Metaforología celebra 20 años de poesía de la autora ecuatoriana Ivonne Gordon con una compilación de su obra que abarca poemas escritos desde 1997 hasta nuestros días.

 

 

DE COLIBRÍES EN EL EXILIO (1997)

 

Me dijiste que me fronterizara

qué es fronterizarse

qué es fronterizarme acaso

es echarse un café con donas

en doña estela

hablar de punkismo, de la decontrucción de la frontera

vestirte requete antisistema

o cargar cubos de agua en la espalda

por la escasez

dormir bajo las estrellas rodeado de cartón

con las ratas merodeando cada esquina

qué es fronterizarse manito porque

no entiendo la alusión

de torear a los de cien por hora

con la capa de la vida

de cruzar y evitar a los rateros que te acosan

de dejar tus hijos con tu mamá para que te los cuide

mientras tu cuidas a los extraños

qué es fronterizarse

las setecientas maquiladoras que echan su mierda tóxica

para que los terceristas

se intoxiquen

hablar de pactos bilaterales

para que los niños sin esperanza

beban el agua que carcome sus tripas

o hablar de ecosistemas

porque los que están jodidos

no entienden el término

manito

qué es fronterizarse.

 

 

La vida y la clara del huevo se baten

en el camino de tu cuerpo

donde acaba el susurro del día, la duda, y el ir y venir

de la oficina

donde acaba el cansancio y el tedio

de la alcancía

donde empieza las ganas de vivir

en tu pecho en medio de los vellos de un dulce vegetal

tu sexo oscuro y fuerte

como cruz que marca el camino

de explorar

y que marca

el centro del mundo

tu sexo como sal negra

y olivos del tiempo

perverso en la lucha

de girar el cielo

de embrujar el vahído

y de entrar a los crisoles de la vida y la muerte

tu sexo

besaré

hasta que tenso

dirija la fuente del misterio.

 

 

La naranja todavía es ajena

recorro y vuelvo a calles que conozco

con sabor a naranja agria

de tapiales compartidos

y naranjas robadas de vecinos

vuelvo

retorno

al país

de naranja ajena

donde no se pela todavía

y saboreo el ácido del exilio

errante en la lengua

y vuelvo

y retorno

porque no se pela todavía

porque tu piel es cáscara del cielo

donde sembré mi corazón en tu polvo

y traigo un pedazo sin raíz

corazón en el norte

donde sangra por volver

a la trinchera de las pesadillas

y vuelvo

y retorno

a este camino

vuelvo al domicilio pavimento de mi infancia

en las preguntas que ya saben

me fui

y ustedes se quedaron

vuelvo arrugada de recuerdos

y mi ventana será de otra

y la guardilla con asombro de sueño y vigilia

será de otro

donde la lluvia será de otra

y vuelvo a las calles y me pierdo

vuelvo a los nombres que recuerdo

al cielo ojos de abrazo

donde la naranja

todavía es ajena.

 

 

La maleta estuvo repleta

de escorpiones de vasijas de barro y tierra

de tostado de habas de pailas de bronce calientes

con dulce de leche y membrillo

reventándose con culebras venenosas.

Nuestro destino fue alejarnos de los olores

a maqueño y a tomate de árbol

maduros en los techos de los labios.

Nuestro destino como el de mi padre

con un par de chelines en el bolsillo agujereado por la estrella

que dijo adiós a su padre con la idea de desprenderse

de las caracolas con raíces de abismos de ternura

sin tiempo para llevar la muñeca negra

que tantas veces su brazo fue cosido por el hilo del tiempo

sin tiempo para llevar las medias

que me puse el último día de colegio

sin tiempo de llevar los árboles que me trepaba

en medio de una colmena de abejas que zumbaban en la sien

sin tiempo de llevar el calor que salía de la olla del canguil

sin tiempo de llevar los brincos en el patio

sin tiempo de llevar

el álbum de familia bordado en punto de cruz

destinado a la separación

destinado a las aguas de cedrón

empapadas con lágrimas en nuestro pecho

salimos con las cenizas ardientes de un destino no escogido

llegamos sin darnos cuenta

nos detuvieron unos hombres con ojos de peces y acento

de hormigas en una rama

you must declare all the dirt that you are bringing

you could be fined

you cannot bring food to this country

you will be fined

declaramos indefensas nuestras vasijas de tostado

sacamos toda nuestra ropa interior temblorosa

sentimos lo que es pisar tierra ajena

inspeccionaron todo y a las culebras no las tomaron en cuenta.

