12 Poetas Ecuatorianos
Metaforología Gaceta Literaria presenta Modelo 1972, 12 poetas ecuatorianos, antología de poesía publicada por Valparaíso Ediciones.
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MODELO 72:
UNA GENERACIÓN DE ASOMBROS Y DESENCANTOS
Por Federico Díaz Granados
El poeta francés Henry Michaux nos recordó que “Aquel que no ama las nubes / que no vaya al Ecuador”. Y algo de verdad entrañan esos dos versos que nos convocan desde la poesía a asomarnos a ese país de nubes y montañas, de mares y selvas que configuran una maravillosa geografía en la mitad del mundo, allí donde el planeta se parte por una línea imaginaria donde todo suele ser más leve.
Y es curioso que siendo el Ecuador la mitad del mundo todavía desconozcamos, inclusive en países tan cercanos y fronterizos, tanto de su historia, de su arte y de su literatura. En mi caso, por ser un curioso ratón de biblioteca, Ecuador resultaba algo tan cercano que hacía parte de mi vecindario y de mi primera cartografía de afectos. Y es que sus nombres me resultaban tan familiares que Chimborazo, Pichincha, Riobamba, Galápagos y Cotopaxi, entre otros, podrían configurar lugares de mi mapa nacional o, a la manera de Alberto Manguel, en toda una guía de lugares imaginarios o literarios. Pero existían y estaban cerca y algunos libros de la biblioteca de la casa o del colegio traían noticias de su luz. De igual forma los libros de historia, en los capítulos relacionados con el periodo de la Independencia, hablaban del misterioso encuentro entre Simón Bolívar y José de San Martín el 26 de julio de 1822 episodio que le ha permitido a la literatura fabular sobre lo que realmente ocurrió en ese misterioso diálogo.
Ya en mi bachillerato leí a Jorge Icaza y su legendaria novela Huasipungo cuya travesía del dolor indígena de los Andes ecuatorianos podría ser perfectamente el mismo retrato de las penurias de las comunidades aborígenes de Colombia, Bolivia o Chile. Ahí su universalidad y vigencia. Luego llegaron nombres como los César Dávila Andrade, Jorge Carrera Andrade, Benjamín Carrión, Pablo Palacio, Alfredo Pareja Díezcanseco y los inolvidables Miguel Donoso Pareja y Jorge Enrique Adoum, de quienes fui cercano en los últimos años de sus vidas y pude celebrar sus trayectorias y obras.
Pero esta historia de afectos y vecindades tuvo su recompensa inicial en 1997 cuando la editorial Eskeletra organizó en la ciudad de Ambato el Primer Encuentro Internacional de Escritores evento al que asistí en compañía de maestros y amigos como Antonio Cisneros (Perú), Rafael Courtosie (Uruguay), Juan Forn (Argentina), Tabajara Ruas (Brasil), Pía Barros (Chile) y mi compatriota Fernando Cely Herrán.
Allí, en medio de las jornadas, además de mi reencuentro con Jorge Enrique Adoum, Pedro Jorge Vera y su esposa Alicia Viteri, conocí a escritores como Raúl Vallejo, Iván Oñate, Galo Galarza y Gabriela Alemán con quienes cultivamos a lo largo de los años posteriores una amistad sólida y cómplice en las letras. Pero la poesía y el destino suelen sorprendernos constantemente. En dicho encuentro conocí al poeta Xavier Oquendo Troncoso con el cual establecí desde el primer instante una hermandad alrededor de tantas sintonías vitales, lecturas comunes, maneras de entender la poesía, el respeto por los maestros y por nuestras tradiciones y quien me deslumbró no solo por su talento sino por su infinita generosidad. Desde ese primer abrazo me habló de los jóvenes poetas de su país, de las filias y fobias, encuentros y desencuentros y de los vasos comunicantes de las nuevas voces con la tradición y sus contemporáneos, del papel de las editoriales y los festivales. Este joven poeta de Ambato tenía 25 años por esos días y hablaba con la propiedad y la seguridad del que conoce a profundidad el tema que expone, de quien ha leído y habla desde el afecto y el criterio propio.
