POEMAS DE ALEX LIMA

Selección del libro Híbrida Cíclica, El Ángel Editor, 2017


 

Entonces supo él que siempre había sido

un pocoautor de todos sus poemas.

~ Jorge Enrique Adoum

Pero quise rescatar en una noche

thalassa oh thalassa

toda una vida perdida. 

~ Rodolfo Hinostroza

 

I. EROS

 

Erato

 

Escribes tanto de amor pero no sabes amar

allí radica precisamente la contradicción del oficio

la poesía como anticipo al olvido,

como denuncia ante las promesas no cumplidas,

como adelanto a la mejor versión de uno mismo.

Si estuviera conforme con esta dimensión de la realidad

me dedicaría a redactar crónicas citadinas,

a catalogar las aves exóticas de la costa atlántica,

o a seguir con ahínco las fluctuaciones de la bolsa.

 

El secreto radica en las transiciones

como en el jazz, cuando el contrabajista le cede

el paso al trompeta, sosteniendo la misma nota

sin dejar grietas de silencio

y de esa improvisación nace el aplauso

transición fluida a otra esfera, a otro entorno.

 

Ahora que me gustan más las valencianas

que las magdalenas del sexo convexo

entiendo que el café se debe tomar siempre acompañado

así como entiendo que el amor,

en cualquier forma o estado, tiene esa capacidad.

 

 

Lisi

 

No quiso Lisi que la viera sentada junto al muro

que separa al mar del firmamento:

No quiso que la contemplara tumbada

como Tláloc sobre la toba volcánica

deseosa de alcanzar los trece cielos.

 

No quiso Lisi que la viera sigilosa

deambulando por los filos de la acera cana,

allí, donde cada atardecer ondula el encaje de su falda

ya ventarrón trasnochado de la transparencia,

ya transparencia rosicler de tul poliéster.

 

No esperaba Lisi que la reconociera

entre los rizos donde alguna vez naufragó

el bajel de la mirada, fetiche capilar medio teñido

de marrón L’Oréal con finas hebras argentosas.

 

No quiso Lisi que la viera escapando de su chulo

antes de que la convirtiera en árbol deshojado

antes de que el colibrí, creador del cielo y de la tierra,

le succionara la última gota dulce de ambrosía.

 

No quiso Lisi que la viera en la portada del periódico

protagonista de una crónica reimpresa en la reproducción

mecánica de los atardeceres, nunca se llegó a saber

de dónde provenía, sólo que hacía patria con su cuerpo

y mendigaba amor por las esquinas.

 

 

Mama Cocha

 

De todos los cuerpos en el mundo

el tuyo es el que más deseo

en la resequedad de este amanecer secular

mi cuerpo ciruela-pasa precisa

de los manantiales escondidos en las

cavernas de tu viejo continente,

de tu soplo menguante en las fisuras

de aquellas grietas de donde resurjo

inútil e inédito a la vez,

y entonces también preciso de tus coordenadas

para reubicarme en aquel lugar

que ya no aparece en ningún mapa;

de todos los cuerpos en el mundo

el tuyo es el que más anhelo

por las imperfecciones de mi ser

por esta acolchada piel que me mantiene

a flote en desniveles.

 

 

Mnemosina

 

No

extrañarte

sería como obviar

el cantar matutino de los gallos

como pasar por alto la llegada del otoño

como evitar el susurro del viento

y el olor a petrichor

en las tardes contiguas al verano

como obligarse a creer que no existe

algo más allá del deseo

como difuminar tu perfil

en la proyección difusa de recuerdos

irresueltos

en el abrazo

en el dolor

en la ansiedad de las formas.

 

 

Xochiquétzal

 

Nuestro amor es tan secreto

que ni siquiera te sueño

en las cavilaciones de los lugares comunes

se entreabre una puerta blanca

y tras ella una luz deslumbrante

en la fase REM del sueño:

Una silueta aflora y se vuelve amapola

multiplicándose hasta rellenar cada rincón

de este sueño paradójico

entonces me dejo guiar

por la fragancia de tu ausencia

y desemboco en aguas tropicales

donde unos delfines rosados se zambullen

deleitosamente

adaptación selectiva del simulacro que fuimos

en la fase liminal entre la vigilia y aquel

instante

en que la ciudad dejó de ser palabra

para volver a ser una mera cifra exorbitante.

 

 

Alexandra

 

And you who had the honor of her evening,

And by the honor had your own restored.

