Esa soy yo / incendiándome
12 POEMAS DE YULIANA ORTIZ RUANO
De SOVOZ, 2016
LEVANTAS LA CABEZA,
la inclinas levemente hacia atrás
y empiezas a beberte tus lágrimas.
Pasas a ser un montón de sábanas sobre tu cuarto.
Me he vuelto a quebrar
lo sé,
he vuelto a esparcir mis fragmentos sobre el suelo.
Caminas,
tus pies empiezan a sangrar.
Pido perdón
por haber creído
que los seres deformes
pueden sonreír sobre esta ciudad
que los escupe.
Me he vuelto a quebrar,
te toco como quien se acerca
a la niebla espesa
con los ojos cerrados.
No estás,
no estuviste nunca.
Siempre seré yo, mirando a solas
cómo explotan los pájaros
con el sol de entre las montañas.
Esto no es poema,
es un llanto entrecortado.
Pido perdón por haber guardado mis garras
con tino y no las vieras.
Garras que ahora te degüellan.
Pido perdón a mis muertos
por haberlos dejado
tanto tiempo
en el armario
escondidos entre las blusas,
amordazados.
Leo a Reinaldo Arenas y sufro por él.
Vivir el dolor ajeno
es la mejor manera de disipar el propio.
Dirán que es cobardía,
tal vez lo sea;
lo cierto es que estoy cansada
de mirar a los ojos de la bestia
y que haga de mí un costal de piel en el suelo.
Quería que fueras mi isla,
esa especie de arena tibia
donde reposar del caos que sigo siendo.
Quería que fueras la antítesis
de lo que decían de mí,
que fueras la gama de sonrisas
que calme el caballo de mi pecho.
No podrás,
nunca podremos.
Volvimos a ser mis muertos y yo
pisando los trozos de esta historia
MADRE,
sueño con mi cadáver todas las noches.
De mi vientre cuelgan dos seres que no quisieron
nacer.
He renunciado a todo lo que me hacía infeliz.
He renunciado a todo.
He renunciado.
Solo hasta que te arrancan a dos manos el esternón
abres los párpados
y barres las costras secas
que tapizan el piso de tu cuarto.
Solo hasta que alguien mete su mano en tu ombligo
y extrae una víscera sangrante
que late caliente al aire
conviertes en arcilla la casa
y la intentas moldear
o la aplastas de una vez.
Madre,
tengo veinte y tres años
y parece un siglo.
Sueño con mi cuerpo tieso
todos los días.
He renunciado a tanto y
¿por qué
estas ganas de llorar?
¿Por qué las heridas
suturadas se abren y sangran otra vez?
¿Por qué el silencio
que diseca mis huesos?
¿Por qué la puerta sigue cerrada
frente a mi rostro?
He renunciado a mí.
He renunciado.
Me abandoné cada tarde.
Yuliana espera por mí
en alguna estación lejana.
Impaciente;
se come las uñas,
los dedos.
Yuliana se come.
Madre,
sigo hablando de mí
a la gente
como si esto importara.
Como si la manta se levantara
y me dijeran
que deje de llorar
que todo fue una broma de mal gusto,
que ahora puedo reírme
a carcajadas de mí
y de mi vientre.
Que esto no soy yo
que afuera de la manta
hay vida en serio.
Madre
he renunciado a todo lo que me hacía infeliz.
¿Por qué la muralla sigue creciendo?
Madre,
no debí salir de tu vientre.
Mira mis huesos.
Mira su fragilidad.
Mira los días
que se posan lilas
bajo mis ojos.
Mira mis manos
transparentes.
La muralla tiene vida.
A mi alrededor todo exhala más vida que yo.
SOY EL PARCHE DE MORFINA PEGADO EN EL COSTADO DEL HOMBRO DE MI ABUELA.
Soy todas las lágrimas silenciosas de mi madre y mis tías.
Soy los sueros que bailan cumbia por las venas de mi abuela.
Soy el catéter infecto que descansa en el bote de basura de la habitación 19 de la clínica del IEES.
Soy el vómito rojo que se escapa por el caño del baño de la casa en las Orquídeas.
Soy la biopsia del colon que analizan los médicos.