Y así he tenido el honor de caminar junto a él en tantos proyectos y de ser testigo desde cerca de su crecimiento como poeta y como crítico, de su papel destacado como antologista, editor y gestor cultural. Sus antologías (editadas en diferentes países) me han permitido entender la fuerza de una tradición que tiene tanto para decirle a la poesía que escribe en español. Su editorial me ha revelado nuevos nombres y su festival me ha mostrado la vitalidad de la poesía en la mitad del mundo. Por eso cuando leo a los doce poetas que integran esta antología sus voces me resultan tan familiares y de entrecasa como si hablara de mis condiscípulos del barrio o de mis amigos de la patota del parque.
Y es que eso son cada uno de ellos: los amigos de mi barrio de la poesía con quienes comparto estéticas, lenguajes y temas y lo confirmo cuando leo el Manifiesto inicial y compruebo los móviles y propósitos de esta antología como lo son el afecto, el rigor poético, la mirada compartida del mundo y la literatura y la fraternidad como escudo ante el horror y la adversidad.
Por eso esta antología es una apuesta y un testimonio que nos comparten doce poetas nacidos entre 1971 y 1973 y quienes encuentran en el territorio de la poesía el mejor pretexto para dejarnos una crónica vital de una generación que vio derrumbar a fines de los 80 y comienzos de los 90 muros, utopías, sueños mientras el continente se debatía entre la velocidad del neoliberalismo y la multiplicación de la pobreza. Por eso resulta curioso que un libro que muestra un tono de escepticismo en muchos de los poemas incluidos y donde se proclama una Generación del nuevo desencanto se llame precisamente Con los ojos también maravillados. Es la respuesta de la poesía ante las dificultades de la vida y de los tránsitos humanos.
Sabemos que 1972 fue el año en el que un golpe militar derrocó al presidente José María Velasco Ibarra en el llamado “Carnavalazo” y que en medio de la inestabilidad política y la dictadura nace el boom de la bonanza petrolera en Ecuador. Eso nos dicen los textos de historia política. Wikipedia nos recuerda que Emelec se coronó por cuarta vez campeón del fútbol profesional y la Liga Deportiva Universitaria de Quito descendió a la segunda división. Y el poema del extraordinario poeta boliviano Gabriel Chávez Casazola nos recrea que fue el año de El último tango en París y de El Padrino, y en el que Bobby Fischer derrotó a Boris Spassky en el match mundial de ajedrez, entre otros episodios.
Pero también nos recuerda el poema algo fundamental: fue el año en el que Marco Antonio Campos refuta a Neruda. Y es que aquellas contradicciones al poeta mayor de América resultan piedras fundacionales para una generación de poetas nacidos no solo en 1972 sino en la década de los 70. Era una manera cariñosa de responderle a un padre y tomar distancia. De manifestar gratitudes y tomar camino propio. Marco Antonio Campos es hoy uno de los poetas vivos más destacados de la lengua española y su generosa labor de traductor también nos ha permitido releer voces esenciales de otras tradiciones y lenguas. Neruda sigue siendo uno de los puntos cardinales hacia donde apunta nuestro idioma y la poesía de todos los tiempos a quien se lee como se lee a un clásico. Esa refutación más que un acto parricida fue un reproche cariñoso a un gigante.
Estoy seguro de que el lector encontrará en cada uno de los doce poetas que integran este libro un mundo propio, una voz segura y un talante verdadero. Porque eso son estos poetas: la certeza de unas vocaciones verdaderas y hondas que bajo una misma sombra de un tiempo adverso pero también hermoso eligieron un destino definitivo y común: la poesía.
Si el antecedente más claro de esta antología La voz habitada permitió ir tomando la temperatura a esa “Generación del nuevo desencanto”, esta antología “Modelo 72” nos mostrará un panorama más claro y sólido de la poesía ecuatoriana de hoy. Una generación partida no solo por una línea imaginaria en el globo terráqueo sino tajada entre dos siglos, entre dos milenios atroces pero entrañables.
Así y solo Con los ojos también maravillados podemos mirar hacia el porvenir conscientes que quien se asome a esta casa de múltiples voces no solo amará las nubes sino a ese pequeño país en extensión y gigante en su poesía que es el Ecuador.