~ Leonard Cohen

 

El exceso

le resta hermosura al detalle,

la instantánea de su pálido perfil

es evidencia

de que somos parte del universo

estampados

en las constelaciones septentrionales

al norte del ecuador celeste

mientras tanto

una nebulosa desciende

sobre su hombro desnudo y se desliza

por la fluidez de un brazo cruzado

sobre la frente

la protuberancia de mi hemisferio

encaja perfectamente

en la curvatura de su espalda

y mi mirada anuncia la trayectoria

de una estrella joven

que se desploma en la moldura blanca

de una pared

de esta constelación de cartón-piedra.

 

 

Santa Bárbara-Shangó

 

Que el arquetipo de Úrsula

siente un precedente, no conozco otro tipo

de mujer que las mujeres fuertes:

Todas a mi alrededor

poseen una fuerza interna indescriptible

imposible de recrear en cuatro versos

quintaesencia relegada a un segundo plano

por estrategias de marketing y expectativas

nunca satisfechas en la repetición de los

ciclos reproductivos.

Todas las mujeres de mi entorno son

de armas tomar —es quizás por eso que las

colonias inglesas prosperaron—

mientras los mancebos de torsos desnudos

salían a talar árboles y a beberse todo el ron

que sobró de la época que jugaban a ser piratas.

 

 

Meztli

 

No molestaré más a la noche

no la estorbaré con preguntas nimias como ¿todo bien?

¿qué tal el finde? o ¿cómo te fue en aquel viaje?

no perturbaré tu aparente calma con mis sueños sigilosos

que transcurren en cafés de avenidas silenciosas,

sin viandantes ni tranvías, sin medialunas crujientes

recién salidas de un nuevo

atardecer entreverado con las hojas que sobraron

del último otoño;

prometo

no interrumpir a las luciérnagas pasmadas

ante el descenso de una estrella

fugaz que se desploma sobre el arco de una ceja

parpadeante;

prometo

no repetir el mismo error la próxima vez

cuando ya hayamos olvidado también

la respuesta que teníamos preparada para aquella

pregunta que estaba de más.

 

 

Ixchel

 

Tengo que madrugar para verte un instante

así como en las culturas ancestrales se

creía que el sol se encontraba brevemente

con la luna en el roce de cada amanecer

—el momento en el que todo cambia—

algo así como cuando mencionas mi nombre.

 

Así estaré yo en mi cambio de engranaje

revelando mi dualidad vulnerable

a veces fuego, a veces piedra estupefacta,

como aquel sol que intentó darle un beso

en la mejilla y se quedó plantado

con cara de emoji besucón.

 

 

Lakshmi

 

Tus manos

saben dónde ir, saben cómo estar,

eso me decías antes de la crisis,

antes de que los tipos de interés traspasaran

la barrera de los besos

antes de que el euríbor condicionara

el efecto que tenían las caricias;

cuando el mapeo de tu cuerpo era requisito

indispensable del amor inédito,

mis yemas te reconocían pixel por pixel,

zooming in & zooming out, rastreo digital

de un lienzo hallado en una colección privada.

 

Tus manos

saben dónde ir, saben cómo estar,

eso me decías cuando las palabras sobraban

cuando habíamos configurado un lenguaje propio

y no hacía falta ser políglota de los amaneceres

ni traductor de las cosas jamás dichas;

cuando no hacía falta encontrar el momento

adecuado para amarnos,

éramos simplemente discronías de

mundos disímiles que coincidían tangencialmente

en cualquier cambio de rasante, como cuando

la aglutinante posmodernidad le dio cabida a la mentira.

 

Tus manos

saben dónde ir, saben cómo estar,

eso me decías antes de la debacle

cuando nos hacía gracia eso de donde caben dos caben tres,

ahora, en nuestro palacio de tablaroca nos queda mucho

espacio por recrear, mis manos han quedado

polvorientas de tanto quitar yeso de unas paredes

que volveremos a pintar de un color más moderno.

 

 

Cíclica

 

Me enamoro de ti por temporadas

como si el amor tuviera horario

y fecha en el calendario

como si el amor pasara de moda

y se volviera a llevar el otro año

como si se tratara de un juego

en los desfases del recuerdo;

se podría decir que se trata de un amor cíclico

como las estaciones

como las espirales que conducen al fondo

de un sueño repetido

objeto del deseo que retoña

en la instantánea de tu silueta adolorida

y se desvanece eventualmente a pixeladas;

ausencia que se consolida a medida que nos

acercamos a la inevitable partida

en medio de otro sueño paradójico

allí donde las formas empiezan a perder

su consistencia,

en la entrepierna de un nuevo amanecer,

en las articulaciones artríticas de las sombras;

me enamoro de ti por temporadas

como si el amor tuviera fecha de caducidad

como si el amor tuviera los días contados.