Soy el agua isotónica al cual se aferran los Ruano.
Soy las ojeras de mi madre.
Soy el rostro impotente de Aura Ruano.
Soy la solapa de la bata de mi abuela manchada de vómito.
Soy el hilo de saliva caliente que escupe en el costado de la cama
Soy el sudor que resbala por mi espalda y moja mi camiseta de Pink Floyd.
Soy mis vans sucios caminando luego corriendo luego pataleando en el baño.
Soy mis manos cubriendo mi boca para que el grito no se tatué en toda la casa.
Soy quince sonrisas fingidas cenando alrededor de una mesa.
Soy la desesperación que anida la abuela cuando grita que no diga a nadie que está mareada que sigue vomitando y que se va a…
Soy esa palabra tabú.
Soy mi madre diciendo a las visitas que no mencionen nada que digan que luce bien que la hagan sentir feliz.
Soy dos dedos temblorosos limpiándome los ojos.
Soy el miedo atrapado en un libro de Chuck Palahniuk.
Soy las heridas internas en el colon.
Quiero ser las células cancerígenas que nadan en su cuerpo que no es solo suyo es nuestro cuerpo.
Es nuestro cuerpo el que se enflaquece.
Es nuestro cuerpo el que devuelve todo cuanto come
somos todos con un parche de morfina en el hombro
somos todos a quienes sedan para engañarnos
Lo somos.
DE CANCIONES DESDE EL FIN DEL MUNDO, 2017
CANTO XII
El complejo de Electra
no me lo he podido arrancar.
He frotado mi cuerpo con lejía.
He expuesto mi piel al sol.
Extraje todos los aparatos de Golgi
de las células que me habitan.
He ofrendado mi esternón
a dioses de otros tiempos
que nos miran
y escupen desde arriba
en la colisión.
Me siento como una niña de nueve años
abandonada por los fantasmas de su cuarto.
Cuando te amamantan monstruos
terminas siendo mejor amiga de la oscuridad.
Nunca tuve miedo padre
pero no quiero desaparecer
sin que los nuevos habitantes de la tierra
escuchen las canciones desde el fin del mundo
y vean el ruido de vivir amando
a tu padre
y que él no quiera
cruzarse siquiera
con tu sombra.
CANTO XXI
Los
aviones no aterrizan sobre mi cama padre,
tampoco en mi vientre,
la isla en la que vivo
parece hundirse
poco a poco
con cada persona
que se sube
o intenta vivir en ella
¿ves ese humo padre?
Esa soy yo
incendiándome otra vez,
comiendo vidrio
para no llorar
sobre tu tumba.
Soplando mis cenizas al viento
como se soplan
los dientes de león
en el camino del ombligo a mi lengua
¿Padre
por qué me heredaste el miedo
y esta herida
que crece como un reptil
amargo en mis sienes?
¿Por qué acostumbrabas
a salvarme del
incubus para luego irte
y condenarme
a dormir con la luz encendida
hasta hoy?
¿Ves el humo padre,
lo puedes oler?
Esa soy yo
incendiándome
otra vez.
CANTO XXII
De barro y agua
construyo de a poco
la silueta de la casa,
adentro
cientos de ánimas cantan bolero
el olor de la carne de domingo
se tatúa en las paredes:
Mamá no merecía una hija como yo.
Papá merecía ser estéril.
Hermana debió ser huérfana.
Yo no debí nacer.