Desde ese día en adelante

nos dimos cuenta del destino de la frontera

de hacer el amor a las fotografías amarilladas

por la distancia de la tierra.

Abrimos la maleta

y desde ese día en adelante

nos dedicamos a sembrar

colibríes en el exilio.

 

 

La distancia y las sombras

se esconden en la enredaderas

de los zapatos de la memoria

del diente de leche debajo de la almohada

de risas debajo de la escalera

tiemblas te estremeces te quedas quieta

tiras el naipe a ver qué carta cae

y subes por la escalera estrecha y el pasamano

no lo reconoces

a la vuelta de la esquina.

 

 

La astilla se mete

en el dedo meñique

por las calles llenas de nubes de olor

a la locura de los pies descalzos

a la fritada recosida en manteca

a las hojas de maíz ahumadas

con el pelo del silencio

y quieres volver

otra vez

y vuelves

y cada vez que lo haces

esas calles huelen a orines del recuerdo

a tripa mishki de alguien que estuvo allí

y dejó su huella en la esquina rociada

en el pavimento en el agua

que gotea

y los olores que se confunden con el humo diesel

y te metes aunque sea

a empujones

y encuentras que la astilla

se ha encaramado.

 

 

El sabor a las cáscaras del viento

el comedor abandonado a la caoba y a la lluvia

duran con el olor colgando de la guanábana.

Retrocedo a la raíz de mi lengua

que suena como un caracol en el borde

de las sillas abandonadas a la hora del almuerzo

del árbol de olores de la cocina

del vapor del sancocho

que se impregna en las sombras

del comedor de recuerdos recostados

en una puerta que ya no existe

en el borde de la ausencia como sábana extendida

sobre los muebles de caoba

recogiendo polvo en cada movimiento del viento.

Entra la lluvia en la pared

de la casa en la Borja que gira en torno

al movimiento de hojas en trenzas

de la vieja pared en el patio raída

por manchas negras de la humedad

y me paso buscando alcanfores en las enredaderas hundidas

en un comedor abandonado

al silencio de la caoba.

 

 

DE MANZANILLA DEL INSOMNIO (2002)

 

Llegó el día de alzar

la respiración caliente

que sale poco a poco.

Llegó el día de descubrir el movimiento

de la cintura en las plazas

de cortar limones y lanzar gritos en las carreteras.

Llegó el día de descubrir el tiempo

de quitarnos la mirada

de nacer con la cabeza en su sitio.

Llegó el día de perder el futuro y el pasado

en las paredes que cierran

la respiración de las ventanas.

Llegamos con la piel que nos desata

limpiamos el polvo y las pelusas

lentamente

limpiamos el polvo que queda

adentro fibras claras

el paisaje es hueco y amplio

A través de la ventana

olemos el tiempo sin arena

y los ojos se vuelven hacia ti

y otra vez

caemos en la complicidad del silencio.

 

 

Comienzo a salir de mí misma

 

I

 

me retuerzo

me escurro

por el cilindro de cera.

la duda relincha

y comienzo a escuchar a mi abuela

rezar el rosario.

Cada día camino hacia los aromas

canturreando ilusiones de travesuras en un columpio

cada día borro el día

como arcilla de barro abrazada al aire del destino.

Me hundo sin reflexión

me hundo sin pasado

me hundo.

Simplemente me hundo.

Me hundo más allá de la luz

y en el Kol Nidrei.

Antes del gran ayuno

la abuela reza el rosario

no come carne, ni huesos, ni silencio

solo mastica cada mullo del rosario.

Vibra sonora

piedras pulsantes

ondas humildes

y mi abuela reza el rosario.