CON LOS OJOS TAMBIÉN MARAVILLADOS
12 Poetas Ecuatorianos
Sandra de la Torre – Pedro Gil – Juan Secaira – Freddy Peñafiel
Xavier Oquendo – Franklin Ordóñez – Ana Cecilia Blum – Marialuz Albuja
Carlos Garzón – Julia Erazo – Gabriel Cisneros – Carmen Inés Perdomo
SANDRA DE LA TORRE
(Quito, 1971)
Y recogiste los restos de mí
que clamaban desde el suelo
el rostro en tierra
lo que quedaba del rostro
postrados mis ojos
desperdigados mis dedos buscando de qué asirse
la carne remojada en sal
El acertijo de las siete vidas
barro hecho de nuevo para quebrarse
y volverse a recoger en la caricia
de las manos que habrán de convertirlo
en restos desperdigados por el suelo
asidos a la desesperanza
Hoy
no sé hasta cuándo
soy barro recogido y puesto en la alacena
(De Andinismo en la azotea, 2014, Inédito)
Dormía
el pulso en ralentí bajo la piel antártica
las manos en cruz sobre el pecho
como el escarabajo bocarriba de Szymborska
con esa sonrisa que ignora el devenir
los pies juntos, libres del acoso de sus huellas
Dormían las ramas, las hiedras, las amapolas
a pierna suelta, con desenfado silvestre
cien años, cien bosques, siempre
dormía el castillo sin el chistar de las puertas
ni el rubor de la estufa o el tic de las horas
Dormían los pajes, los reyes, el centinela
dormía su ansia en el fondo del pozo
Y ese endiablado galope tronó en la calma
destejiendo telarañas hasta la última alcoba
besó la Poesía los labios inmóviles
y nunca más nadie pudo dormir
(De Andinismo en la azotea, 2014, Inédito)
PEDRO GIL
(Manta, 1971)
Orfandad
nadie mancille
mi dignidad de miserable,
ninguna tía se oponga
a mi noviazgo con la Escoria,
ningún desodorante
desinfecte mis abrazos,
ningún dentífrico
lave mis besos,
porque el Señor no olvida
a sus pequeñitos.
guardo en mi mochila
sus bendiciones
aparte
de la orfandad visible en mi semblante
y mi ropaje.
nadie como yo
para enrostrar lo Vergonzoso,
por eso mis parientes
mueren de vergüenza.
¿qué opinan ustedes?
a los míos voy
y los míos no me reciben.
pero avanzo
bajo una nube de moscas
¿o es una nube de amor?
avanzo,
espero un cheque del cielo,
un vehículo para viajar
y encontrarme a mí mismo.
avanzar y esperar,
vivir hasta que a Dios le dé la gana.
nadie mancille
mi dignidad de miserable.
(De Los poetas duros no lloran, 2001)
Si suicida fue mi esfuerzo por perderme,
suicida es mi esfuerzo para encontrarme.
Estoy confinado
en el patio interior de la locura
“una locura sana”.
(¿Ella dirá “mi hombre”
a sus amigas?)
tiembla mi cráneo / mi cuerpo / el piso
pero no me voy de aquí
“Yo me muero como viví”
lo canta Silvio Rodríguez
si viví
removiendo excremento
¿para qué morirme así?
Yo no nací
para morir en La Poza.
No, yo me muero como nací.
Sano,
robusto desde los pezones de mi madre.
Nací para pelear contra el feroz ogro
del espanto
convulsión esta repulsiva convulsión
es peor que los infartos económicos
que la silueta del atentado asesino.
Angelitos medicados vengan,
ayúdenme.
tres ra para el poeta
!ra! ¡ra! ¡ra!
Pedrito ganará
¡ra! ¡ra! ¡ra! ¡Pedrito!
suicida debe ser mi esfuerzo
por encontrarme.
(De Crónico, 2012)
JUAN SECAIRA
(Quito, 1971)
La piel y la manta
La piel como una manta apretada
cobija los huesos, los latidos
y, con esfuerzo, alberga un origen, un embrión.
Somos una broma pesada
espuma de una cerveza antigua;
números viejos, repetidos, inertes.
Solo la piel se mueve
busca, rompe, desgarra.
El resto es una bolsa llena de aire, de vacío.