CANTO XXV
¿Qué se necesita para engendrar hijas tristes? / Me pregunto mientras rasco las costras de la pared donde tengo dibujado un árbol pérfido / de donde cuelgan como manzanas de carne los rostros de mis parientes / ¿qué se necesita para engendrar hijas tristes? / Me pregunto y el árbol asiente / como si sus ramas intentaran darme un abrazo / el abrazo de la muerte / se sufría en la vieja casa familiar / las mujeres dormíamos con un ojo abierto / con nuestras hermanas adheridas a nuestros cuerpos / para evitar que los primos nos tocaran / mientras escuchábamos cómo los tíos desvirgaban a las empleadas adolescentes en la cocina / niñas arrancadas de sus hogares / al norte cruzando ríos y subiendo cerros / del tamaño de la casa / donde les prometían prosperidad y seguridad donde ni nosotras / las hijas y nietas del árbol lo estábamos / ¿qué se necesita para engendrar hijas tristes? / Me pregunto / y todavía éramos obligadas a sonreír / a estar alegres / a recibir las bendiciones de los mismos hombres que en la noche con nuestras hermanas como prolongaciones de nuestros cuerpos eran los monstruos de los que teníamos que huir / y todavía nos preguntan por qué la rabia / ¿acaso tengo que agradecerle a mi madre que cobije con bondad la mano que se metió en la inocencia de mi hermana? / Rasco la pared que empieza a sangrar / descubro el árbol y emergen sus rostros y dioses / extraigo mi estómago para evitar vomitar sobre ellos / ¿qué se necesita para engendrar hijas tristes? / Se necesita nacer en el centro del mundo / no tan al centro / al norte mejor / se necesita llevar un apellido con R / y creer en la moral propia / seguir creyendo que es bueno que las hijas duerman solas / como trozos de carne en mitad de la sabana / Para engendrar hijas tristes solo se necesita ser madre / y luego confesarles que nunca se quiso al padre / que el padre era un vicioso / que hay que querer a los tíos y a los primos sobretodaslascosas / aunque ellos descubran colmillos como feroces esmilodontes y se disputen tu piel / ¿qué se necesita para engendrar hijas tristes? / Me pregunto / y lo que veo es el rostro de las mujeres que fui / reposando amordazadas / en la mesa de noche a un costado de mi cama.
CANTO XXX
Canto
por todas
las veces
que tuve hambre y frío.
Por todas las veces
que dentro de mí
una jauría de perros vagabundos
se destrozó sin compasión.
Canto
para que por mi aliento,
que son sus almas
y la de los niños
que nunca asomarán por mis poros
llegue
a la inmensidad.
“A la derecha de dios
mi cuerpo semidesnudo se vuelve
para observarlos”
Canto
por los unicornios
y becerros mutilados
a un costado de mi casa.
Canto
por las millones de estrellas
sobre la piel de algodón
recién arrancado de la mata
de la mujer
que llora
a tres pasos de mí.
Canto
por el silencio de una gata obesa.
Canto
por las noches,
para que mientras la tierra
se cae sobre sí,
el reloj de mi cuerpo se necrose
como abono de hiedra amarga.
Ayer
la que fui
y la que seré
se descuartizaron
en el filo de mi balcón,
lo que salió de ellas
fue un río
de miel negra
Abajo,
seguirá siendo de noche
y mis huesos
eran
plánctones de neón
en la orilla de la playa.
Canto
para hacerme compañía.
Señor,
ayer
la que fui y la que seré
se descuartizaron
en el filo del balcón de mi casa.
DE GLORY BOX (POEMARIO INÉDITO)
Glory Box
I just wanna be a woman
¿No lo puedes ver?
Dentro de este cuerpo
vive un ser al que no le alcanzan las horas
ni las palabras
un ser indomable que se come mis huesos.
Podrían ser una manada de ellas
desnudas
con el músculo colgando
con los senos tan pequeños como semillas de uvas
I just wanna be a woman
poder levantar la barbilla al cielo
y que llueva sobre mí toda la ira y
desarraigo
I just wanna be a woman pero soy millones de ellas
¿ahora puedes ver el caos?
¿puedes ver los trece volcanes en mi encéfalo?
So don’t you stop,
being a man
Just take a little look from our side when you can
Sow a little tenderness
No matter if you cry
Solo quiero ser una mujer pero soy cientos de ellas.
Sirena de helio
A Dina Bellrham
Y pensar que detrás de todas esas masas gaseosas / grises
se encuentra el sol
con su mueca perenne de indiferencia
que bajo mi cabeza galopa el caballo
más salvaje de la pampa.
Tú y yo somos eso:
millones de partículas
inverosímiles mezclándose en una bombona de gas.
Dos cerillos encendidos
consumiéndose y culpando al oxígeno.
Un trozo de pan sobre la mesa
que también podría ser un feto
o una mano de bebé
agonizando en la mañana.
Dejar que nuestro cuerpo se aligere
Que se vuelva parte de la atmósfera
¿Recuerdas?
