Puerta y Profecía
SENSACIONES AL MIRAR UNA PUERTA CASI ABIERTA
Hay puertas que solo se abren
para mirar a pescadores
que arropan sus almas cautivas.
Son puertas que de puentes están hechas.
Van con la única ilusión
de ser atravesadas por el mar
y despiertan a la mitad de la vida
cuando la humedad les ha robado el don
de inventar el camino.
Hay puertas que conozco
e intuyen en mí al gran león.
Pero nada son porque la sangre austera
avanza segura sobre la existencia.
Porque el anzuelo pone flores que me obligan
a esperar el turno de los que duermen en paz.
Y una gran llave nunca olvida la manera
que yo tengo de morir temporalmente.
Y termina siendo cada instante que he perdido
cada instante que me enseña
todo lo que un hombre necesita saber
para no terminar siendo:
Un número que galopa veloz cuando llaman a la puerta,
un fenómeno de la naturaleza que alza su copa y brinda
por la mañana que no llegará
por la noche repleta de todas las cosas que están así de mal
por la sed de los que saben que van a morir
y aún conservan la esperanza de mutar en un poema.
PROFECÍA
Toma mis ojos.
No los dejes entrar.
Tómalos desde este golpe de Dios que es real
pero simula
una lejana venganza.
Alguien devorará mi furia
para salvarlos de nosotros,
de esta ciudad triste
que es como el sol
y amenaza.
Alguien invocará mi nombre
Alguien nacerá sobre mi caos.
Toma mis ojos o esta lámpara encendida
que arde por las cosas que tocamos
y no vuelven.
Ha sido su nombre grabado
en algun hueco de este verso.
Su nombre ha sido siempre
la larga pausa, el otro lado
mi autodefensa.
Alguien regresará de tu abrazo
como los hombres que devuelven soledades.
Alguien hará de mis ojos
un extraño poema clásico.
Como la mano que obedece cada palabra
seguirá cada mañana el corazón
rompiéndose a pedazos.