Sin salida
buscamos alrededor, saciamos
el hambre, la gana en otras pieles
anónimas, antónimas, vulgares,
y luego
continuamos la búsqueda
de nosotros mismos
en un círculo rijoso
con la única compañía
de la manta que nos cobija, nos aprieta y nos castiga.
(De Construcción del vacío, 2009)
Aparatos
Quiero ser esa rotura
un color recorriendo el rostro como la necesidad nimia
una voltereta una línea borrosa.
Se trataba de hacer mapas con la travesía personal eludiendo
atisbos de queja o reproche.
Aquel aparato para registrar lo que se intuye
no hace parte del esquema convertido en vida.
Emprender vuelo y quedarse en el filo de otro abismo danzando movimientos olvidados.
Sistema de naufragios y contiendas solitarias donde plenitud y abandono
se prolonguen en actos de amor
donde el alimento sea invulnerable.
Decían: había cadáveres tumbados por ahí y una herencia fenomenal
la escritura con k con j con uve con ñ con los opuestos de algún otro lado
defunción en una tarde soleada para vivir en medio
abajo o al lado de tanto espacio.
(De Ribera de cristal, 2015)
FREDDY PEÑAFIEL
(Quito, 1972)
quirófano
brazos abiertos
crucificado
una luz que enceguece
gente corriendo por todas partes
organizando vendas, algodones, gasas
un anestesista sonriente
te pregunta
a qué te dedicas
burócrata piensas responder,
pero le dices poeta…
él se sonríe
mira la aguja
y mejor te duerme…
(De Transitares, 2013)
la poesía debería dejar de hablar de recuerdos
debería ponerse banderas
salir a la calle
gritar por tiempos nuevos
tener hijos en los parques públicos
distribuirse en libros de colorear
dibujarse rayuela bajo árboles de sombra
disfrazarse manzana en los tiempos de recreo
la poesía debería hablar de tiempos nuevos
de cómo romper los versos y licuarlos con plantas medicinales
para caminar sanos por las vidas que nos quedan
la poesía debería hacerse ovillo de lana
para que jueguen todos los gatos del mundo
debería hacerse, ella solita, una red para funambulistas solitarios
para sonámbulos e insomnes
debería prohibirse que la palabra recuerdo aparezca en un verso….
(Inédito, 2015)
XAVIER OQUENDO
(Ambato, 1972)
ANTES DE LA CAZA
A mi padre
Quiero encontrar el lugar
donde ubicarme.
Entro en la vecindad
de voces que me dicen:
ve a buscarte lejos,
en los andenes de las penas,
ve a ponerte en fila con los astros;
deja el poema un rato,
y reconoce los olmos.
Piensa que ya estorbas y no sirves,
que de grande uno se trastroca
y se consume.
Mamá ya no prepara bien las cenas,
no hay comida hasta después del día.
Ve a buscar el círculo vicioso
que pueda hacerte hombre
en el insomnio de los días.
Vete y no vuelvas
hasta después de la caza.
(De Después de la caza, 1998)
DÍCESE DEL QUE QUIERE DECIR ALGO
Y EN LUGAR DE “AQUELLO” DICE “ESTO”
Qué será de buscar
para ser un poco más.
Que será de tomarse,
de masticar.
Qué habrá que elegir en estos asuetos:
si salir, si quedarse inflado en todo
lo que aire es.
Si ver el mar de frente
o por plazos.
Qué será de conocer, de decirle al otro,
de elegir con la lupa.
Qué se podrá probar con el oído.
Que tendremos que gritar,
que callar, que someter.
A dónde se han ido los deseantes de algo.
Solo Esto se ha quedado aquí.
Y está dormido.
(De Lo que aire es, 2014)
FRANKLYN ORDOÑEZ
(Loja, 1972)
MANUEL
Vale la pena haber nacido / solo por oír pasar el viento, dice Pessoa.
Yo prefiero las cadenas de tus labios,
Tus manos como garras,
Tu esperma por mi sangre.
(De A cambio de monedas o palabras, 2007)
OFRENDA
… para ti mi sangre,
mis arterias (en pedazos)
mi boca que ciega ya no retrata cuerpos ni paisajes.
… para ti mis huesos,
del fémur haz una flauta y canturrea mi nombre,
bebe la sal de mi cráneo y yo
con voz de hueso poetizaré desde tus adentros.
