna también están inscritos nuestros pensamientos y sentimientos, es decir, nuestra naturaleza. Me alegro cuando me escribes en rumano, cuando nos contactamos, y esto dice mucho de tu deseo de penetrar en el espíritu de la lengua rumana, hermana de la lengua española desde la misma lengua materna: el latín. Por eso nos entendemos muy bien en el diálogo cotidiano, en las actitudes, en la forma de pensar y sentir. Pero otro tipo de traducción es la que hace cualquier poeta, cuando “traduce” la poesía del mundo a su propio poema. Ya lo habíamos comentado en otras ocasiones. ¿Quieres contárselo a los que te leen ahora, es decir, sobre los lazos entre la realidad, la poesía, el poeta y su poema?
L.C.V.: Es verdad, querida Carmen, el tema de la traducción es uno de los grandes temas que debe afrontar un poeta. La poesía no tiene fronteras, los idiomas sí, y de hecho los crean, como bien lo dijo Wittgenstein: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Históricamente los idiomas han cumplido la función de comunicar entre “iguales” y separar, aislar, dejar fuera a los “barbaros”, a los distintos. Pues la poesía tiene un aporte muy grande en esto, por eso me encantó la invitación a formar parte de la Academia Universalis Poetarum y de la red internacional Poets of the Planet, como también iniciar la publicación de la antología internacional de Poesía sin Fronteras con Germain Droogenbroodt. La poesía puede unirnos como seres humanos, pues nos conecta desde lo más propio que compartimos: la belleza y la miseria, la alegría y la pérdida, el amor y el sufrimiento, lo sublime y lo terrible. Todas esas ambivalencias que nos hacen lo que somos: esta especie mezcla de ángel y demonio, como decía Nicanor Parra. De ahí que es muy importante intentar que la poesía sea traducida a muchos idiomas. Este ha sido uno de mis intereses como editor de poesía internacional y, recientemente, he visto que este anhelo se ha hecho realidad de modo más sólido con la invitación del gran poeta y editor norteamericano Stan Barkan, para que editemos juntos con Hebel Ediciones y su sello Cross-Cultural Communication, desde Nueva York ―que está presente en el escenario mundial de la poesía desde 1974. Esta alianza editorial me ha alegrado mucho y ya tenemos varios frutos, tales como: Poética / Poetics, de Magdalena Biota; Confieso que escribo / I Confess That I Write, de Gustavo Gac-Artigas; The Poetic Dictionary of Psychiatry [with Spanish original version], de Luis M. Iruela y mío; Tobacco Shop: Trilingual Version, de Fernando Pessoa.
Luis como editor
C.B.: Mirando los libros que publicas (y también varios poetas de Rumanía a los que has editado e impreso libros han observado), se ve que prestas una atención especial al libro desde el punto de vista estético. Me refiero a la puesta en valor de la palabra poética a través de otras formas de arte: la imagen (fotografía, bellas artes), la música. También yo edito libros y sé lo que significa el diálogo de las artes, pero parece que hay una preocupación constante por que le agregues la imagen a la palabra poética. Conozco tus preocupaciones por el dibujo, la gráfica, la pintura, la fotografía, la música, pero apelas no sólo a tu propia creación, sino también a la de otros creadores de belleza. ¿Es solo un deseo de amplificar el mensaje que transmite la palabra poética o también es algo más?
L.C.V.: Tu pregunta la respondería continuando mi respuesta de la anterior. Pues creo que estamos hablando de lo mismo. Para mí, la poesía como “traducción”, me parece un tema muy significativo y amplio. En mi experiencia como poeta, he llegado a comprender el acto poético como una labor de exégesis vital. El poeta es una especie de hermeneuta, un interpretador del texto de la realidad, alguien que recibe por sus sentidos y/o su razón (poética, como diría Zambrano y Maillard) los estímulos de la realidad circundante y de la intimidad oculta, para tornarlos palabra, canto silencioso que puede leerse o declamarse, incluso cantarse. Pero especialmente escribirse, quedar sobre la piedra, sobre el papel, sobre los sistemas binarios dispersos sobre el planeta, para que no se olvide o, al menos, tarde un poco más ese proceso mortal.
Esta labor exegética de parte del poeta para mí ha sido algo permanente y desde fuentes muy variadas. En mi caso, la poesía cuando apareció en mi vida como a los 14 años ha manado asiduamente, sin parar, pues casi en cualquier momento puedo escribir un poema, de lo que sea, no importa el tema o la circunstancia, no importa el estado de ánimo o lo que esté pensando, cualquier cosa puede transformarse en un poema. De ahí que, dado que soy un amante de la filosofía, las artes visuales, como pintura y fotografía, la música (en especial el barroco, la trova latinoamericana y estilos minimalistas variados), todo eso ha terminado transformándose en un gran cúmulo de libros de poesía al pasar por mí, como una especie de filtro. Entra por un lado una fotografía, un texto filosófico, una melodía… y sale por el otro un poema, donde de alguna forma queda des-cubierta la esencia de lo que para mí allí acontece o de lo que en mí sucede al encontrarme con esa expresión sensorial.