Tú querías ser una sirena de helio
navegante en la heterosfera
Y te tendías sobre el piso de la sala
Reptabas
Meneabas tus piernas
y podía observar cómo te crecía la cola
Y te elevabas.
Saber partirse comprimirse
Esparcirse en el cosmos
Ser helio
¿Recuerdas?
ahora
por fin
lo eres.
Dummy #9
Hay más de un millón de razones
para estar triste.
¡Ven a romperme el mundo!
El sonido de mis huesos
haciéndose añicos en tus molares
como los crustáceos
quebrantados
en los rompeolas
Música para esta cabeza desolada.
Hay un millón de razones para llorar
y formar un nuevo río
en mitad del cuarto
¿qué nombre tendría?
William Blake dirías tú
o quizás
Houellebecq.
Yo quisiera ponerle Nina
o Rayo del sur
o tal vez Vladimir
¿Acaso es necesario estar triste para llorar?
Las lágrimas caen
como diosas feroces
y bailan alrededor de mis calcetines
una de ellas se seca en mi camiseta
¿lo ves?
Ahora es parte de mí.
Basta un poco de ti en mi dedo
para sentirte mío.
No tengas compasión.
O tal vez deberías aventarme por la cascada
y que un millón de rocas destruyan mi cráneo.
¿Imaginas lo verde del río
con una mancha de sangre ósea en contraste?
De cubito dorsal
espero la caída
¿no se trataba de esto el amor?
Dummy #24
¿Cuál sería la cara del tiempo? / Cómo serían sus líneas de expresión / Cuando digo tiempo una pesada cara vieja viene a mi cabeza / pelos blancos alborotados / ¿El tiempo es caucásico, africano o indígena del sur? / ¿El tiempo tiene hijos? ¿Cómo son? / Ser la hija del tiempo / Se me ocurre alguien paciente con una calma tan grande que llena todos los espacios que penetra / El tiempo y sus hijos adheridos como dedos / como apéndices / como huesos de oro / El sol-oro-león tan tú / La plata-luna-caballo tan yo / Luna León / guatemalteca tan nosotros / Un híbrido perfecto entre hombre-mujer y astro / El hijo hermafrodita que nunca tendremos.
¡NO!
El hijo que tuvimos y se quedó suspendido en el aire.
¡NO!
El hijo de sexos múltiples / Hijo-hombre-mujer-astro-tierra.
¡NO!
Las calles dibujan las líneas de tu nariz.
¡NO!
No quiero que nadie me diga cómo tengo que escribir este poema.
¡NO!
El río tiene el color de tu frente / Frente de río / Agua de frente /¿Se cansa la acera de que la pisen? / Quiero ir a por ti.
¡NO!
La belleza de no tener nada / La pobreza como el premio más gordo que me dio la alineación de los planetas en el día de mi alumbramiento / Quiero ir por ti / Buscarte como una casa en mitad de mis piernas de noche / La noche es el lugar más común / Es por eso mi lugar / Sentirme como alguien de un conglomerado que me regocija / me hace sentir menos sola.
¡NO!
Tú ya no serás la noche / Yo la pinté de blanco día / Y ahora lloro / Como siempre / Tú lo sabías y lloraste por los dos / lloraste porque yo no pude / aún no puedo / la acera está cansada / le rezo / le prendo una vela imaginaria / no se apagará la acera / ¿quieres que te cuente otra vez los edificios de mis piernas? / Mi muñeca tiembla / tiembla como tus manos / amar es temblar / se tiembla cuando se ama / se tiembla porque sí / porque el cuerpo / porque la cuerpa / porque sigo siendo una niña atrapada en este cuerpo de mujer / tengo / tiemblo / templo y todo pierde el sentido / ¿te dije que descendió júpiter? / ¿Te dije que mercurio reposa sobre el disco lumbar de una almendra? / ¿Te dije que sueño aún esos dientes? / ¿Te dije que ya no duele nada? / Ni el viento que quemaba mis fosas / ni mi piel se vuelve a convertir en escamas / el tiempo reposa bajo mi uña / el tiempo galopa una hormiga / el tiempo como la espina en el talón de las niñas que ya no pueden correr / el tiempo con asperger / el tiempo elefante con sancos / DALÍ / el tiempo se derrite / agua / plasma / lava / piedra / caballo / la casa / Roy Sigüenza / ¿cómo les digo que mis manchas de agua no se quitan? / La mancha / la calle / la acera / la luna león / Juro que al inicio de la hoja / solo quería decir te extraño.