… para ti mis palabras,
reinvéntalas, llámame gato y acaríciame con tus
lenguas…
(De Augusta patientia, 2015)
ANA CECILIA BLUM
(Guayaquil, 1972)
POSESIÓN
Nada es nuestro.
Siquiera la sombra
que se hace de uno mismo
con sus infinitos verbos mudos.
No son nuestros ni el poema
ni la tinta que lo escribe,
tampoco la tierra en que se nace
en la que se morirá.
Sin ofrendar la huella
nos vamos diluyendo
hasta convertirnos
en vapor de día frío
libado por el espacio.
(De Áncoras, 2015)
SER DE AIRE
Torbellinos entran
y salen de esta casa-cuerpo
a cualquier hora.
Vórtices
me arrastran a otros mares.
Corrientes
colman mis alforjas de otra arena.
De vendavales se hace mi trayecto.
De tornados mi memoria.
Todos los huracanes del mundo llevo adentro.
(De Áncoras, 2015)
MARIALUZ ALBUJA
(Quito, 1972)
Aquí serás
en medio de la noche
te perderás jugando entre las piedras.
Las contarás despacio, repitiendo
la cifra que te entreguen sus esferas.
Aquí veré tu cuerpo desterrado
las huellas que tus pasos corretean
ese dolor que siempre busca el centro
pues ya conoce de miserias y de pérdidas.
Aquí serás
en medio de la noche
canto del agua que al llegar se entrega.
(De Paisaje de sal, 2004)
A las arpías que abundan,
como almas en pena,
agostando la vida.
A ustedes nadie las soñó
sobre una hamaca traspasada por la sombra.
Nadie las hizo de palabras
en un tejado que, infinito, sobre el mar se dibujase
y sé que nadie se acercó hasta sus heridas
para besarlas en silencio al otro lado del dolor.
Por eso logro despegar casi invisible
esta mañana en que me quieren lanzar piedras a la espalda.
El aire es presa del perfume a santidad que me ha quedado.
Y ni siquiera puedo verlas señalando mi caída.
Voy, deslumbrada, hacia la luz
que el cielo ha abierto para mí de par en par.
(Inédito)
CARLOS GARZÓN
(Quito, 1972)
HERÁLDICA
¿Hacia qué miserables campos del honor
nos aventuramos los poetas?
¿A quién legaré la espada de mi lengua,
si todas sus conquistas las recuerdo amargas?
¿Qué vano emblema coronará mi lápida,
ahora que sobre el crisol de la página
el oro retorna al dominio de los óxidos?
¿Exhumará la memoria cualquier vestigio,
alguna ínfima certeza,
o, si al nacer de los labios de la ausencia,
lo que perdure no sea más que el silencio
iluminando estas líneas cuando muera?
(De La voz habitada, 2008)
CIMA DEL SUEÑO
Del viento,
el humo se defiende en espirales,
mientras piadosas manos enlazadas con el cielo
apaciguan los astros.
Abajo,
sobre un nido de rocas,
desdichados amantes que ardieron con la tarde
vislumbran ya en sosiego el vuelo hacia otros cuerpos de sus almas migratorias.
¿Por qué no haber intentado enjaular aquel destino
cuando soñamos que unas aves muy diáfanas,
ajenas al clamor de sus terrestres celadores,
se perdían en la noche?
Ascendamos también nosotros:
los amados, los siempre solos,
hasta esos nevados lechos de nuestros amantes que se fueron
y descansemos en el regazo de quienes todavía duermen.