He escrito varios de libros desde trabajos fotográficos admirados, el más reciente fue con un amigo alemán que vive en Finlandia, desde 60 de sus hermosas fotografías surgió el libro Phos: Fotopoesía / Photopoetry / Fotopoesie / Valokuvarunoutta, un libro de fotopoesía multilingüe, originalmente en español y traducido al inglés, alemán y finlandés. También destacaría un libro de fotopoesía escrito desde imágines tomadas por el gran fotógrafo chileno Sergio Larraín Echeñique, titulado Por qué me has abandonado (2016), donde escribí salmos, cuyos hablantes líricos eran niños que vivían en las calles de Santiago de Chile en los años 50, y que el fotógrafo retrató de modo sobrecogedor. También he realizado varios trabajos de lo que he llamado pictopoesía, es decir escribir series de poemas desde trabajos pictóricos. Uno de ellos es el libro donde poetizo una serie de detalles de un cuadro del pintor Vasili Kandinski, de tal modo que se forjó una obra dónde la imagen y el poema forman parte de un solo acontecer que, además, va en evolución en el libro, este trabajo se titula Kandinski 30: pictopoesía (2013). Lo más reciente en esta línea es mi próximo libro Poemas Europeos, que contiene dos capítulos de pictopoesía, pero que no lleva las imágenes respectivas sino solo los poemas resultantes de mi visita al Museo El Prado en Madrid y al Museo Van Gogh en Amsterdam.
La experiencia con la música también ha sido muy fructífera en términos poéticos, pues he escrito muchos libros casi en su totalidad inspirados en obras musicales. En varios casos son obras completas o álbumes, tanto de artistas de música docta, como Bach o Satie y, contemporáneos, como Max Richter o Yann Tiersen, como de música de variados estilos incluyendo desde el Fado portugués hasta la música electrónica de Massive Atack o Moby. Me resulta muy grato entrar en la obra musical y salir de ella con un conjunto de poemas, en ocasiones un libro completo escrito desde lo que las creaciones sonoras evocan en mí.
Animo a todo poeta a que intente este tipo de ejercicios, el de metamorfosear una obra de arte o del pensamiento en poema. Digo del pensamiento, porque también esta ha sido una práctica frecuente en mi obra poética, realizar una exégesis poética de textos que me han resultado significativos, ejemplos de esto son trabajos desde párrafos de las Escrituras como desde escritos filosóficos. Un libro que recoge bastante de esto es Entre Hermes y la Reina de los Cuervos (2022), donde he realizado una labor de hermenéutica poética a textos, tanto filosóficos como poéticos y narrativos, de autores como Nietzsche, Derrida, Althusser, Heidegger, Ricoeur, Bukowski, Eliot, Maillard, Herbert, entre otros.
C.B.: Las portadas que haces dicen mucho. Hablan de una visión, no sólo de una erudición, utilizando la imagen de cuadros famosos, anónimos o fotografías. ¿Nos puedes poner un ejemplo con algunos de tus libros?
L.C.V.: La verdad que el diseño de portadas, que normalmente los editores delegan a diseñadores profesionales, a mí me apasiona. No tengo formación como diseñador, pero el hecho de tener un cerebro distinto, neurodivergente, producto de mis variadas dificultades de aprendizaje (dislexia, discalculia, disgrafia y algunos rasgos de déficit atencional) tengo muy desarrollado el hemisferio derecho con sus respectivas habilidades de percepción visual, capacidad de síntesis y creatividad, que son casi mis únicas capacidades especiales, en lo demás estoy muy por debajo de la media. Y esto lo digo como neurodivergente recién salido del closet, pues creí por mucho tiempo que mis capacidades cognitivas, especialmente de lenguaje y cálculo indicaban que mi funcionamiento era deficiente, pero ahora sé que simplemente soy distinto. Lo bueno es que lo usé a mi favor. De ahí que en las labores de diseño, collage y edición de libros me resultan experiencias muy fluidas e intuitivas. Cuando elijo o diseño una portada, no pienso mucho, aparecen las imágenes de modo muy espontáneo, no me toma mucho tiempo tampoco, aparece en mi mente y pruebo una y en ocasiones dos y ya está. Luego la cotejo con la opinión del autor o la autora, pues es muy importante que esté conforme, que la imagen cante a sus ojos algo coherente con el contenido de su libro.
A propósito de lo que acabo de mencionar, te puedo decir que la poesía también ha cumplido una función de cuidado en mi vida. Me ha dado un quehacer en el que me he sentido en paz y con sentido, como lo dirían los japoneses, ha sido mi ikigai (pasión, aporte, habilidad y sustento), tanto como escritor de poemas como editor de poesía de poetas, a esta altura, ya de los cinco continentes. Por lo cual estoy muy agradecido.
C.B.: Concluiría señalando lo valioso que es encontrar a una persona que destaca no solo por sentir profundamente la poesía del mundo, sino también por saber transmitirla. En tiempos donde la edición e impresión de libros se ha vuelto un negocio, es poco común hallar un editor que también sea poeta, con una genuina pasión por el arte y la cultura, y que realice su labor impulsado por vocación. Te deseo que mantengas viva la esencia del libro, que inspires y multipliques a los lectores de poesía, y que muestres al mundo que todavía queda algo de la humanidad digno de ser salvado.
L.C.V.: Te agradezco enormemente esta oportunidad de expresar mi sentir y pensar sobre estos temas tan significativos para mí. Agradezco también tu amistad verdadera, a pesar de la distancia. Espero que nos veamos pronto, ya sea acá en Casazul o en tus hermosas tierras rumanas.
Septiembre de 2024
Bucarest, Rumania – Curicó, Chile