 

II

 

Nos separa la palabra y el mundo

y el mundo y la palabra

el final del rosario está en la cola

de la serpiente encabalada.

Mientras escucho el Kadish

mi abuela reza el rosario.

Cada día camino hacia los aromas

de lo que soy

entre latidos y lapsos de silencio.

Me hundo más allá de la luz y en el Kol Nidrei.

Me hundo más allá

antes del gran ayuno

mi abuela reza el rosario

somos lo que pensamos

y la palabra crea el mundo

y nos enredamos en la punta de la cola.

 

 

No sé si es apropiado

hablar del silencio de la piedra

y sentarse a escuchar el movimiento del mar

que nos acaricia en las murallas.

Hablar de secretos

que están presentes en la mesa

los días viernes

al atardecer.

Hablar de un plato que nos gusta y se repite

o empezar a tomar aguas de tilo

perdidas en las pirámides de Chamasquí.

No sé si es apropiado dedicarse a la botánica

o subsanar la enfermedad de fin de siglo

o correr con el cuerpo orgiástico toda la noche

y tomar agua de manzanilla para calmar

el silencio que despierta la lluvia.

Tanta incertidumbre para nomás acabar el siglo,

definir el almuerzo con cebollas y culantro,

entrar a hornear el chancho y hacer la chicha del encanto.

¿Y los demás placeres de la mesa?

el mantel blanco, la vela y el vino

van variando de acuerdo al costado.

Todos los días de la mañana dormitan en el meñique,

todos los días terminan en viernes.

Todos los días agradecemos

y terminamos en la caída del sol.

Cuánta mesa puesta,

flores y silencio sorbido.

Hay una vela, y el Shabbat empieza.

Hablar de los meses sagrados

que se escurren entre las cuencas de mis ojos.

He dormido casi cerca del veintiuno

con la cabeza puesta

en la cobija de lana con tigres de viajero.

He dormido aferrada a unos que me miran desde lejos

y ahora en medio de la luna

siento que soy lo que soy

y queriendo ser lo que soy

siento el apoyo en la morada

y desciendo de la cábala

ante las puertas de casas marcadas por el tiempo

y nadie responde.

 

 

 

DE BARRO BLASFEMO (2010)

 

CON CAUTELA

 

Con cautela

se mete dentro de sí misma

y busca

calladamente el sonido del corazón.

En el camino lleno de raíces

mastica semillas de girasol.

Se da la vuelta

dentro de su piel

y encuentra el brazo.

Con sosiego

se arrodilla

como si estuviera en medio de la niebla

extiende la pierna de atrás

dobla la rodilla de adelante

y sin pensarlo más

se vuelve paloma.

 

 

EXTIENDE

 

Extiende las manos

sobre el cuerpo de la otra,

saldrá de tus manos

la luz de las estrellas,

que todo redime.

Con las manos

te hospedas en el fuego

y en la palabra.

Has conseguido unir

las dos fuerzas

en un matrimonio

frente al espejo.

Has unido al azar

las fuerzas que se pelean:

la ternura y la abnegación

se dan la mano,

el deseo

un pálpito inconsciente.

 

 

EN LAS PROFUNDIDADES

 

En las profundidades

hacen un pacto,

le entrega un saco lleno de palomas

a cambio de una vida llena de impresiones.

Le agradece las arrugas

la carne abierta

la piel de mujer que lleva encima.

Ve por atrás

y se da la vuelta entera.

Entra en el mundo de la cobra que se retuerce

y se recupera poco a poco

al levantar el pecho,

y con la respiración

siente

que era su propia adivina.

 

 

LA POSE DE LOTO

 

La pose de loto

te entrega en el desayuno

el mundo que palpita.

Así te sientes al cepillarte los dientes,

porque cepillarse es un acto delicado.

Como decir lluvia,

llueve

llueve incesantemente,

te cepillas con pasta de dientes que promete blanquear

las manchas del café

te cepillas con una espuma blanca.

Mientras ves en el espejo un río lleno de peces.

Ha llegado el momento de recapacitar

como decir vagar

vaga

vagas incesantemente,

porque no eres el abrigo de lana que cuelga en el ropero,

ni eres las zapatillas de ballet escondidas en una esquina,

ni eres el viaje de un bisonte lleno de espanto.