Yuliana Ortiz Ruano (Esmeraldas, Ecuador, 1992). Poeta y Gestora literaria independiente. Consta en Antología La Muchedumbre de tu Risa (Casa de la Cultura, 2014), Harawiq muestra de poesía ecuatoriana y boliviana (Murcielagario Kartonera, 2015). Ha participado en: Festival Internacional de Poesía Enero en la Palabra (Cusco, Perú 2016), Octava edición de Poesía en Paralelo 0 (Ecuador, 2016). FIRAL (Rancagua, Chile, 2016) con Todos tus crímenes quedarán impunes (Fundación Pablo Neruda, Santiago de Chile, 2016). Ha publicado SOVOZ (Hanan Harawi, Todos tus crímenes quedarán impunes, co-edición peruana-ecuatoriana, 2016). Obtuvo la segunda mención de honor en el concurso Poesía en Paralelo 0 2017 con su segundo poemario inédito Canciones desde el fin del mundo.
SOBRE LOS VERSOS DE YULIANA
Hay un libro que lo tengo parado de frente en el estante, no está guardado de lado como los otros, este me mira desde su tapa de muñecas rotas; así lo he colocado, para que me siga por mi estudio, se clave en el ojo cuando me echo a leer sobre el pequeño sofá dedicado a la lectura, se clave en la nuca cuando le doy la espalda y me pongo al afán de las palabras sobre el escritorio.
Este es un libro al que temo, aunque sé que no podría lastimarme su volumen, pues es muy chico y muy delgado, pero le temo por lo que lleva adentro: un torrente de extraordinarias deformidades humanas -las de todos-; un torrente de acosos líricos -tan bien diseñados para cortar-; un torrente de imágenes que son llagas y saltan de la tinta seca para con una exactitud rabiosa diluir la calma por días enteros.
Lo leí ya hace un año y lo dejé, fue imposible hablar de él, me dolía demasiado. Luego lo leí otra vez, y lo mismo, volvió a romperme, lo cerré nuevamente, ya no quise permitirle más rasguños. En estos días he vuelto a tomarlo, hoy entiendo la forma de acercarme a sus páginas para que no me arranquen uno a uno los bellos de los brazos y las piernas; entiendo que para adentrarme en su torso de papel es necesario un almófar encima, así como también son necesarios la honda respiración y el recelo, un poema a la vez tiene que ser, luego devolverlo a la biblioteca, descansar unos días para retornar a la misma estrategia hasta concluirlo; porque es un libro muy bravo, que da latigazos, de tantas verdades angustiosas, de tanta existencia implacable.
Este texto tiene un título que además es una trampa, SOVOZ se llama, pero de voz baja no tiene nada, y fue escrito por una poeta anciana de 25 años, quien no tiene más patria que su estirpe, Yuliana Ortiz Ruano, es la practicante de tanta magia, mujer que escribe a duelo con la vida, -como a nosotras nos toca hacerlo-, con ese millón de espadillas que da el sendero para incrustar en los versos. Y ahora, justo cuando he logrado recuperarme de ese impacto de bala que es SOVOZ, me llegan otras aún más potentes, más imperdonables: CANCIONES DESDE EL FIN DEL MUNDO y GLORY BOX ; entonces creo que otra vez voy a andar rota por un buen tiempo, qué más da, es el precio de la belleza en combustión.
Gran poeta es Yuliana Ortiz, auténtica, desgarrada, directa y metafórica, ardientes sus voces, sus aullidos, hasta sus silencios. Nadie escribe como tu Maga Yuliana, no desmayes, que no te espante el ojo malo, que no te espante la garganta del calumniador, jamás dejes que el pie del mundo te traspase, jamás renuncies Maga Yuliana a este oficio bello y deforme, esto que haces es Fuego. Fuego Puro. ~ Ana Cecilia Blum (Editora Metaforología Gaceta Literaria)