(De La voz habitada, 2008)
JULIA ERAZO
(Quito, 1972)
palabra
tus poros tus caras tus fracturas
tus azules tu granja de lunas
tus cigarrillos tus tacones
tus abrigos sin mangas
tu invierno descalzo
tus uñas torcidas
tu hipotermia
tus cristos
tu polvo
tu luz
tú
(De Verbal, 2008)
rendición de cuentas
he doblado mi ropa
el gusto por las zapatillas que bailan solas por el espacio
la compañía del medio día
queda intacta la lluvia sobre la piel
también los rayos que destrozan los relojes
he dejado allí la costumbre de construir las casitas de papel
las casitas de palabras que ya no habito
he dejado olvidadas unas cartas que escribí cada día desde el primero hasta el último
y el deseo de volver por ellas
se me ha perdido el cielo
el abrigo nuevo
cuelga al lado de un letrero de “está en venta” que se mece al compás de otras miradas
(el placer de que sea así respira en el fondo del cajón sin llave)
pulí la música del pensamiento que estrella caracoles contra mis sienes
(dejé notas para casos de emergencia)
ahora tengo pelo transparente en todo el cuerpo
un jardín que escatima caminos para los pañuelos
no me quedan monedas para el regreso
pero tampoco el dolor de los tobillos
ya va llegando el tren con el invierno
su sonido tapa las voces y la risa y el humo del café
me abandono en esta línea
me dejo en paz en esta estación
sin punto seguido
pero con paréntesis para los destellos de la noche
(Inédito, 2015)
GABRIEL CISNEROS
(Latacunga, 1972)
PRETEXTO
Debí haberte desarropado
cuando la luna era cactus,
sin el pretexto de un porqué;
en la alquimia estática de tus visiones
para que respires mi epidermis.
Debí haberte vuelto camino
en la peregrinación
de mis santos a tu culto;
no guardarme las culpas
en el escapulario desteñido
y sin sonrisas.
Círculo hueco
algo te rompe, te subyuga.
¿Dónde están los huesos,
la cueva de nuestra prehistoria,
las imprentas adoloridas
que mataron nuestra simiente
entre sus linotipos de plomo?
¿Dónde encierras los desvaríos,
la intensidad de tanta vida?
Cataléptica soledad
la expiración calla
y somos parias,
extraño tic-tac
de sal en el desierto.
Cartuchera para todos los suicidios,
no, no te amo y sin embargo
volaría todos los trenes
por tenerte en el apéndice
de mi poniente.
(De Peregrinaje y Raptos, 2006)
MIÉRCOLES
Vuelve a doler con el viento.
Abeja suspendida
en las flores maltratadas
que se aferran a la acera.
Estampilla,
que esconde una epístola
de amor.
Vuelve a romper el corazón
con la música de los nardos;
un día
su magia de escapista
se desvanecerá
y podré tomarla
en la copa de un sombrero.
Tal vez sea miércoles.
Miércoles,
holocausto
en la mujer que canta,
y al medio día
inventa noche.
Miércoles,
no hará falta que sea domingo
o volver de la muerte
para sentir la carne y los huesos.
Miércoles en otro cuerpo,
el mundo con otros ojos
la lluvia con otra alma.
Morir ajenos
como dos fronteras de mar.
Tal vez sea miércoles,
el día
que olvidemos los puntos suspendidos del paraíso
y en esta tierra
sin más ventanas
podamos recibir al sol sobre la hierba ajena.
(Inédito, 2015)
CARMEN INÉS PERDOMO
(Esmeraldas, 1973)
CUERDAS PARA EL OLVIDO
Antes que el recuerdo fuera una piel enlutada,
antes que la llama atenuara sus lenguas
y que tus manos ciñeran mi talle,
deshojaste los versos
en la albura de la página.
Antes de trizar mi cuerpo con tu ausencia,
recorriste el monte nublado de mi deseo.
Y con la furia del viento
ataste a mi pecho
tu recuerdo.
(De Tempestad en la Floresta, 2013)
PRESAGIO
El bosque cierra sus párpados y me encierra. – Jorge Teillier
De nuevo, día y noche
caminan juntos sobre techos mojados
como santuarios de pueblos.
Junio,
mar descalzo,
luna de cristal, geometría espesa.
El silencio es penumbra,
solo aparece tu risa despojada
¿Qué sueño te hace zozobrar
a la deriva del crepúsculo?
Como gato de luna,
habitas en la lluvia,
lánguido,
vacío.
Detrás de mis párpados,
emerge esta ciudad apolillada.
Mariposas revolotean
en torno al fuego
y no hay cantos del tiempo.
Abro los ojos:
tu voz ya no tiembla.
(De Tempestad en la Floresta, 2013)
*CON LOS OJOS TAMBIÉN MARAVILLADOS; verso del poema 1972 de Gabriel Chávez Cazasola, poeta boliviano nacido en el mismo año.
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