Eres una miga de pan

atrapada en una muela.

Eres el ruido de la lluvia,

que cae a media noche.

Eres el agua que borbotea

en la fuente a la entrada de la casa.

Eres como decir lluvia

llueve.

 

 

UN OJO DE AGUA

 

Se sienta a la mesa y pela un mango.

Su olor penetra las grietas del mundo,

su jugo chorrea por los dedos,

y se lo come como si fuera la última vez

que come un mango

en un país no tropical.

Sólo para engañarse, otra vez:

el pájaro con su pecho amarillo

que no se acuerda su nombre,

pía.

Y se distrae

de descubrir si la noche es un lugar

o un espacio equívoco

donde vaga con mitos griegos,

donde no es quien es

sino otra cosa,

y por eso decide

regalar a los dioses

la fecundidad de la tierra

en un ojo de agua.

 

 

LLEVA OTRO TIEMPO DENTRO

 

Lleva otro tiempo dentro

donde quiere vivir a toda costa.

Lleva granos de arena en su vientre

lleva girasoles en su cuerpo.

Lleva otro tiempo dentro

porque la duda está llena de polvo

sobre la rodilla derecha.

Lleva otro tiempo dentro

dentro de la presencia en las ojeras

en el cansancio, en el muslo,

mientras en la calle otra parecida pasa

y le saluda con olor a flores,

y se da cuenta que también es ella.

Lleva otro tiempo dentro,

donde empieza a morir

como cualquier otro día,

porque se reconoce y le da vergüenza.

Lleva otro tiempo dentro

dentro del sabor de los espejos en la lengua.

Lleva otro tiempo cualquiera

en el sabor de la cuchara sopera de palo

en el l ají picante en la punta de los labios,

para no sentir el miedo que provoca el silencio

o el frío de las baldosas

o el viento que entra por las rendijas.

Lleva otro tiempo dentro,

dentro de la noche,

que habla como testigo con el silencio.

Los granos de arena caen,

mientras lleva otro tiempo

sin saber si ya es hora

de seguir al otro lado del espejo

o dejar que la cola pez dorado

penetre su vientre.

 

 

 

DE MEDITAR DE SIRENAS (2014)

 

 

ÉXTASIS

 

Eres un éxtasis al revés.

Guardo en mis labios transeúntes,

las huellas de tus pasos.

Guardo todo lo que no tiene semblante

y todo lo que tiene rastro.

Guardo el café caliente al lado de la cama,

como amuleto sonámbulo. Las tostadas

con mantequilla como silueta de la estancia.

Guardo cada encuentro en la resaca, guardo,

siempre guardo el presagio áurico de nuestro tiempo.

 

 

OJOS

 

Me miré con otros ojos, me vi pasar

envolver el viento en un botón.

Me vi pasar con un saco de lona

vacío de rastros y huellas.

Las marcas de las yemas

se habían borrado. Y me ví pasar.

Un cuerpo, un rumor, un silencio.

Me vi rodeada de albores silentes

de ágata cristalizada en un tronco

felino. Acaricié el amor como archipiélago

de piel. Me desvanecí en el vértigo del espejo.

El olor a canela, clavo de olor, y cáscara de naranja

hizo de la tarde felina un puente de espera.

 

 

EL ESCARABAJO

 

Beso el escarabajo del tiempo. Se disuelve

en humo, en algo que percibo dentro de mí,

en algo sin nombre, desvanecido

incorpóreo, lleno de espejos sin sílabas.

Trato de reconstruir la sensación de los sentidos

despiertos, esculpidos de tacto, de vida, amordazados

de instante. El recuerdo de la vigilia, se mantiene

despierto, alerta al camino pisado en la noche.

Despierto en las manos del sofá, invisible

para volvernos manos en pleno vuelo.

El recuerdo se esconde en el humo del delirio,

como mariposa quiere volar a los signos

de las arcas. Espero suspendida en el vuelo

de la llama incansable de la piedra.

 

 

EL AZAR

 

El azar cuelga de un clavo en la puerta.