 

 

II. WRITING

 

Serapis

 

He aprendido a quererte

como se aprende a pronunciar vocales extrañas

con el mismo temor que se tiene de omitir

algún acento diacrítico que dé pie a malentendidos;

he aprendido a evitarte

con la misma precisión que advertimos

los cambios de raíz de un estado emocional a otro;

he aprendido a contemplarte

tras el visillo de los tiempos imperfectos

anhelando que lo obvio se vuelva palabra;

por eso también he aprendido a olvidarte

con la convicción de que algún día

renaceré en las raíces sonoras de tu voz,

en el abismo austral de tu mirada,

en la esclerótica de tu cuerpo, manto límpido

donde tatuaré los primeros versos de mi nueva poesía.

 

 

Siri

 

Tú escribiste la mitad de este poema

con tu autocorrector    anticipaste las palabras

y con tu voz cantante    dictaste los primeros versos.

 

Yo completé la otra mitad de lo que tú iniciaste

cual musa digital excitaste a los algoritmos

y con tu intuición    engendraste este cigoto de letras.

 

 

A ti

 

La poesía es un intento por contrarrestar

la pérdida de tiempo,

de valor, de voluntad, del deseo,

de amantes y amados,

del vecindario de la infancia,

la poesía es un resguardo ante el olvido

ante la pérdida de la memoria,

de la inocencia,

nada que ver con la nostalgia,

reproducción sinestética del pasado;

la poesía es un intento por rescatar

lo que se ha ido para siempre

 

aunque a veces / es mejor / dejarlo ir.

 

 

Ometéotl

 

Escribo estos versos desde alguna de mis

masculinidades

conscientemente vulnerable en este reducto

sitiado por expectativas

que se disipan a medida que se abren

nuevas formas de pensar mientras el gallo

canta para evitar caer en el olvido.

 

Que la nueva poesía florezca de la larva

de una polilla incrustada

en el cereal, en los oídos, en el pubis,

en el esófago, en la canasta podrida, en la leche

de soya sustituta de la leche de cebolla

(en todas sus acepciones líricas),

en el cabello, en este presente apolillado con manchitas

de sombras y recubierto

con una fina capa de polvo enamorado.

 

 

¿Qué te inspira?

 

Me inspira todo lo que toco,

lo que huelo, lo que creo percibir

en el trayecto circular de la casa al trabajo

las nimias e insignificantes cosas

que siempre estuvieron allí

y resaltan de forma inesperada a la vez

que recupero mi presencia no rastreable, mi forma

inconsistente, mi silueta difuminada entre

mi perfil público y el volumen de un cuerpo que muda de piel

con cada reescritura,

escamas colgadas del gancho de una “p”, de una “g”,

de una “a” alargada y sostenida, allí donde se acumula

toda la tinta virtual de mi huella electrónica;

me inspira todo esto y a veces, sencillamente a veces, me inspiras tú.

 

 

III. FINAL

 

Híbrida

 

¿Por qué insistimos en regresar a Ítaca?

Por qué no regresar a Huancayo o a Gonzanamá

para volver a ser lo que siempre fuimos.

Acaso es imprescindible invocar a Penélope

con su cabello suelto al aire —imagen congelada

en secuencia tipo manga con banda sonora amenazante—

amago de semblanza petrarquista con su perfil sin rostro,

con su cuerpo ultra-cosificado.

Acaso los poetas de otras latitudes invocan a

Mama Ocllo o a Sensemayá, la culebra.

¿Por qué insistir en volver a una isla en la que

nunca estuvimos?

Regresemos acaso al lago, a la barra de oro,

a captar el sonido de una lágrima que se derrama

desde lo más alto del continente

y aterriza en onda expansiva como un do-sostenido de Miles

que rompe el silencio de los siglos.

