No hay lugar a los remordimientos

POEMAS DE PEDRO GIL

 

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FAMA Y POBREZA

 

Es raro despertar bien sentir y sentirse bien

oír el encantamiento de los jilgueros

recibir la bondad de la naturaleza

en la contemplación de la montaña.

Debe ser normal este estado para el hombre común

pero cuando tú mismo eliges entregar tu vida

a la militancia sin responsabilidades

no hay lugar a los remordimientos.

Nunca quise redactar sonetos a la luna (chévere Parra)

ni pedí que regresen las putas golondrinas a mi balcón a cagar

me fui a los extremos y pago el precio como macho.

Por eso los achaques en mi cuerpo

no del espíritu ni de la mente.

En el banco tengo 50 miserables centavos

mis pertenencias: un par de zapatos, un dvd, unas decenas de películas

dos jeans algunas camisas y camisetas

regalos de Secaira y Cisneros,

y pare de contar.

Estoy contento y eso no es raro.

El reconocimiento literario

el mito de mi apellido

hacer lo que me da la gana, como por ejemplo,

no tener jefe de trabajo,

que me paguen por leer,

beber solo, beber seguido

40 lunas 40 soles

Puedo decir sin temor soy un buen tipo

soy Pedrito Gil.

Puedo decir sin temor que  me encontré.

Estoy hecho.

 

MI HERMANO SE PARECÍA AL MAR

 

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Pedro Gil y Ubaldo Gil

 

uno

En mitad del sueño me ha despertado mi hermano muerto

despierta que no hemos hecho nada todavía

ya has dormido demasiado, dormiste amanecido

recogiendo colillas de cigarros

en las veredas de la autodestrucción

dormiste

y los infames aprovecharon

te robaron el abrigo, el sueldo bien ganado

sé consciente

solo tú eres culpable

si perdiste el tiempo, la plata, la autoestima

no perdiste el talento

el talento no debe dormir

los talentosos no duermen no se enferman

suficiente con el alma en guerra sin tregua

guerra donde caen los débiles los blandos.

 

dos

Es fantástico pero real

cada vez que estoy en trance poético

cada vez que los demonios

no me dejan dormir y más aún ahora

que mi hermano muerto ha entrado a mi dormitorio,

llega la lluvia.

Llueve para hacerme de música de fondo

en este poema, en este despertar.

 

tres

Yo estaba en el Callejón de la Muerte,

mi hermano en terapia intensiva

múltiples infartos.

Yo varios días y sus noches drogándome

fugitivo de la realidad,

mi hermano varios días y varias noches enfrentando

electrocardiogramas, máquinas, tubos

aferrado para seguir con nosotros,

para seguir conmigo.

Mis familiares, una vez anunciada  su muerte en Guayaquil

encontraron al hermanito menor en un fumadero de crack

yo sabía la noticia y me negaba a creerla.

 

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cuatro

Las mujeres de la familia me desnudaron me bañaron, me vistieron,

los más pequeños me afeitaron

mi hijo me llevó en su auto directo a una funeraria  privada

a recibir el cadáver en la madrugada

llegué elegante con ropa del difunto

entré en el cuarto donde lo estaban maquillando

y ahí estaba Ubaldo Enrique desnudo,  hermoso  y varón

las manos cruzadas en el pecho  sonriendo

un muerto feliz

mi hermano amado

el que me sentaba en sus piernas para nutrirme

con proféticas coladas de avena,

sabiendo que duro iba a ser el camino

dura la guerra en este mundo asqueroso.

 

cinco

Abracé a su esposa, mi cuñada

sus lágrimas

las más cercanas a lágrimas salidas de las vísceras, del alma

las otras lágrimas

las de las secretarias compañeros, vecinos, conocidos, parientes

no digo que no hayan sido lágrimas sinceras

pero se secarían a las pocas horas.

 

seis

Esta noche me ha despertado y me dice que está bien

que duerman los cansados del trabajo

los cansados del hambre

los cansados de drogarse

las madres cansadas de cocinar, cuidar, esperar

los dictadores, esos sí, que no duerman nunca

asesinados no los dejen dormir

¡que no los dejen dormir!

Que no duerma el poeta en sus laureles

un poeta de sueños de perro de vida suave

solo puede dar a la humanidad

escritos cursis sermones de autoayuda.

 

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siete

Mi hermano muerto prepara mi funeral

en vida no pudo

quiso experimentar primero qué es eso de morir

para tener argumentos y darme un sepelio digno

¿No lo sabían?

no se hagan, todos creían

que el que se iba a morir primero era yo

que quien merecía morir era yo

yo también pensé lo mismo

las ironías del destino

las ironías de Ese que mueve las fichas de nuestras muertes

y nuestras vidas.

 

ocho

Ubaldo Enrique mi hermano se parecía al mar.

Vigoroso. Inagotable.

 

nueve

El mar se parece a mi hermano.

Para Simone, Alejandro y Omid, mis sobrinos

 

 

 

pedro-gil-bannerPedro Gil (Manta, Ecuador, 1971). Poeta y narrador. Perteneció a los talleres literarios dirigidos por Miguel Donoso Pareja. Ha ejercido los más variados oficios, entre ellos: sepulturero, reportero, terapeuta de alcohólicos y drogadictos y alguna vez, ratero. Actualmente es facilitador de Taller Literarios. Es una de las voces más poderosas, y férreas de la literatura ecuatoriana.

Ha publicado los poemarios: Paren la Guerra que yo no juego, 1989; Delirium Tremens, 1993; Con unas arrugas en la Sangre, 1997; He llevado una Vida Feliz, 2001 -antología poética que incluye: Los Poetas Duros No Lloran-; Sano Juicio, 2003; 17 Puñaladas no son nada, 2010 (antología personal que incluye poesía y cuento); y Crónico, 2012. Ha publicado también el libro de cuentos El príncipe de los canallas, 2014.

Tiene el poemario inédito Bukowski te están jodiendo, del cual hemos tomado los textos que arriba se presentan.