El viento es la sensación más oblicua

en un cuarto de ventanas cerradas.

El amor es horas sin sombra, párpados

de día, botones a la luz de una piedra.

Relojes sin manecillas, horas que no avanzan,

un clavo detrás de una puerta sin ventanas.

Es la pretina de un mirar sin ojos,

es incendiarse en el reflejo. Es un dobladillo

noble, de rumores inciertos. Son hilos

de diversos colores cosiendo instantes.

El amor es el ojal de la luna. El territorio

donde la luna entra a beber el agua

en un instante.

 

 

EL REZO

Busco la memoria en la luna.

El humo del tabaco atrae

el hechizo de un rezo,

El rezo se desvanece.

Y la luna sella el amor.

 

 

 

DE DIOSAS PRESTADAS (Inédito)

 

ALLÍ

 

El pájaro sabe que su trino

es la adivinanza de los presagios.

Es una rama llena de sabia

siente el latido de la sangre,

que se vuelve humo y horizonte a la vez.

Allí frente a la flor de sabia,

la hierba se menea sugerente frente al viento.

Allí su cuerpo se contornea

por el movimiento de la serpiente,

allí se siente hembra

porque la tierra jadea y gime.

 

 

EL PARAÍSO

 

El paraíso consta de raíces

que se enroscan en los corales del pecho.

El paraíso huele a menta y sabe a molusco.

El mar arroja a la cantera sagrada.

El paraíso yace en las plantas de los pies.

No hay adanes, ni evas, ni culebras, ni manzanas.

Los dioses andan al acecho.

El paraíso existe. No hay duda.

Ahora, sólo resta esquivar a los dioses,

y no aceptar costillas ajenas.

 

 

Ivonne Gordon (Quito, Ecuador). Obtuvo su Doctorado en Filosofía y Letras con especialización en poesía latinoamericana y teoría literaria. Desde 1991 es Profesora Titular de literatura latinoamericana en la U. de Redlands en California, EEUU. Su investigación se centra en el trabajo poético de Gabriela Mistral y de poetas latinoamericanos. Ha sido incluida en numerosas antologías de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. Ha participado ampliamente en diversos Festivales Internacionales de poesía en  diferentes partes del mundo. Ha sido traducida al inglés, belga y polaco. Ha publicado: Danza inoportuna, Colección 2alas (2016); Meditar de sirenas (2014); Barro blasfemo (2010); Manzanilla del insomnio (2002); Colibríes en el exilio (1997);  Nuestrario (1987). Ha sido galardonada por el Premio Nacional en poesía, Jorge Carrera Andrade; Finalista del Premio internacional, Francisco de Aldana y finalista del Premio Extraordinario, Casa de las Américas.

 

 

Los poemas de Ivonne Gordon son de un cuerpo encendido por  desplazamientos vitales, jornadas audaces, alforjas imprescindibles. Ivonne es otra poeta ecuatoriana que se marchó a buscar fuego más allá del equinoccio y en esa búsqueda se encontró con las dagas del exilio, allí se negó a sucumbir a sus filos (desolación, angustia, desesperanza, extravío). Ella tomó la palabra, esas riendas de viento que posee, para defenderse, para procrear su propia historia, parirse de nuevo como diría García Márquez. Existe en su creación poética una voz de andanzas pero también de anclas, una voz de retornos pero también de olvidos. Voces que han sabido caminar esta otra morada y han logrado conquistarla y en esa conquista, conquistarse así mismo. Hondos, punzantes, apasionados son los poemas de Ivonne Gordon, qué lujo ha sido recibir cuatro libros de su autoría, los que guardan y atizan más de veinte años de poesía, y poder armar desde ellos, para ustedes, esta compilación que  nos deja adivinar el aleteo de sus alas, el flujo de su mirada; porque el poeta es lo que anda, y es poco lo que inventa es más lo que confiesa desde la palabra. Te abrazo Ivonne, hermana de esta tierra y de la otra. Gracias por dejarme una maleta repleta de colibríes.

 

Arte en la postal: Hummingbird Girl por Rick and Brenda Beerhorst.