 

 

 

SOBRE HÍBRIDA CÍCLICA

AL NORTE DEL ECUADOR CELESTE: LA POESÍA DE ALEX LIMA

Se podría decir que -actualmente- en el panorama de la poesía hispanoamericana se vislumbran dos tendencias principales. Por un lado, tendríamos el camino del Coloquialismo o Poesía Conversacional y por el otro el del Neobarroco y sus derivados. La tendencia coloquial habría surgido -como un primer atisbo- con la Antipoesía de Nicanor Parra expuesta en su trascendental libro Poemas y Antipoemas de 1954. Luego sería Ernesto Cardenal y su Exteriorismo (1958) quien proseguiría dicho rumbo hasta ser bautizada como Poesía Conversacional por Roberto Fernández Retamar en su famosa conferencia de 1964.  A partir de allí -y teniendo como año clave 1965 debido a la aparición de Oración por Marilyn Monroe y otros poemas de Cardenal- la tendencia se entroniza en el ámbito hispánico -incluyendo España con Blanco Spirituals (1967) de Félix Grande, y por supuesto nuestra América con una estela brillante, algunas de cuyas estrellas fijas serían Enrique Lihn, Antonio Cisneros, José Emilio Pacheco, Roque Dalton. Este somero panorama estaría incompleto sin el aporte de notables grupos y/o movimientos como El techo de la ballena (Venezuela), el Nadaísmo colombiano -ambos de 1958- los Tzántzicos (1962) del Ecuador, Hora Zero (1970) del Perú y el Infrarealismo mexicano (1975). Así como de otras voces individuales de singular importancia verbigracia Juan Gelman, Jorge Enrique Adoum, Rodolfo Hinostroza, Luis Rogelio Nogueras, Pedro Shimose, Carmen Ollé.

El Movimiento Neobarroco -como se sabe- habría empezado a existir hacia 1986 cuando el poeta argentino Néstor Perlongher usa por primera vez dicha palabra, como un signo de renovación para la poesía hispanoamericana que -según su criterio- habría sido iniciada por la obra del cubano José Lezama Lima -desde Muerte de Narciso (1937) – y formulado teóricamente por Severo Sarduy en su decisivo ensayo ‘Barroco y Neobarroco’ de 1972. Diríamos que en 1996 con la publicación del Medusario: Muestra de poesía latinoamericana preparada por José Kozer, Roberto Echavarren y Jacobo Sefamí es que la tendencia neobarroca adquiere carta de ciudadanía en el contexto continental, con la obra de poetas -aparte de los antologadores- como Eduardo Espina, Reynaldo Jiménez, Tamara Kamenszain, Eduardo Milán, Coral Bracho, David Huerta, Arturo Carrera, entre otros.

En los hechos actuales, la realidad nos demuestra que ambas tendencias están vivas en el amplio abanico de la poesía en nuestra lengua, a ambos lados del Atlántico. Los dos modos coexisten -no sin los roces naturales, inherentes a sus distintos modos de concebir la poesía y su escritura; pero lo importante -y eso es lo que nos ocupa en esta nota introductoria- es la realización de casos como el del joven poeta Alex Lima, nacido en el Ecuador y residente cerca de Nueva York en los Estados Unidos. En efecto, Híbrida Cíclica presenta una muy personal poética que -a mi juicio- asume creadoramente el legado de aquellas dos tendencias centrales de la poesía hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX y lo que va de este post-humano -como dicen los intelectuales de Princeton University- siglo XXI. Y no es casual que cite dicha universidad, porque allí -en un Congreso poético- fue que tuve el privilegio de conocer al poeta Alex Lima.

Desde su título este poemario nos advierte su condición heterogénea. Y también el corsi ricorsi del devenir de la historia, dentro del cual están por supuesto los modos y estilos poéticos. Su estructura está basada en dos ejes concéntricos: el amor y la poesía; vale decir, Eros y Escritura enlazados, en una suerte de legendario y mitológico viaje -que va de la antigua Grecia al macizo andino pasando por Mesoamérica y Oriente- enhebrado en un lenguaje que echa sus raíces en la Modernidad y sus post-variantes.  De arranque en el primer poema ‘Erato’ nos encontramos con estos versos que son una muestra de la asimilación del tono conversacional: “Si estuviera conforme con esta dimensión de la realidad / me dedicaría a redactar crónicas citadinas, / a catalogar las aves exóticas de la costa atlántica, / o a  seguir con ahínco las fluctuaciones de la bolsa”. Esa intromisión de la realidad cotidiana y socio-económica -tan cara al élan del coloquialismo de los 60s- está aquí pero re-elaborada en una nueva expresividad. Prosigue el poema ‘Lisi’ -estratégicamente colocado casi al abrir la primera sección del libro- ya que es una excelente performance de la calidad poética de Alex Lima. Es destacable su trabajo con el ritmo y la conseguida dicción que se plasma en una evidente herencia del neobarroco: “No quiso Lisi que la viera sigilosa / deambulando por los filos de la acera cana, / allí, donde cada atardecer ondula el encaje de su falda / ya ventarrón trasnochado de la transparencia, / ya transparencia rosicler de tul poliéster”. La filigrana verbal se regocija en construcciones como ésta: “fetiche capilar medio teñido” /…/ “finas hebras argentosas”. Sabor latinoamericano sazonado con redondo expresionismo raigal.

El propósito raigal de esta poesía está claro en aproximaciones étnicas como el poema ‘Mama Cocha’ pero su tratamiento de lenguaje circunda el neobarroco: “mi cuerpo ciruela-pasa precisa” o “soplo menguante en las fisuras”. Sin embargo en su acercamiento a la mitología de la clásica era vemos en el texto ‘Mnemosina’ estos nítidos versos de la más pura poesía conversacional: “el cantar matutino de los gallos / como pasar por alto la llegada del otoño” pero remata con una “ansiedad de las formas” que podría ser casi un manifiesto de propuesta neobarroca. Ahora bien, hay casos en que percibimos una suerte de fusión de ambas tendencias, si leemos estos versos de ‘Xochiquétzal’: “me dejo guiar por la fragancia de tu ausencia / y desemboco en aguas tropicales” podemos notar una sutil resonancia lezamiana aunada a un purismo cuasi romántico que se resuelve en el tramo final del poema con esta plasmación de prosapia coloquial: “instante / en que la ciudad dejó de ser palabra / para volver a ser una mera cifra exorbitante”.

Hay momentos que el tono coloquial logra instantáneas dignas de un cuadro pop de Andy Warhol y verificable rotundidad poética: “por qué una mariposa naranja / se posa inesperadamente / sobre la consola del auto / como si el portavasos fuera una flor”. Esta capacidad visual es uno de los mejores atributos del estilo de Alex Lima y su captación urbana -New York- y allí -en las entrañas del monstruo (como decimos con herencia martiana) vibra una crítica directa al capitalismo salvaje: “quintaesencia relegada a un segundo plano / por estrategias de marketing y expectativas”. Punto que nos lleva a uno de los padres de la poesía moderna: TS Eliot, cuya dicción de La tierra baldía  parece respaldar la expresión de nuestro poeta, quien nos dice en ‘Meztli’: “¿todo bien? / ¿qué tal el finde? o ¿cómo te fue en aquel viaje?”. Dimensión del habla cotidiana que sin embargo no deja de sustentarse en las “culturas ancestrales” -como afirma Lima en el poema ‘Ixchel’, lo cual no es óbice para cierto resplandor neobarroco -por lo menos en su aspecto declarativo- como leen estos versos de ‘Cíclica’: “allí donde las formas empiezan a perder / su consistencia”.

Debido a su intensa pasión creadora: “engendraste este cigoto de letras” dice el poema ‘Siri’, que alumbra con propia luz toda la segunda parte de este libro, podemos abrigar una firme esperanza en el futuro del poeta Alex Lima porque ya sea que volvamos a Ítaca de la mano de Penélope o al lago Titikaka de nuestros fundadores -así nos plantea en el ‘Epílogo’- captaremos el sonido de esa “lágrima que se derrama / desde lo más alto del continente” en esta transición de seres efímeros que somos, mientras la poesía nos redime y “rompe el silencio de los siglos” como reza el último verso de Híbrida Cíclica  conjunto que coloca a Alex Lima en un lugar de expectativa en el concierto de la nueva poesía latinoamericana de hoy.

Roger Santiváñez. Orillas del río Cooper, New Jersey South, enero 2017.

 

 

 

 

Alex Lima (Guayaquil, 1975). Es autor de cuatro libros de poesía: Inverano (2008), Bilocaciones (2011),  Alba (Artepoética Press, 2015) e Híbrida cíclica (El Ángel Ed., 2017). Sus poemas han aparecido en revistas y antologías dentro y fuera de los Estados Unidos. Actualmente reside en Long Island donde es profesor adjunto de español en Suffolk County Community College (SUNY). Se doctoró por la City University of New York (The Graduate Center) con una disertación sobre la obra de Juan Bautista Aguirre y su concepción lírica de la nación ecuatoriana.