NARRATIVA INFANTIL Y JUVENIL DE MARIANA FALCONÍ SAMANIEGO

Mariana Falconí Samaniego

EL RINCÓN DEL SONIDO

En un país sudamericano, ubicado en la línea Ecuatorial, existía un pueblo pequeñito y especial, llamado Cubijíes. Este lugar era conocido como “El Rincón del Sonido”, pues cada habitante del mismo se identificaba no por el color de su piel, ni por su nombre, ni por su tamaño, ni por su carácter, sino por el sonido que fluía de su cuerpo.

El cacique de aquel lugar, Don Jacinto, era un anciano muy sabio que no necesitaba gobernar, pues el pueblo se gobernaba por sí solo, ya que la gente vivía en armonía, escuchando el murmullo del viento, el susurro del arroyo, el trinar de las aves, el tecleo de la lluvia sobre los tejados.

Cada habitante tenía su propia casa y un huerto donde sembrar sus verduras, una o dos vaquitas que les daban leche y un montón de gallinas ponedoras. Su alimentación era casi en su totalidad vegetariana, por lo que tenían larga vida.

En este pueblo cada quien se comunicaba con cada cual mediante sonidos que viajaban en ondas, conversaban por telepatía, sin escucharse jamás una nota discordante.

El lugar más hermoso y visitado era el parque de los besos, donde los jóvenes concurrían a conocerse  y si sus ondas coincidían quería decir que se habían enamorado, entonces se daban un beso y el sonido que un beso producía era la caricia más hermosa que jamás oído humano pudiera imaginarse.

Aquí vivía una familia compuesta por siete hermanos, cuyos nombres eran: Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si. Do, Re, Mi eran varones y Fa, Sol, La, Si, eran mujeres. Ellos habían perdido a sus padres, que se murieron ya de muy ancianos. Igual que todos los demás habitantes, los siete hermanos vivían en armonía con la naturaleza.

Pero como en todo, en alguna familia debe haber una oveja negra, y en aquella, la de los siete hermanos, Mi, el menor de los varones era algo rebelde. Sin embargo, el joven también era muy hábil e ingenioso. Con sus  manos construyó un instrumento de la más fina madera que por allí había y le dio la forma de una mujer pequeña y delicada, en cuyo centro dejó abierto un círculo, sobre el cual tensó varias cuerdas finísimas que consiguiera en la mina de platino que existía en las afueras del pueblo. Fabricó luego un arco con las delgadas hebras de los largos cabellos de sus cuatro hermanas y con él empezó a frotar el instrumento que había construido, arrancando sonidos armoniosos y desconocidos hasta entonces.

Sus hermanos creían que se había vuelto loco y lo amenazaron con llevarlo donde el anciano cacique si no volvía a sus cabales. Pero Mi, no les hizo caso y se pasaba día tras día ensimismado con aquel instrumento. Se puso a pensar qué pasaría si combinaba los sonidos de todos sus hermanos, así lo hizo, primero en orden ascendente: do, re, mi, fa, sol, la, si. Luego en orden descendente: si, la, sol, fa, mi, re, do. Luego unos con otros y otros con uno, hasta que al fin se escuchó por toda la comarca una hermosa melodía nunca antes oída.

Todos los habitantes, incluido el Cacique se dirigieron hasta la casa de los siete hermanos y sorprendidos escucharon otra y otra melodía, cada una de las cuales era más hermosa que la anterior.

¡Había nacido la música! Y con ella había nacido el violín, pues así nombró Mi a aquel instrumento construido con sus manos, ya que las notas musicales parecían volar de entre sus cuerdas.

Este prodigio se extendió a los pueblos vecinos y a lo largo de todo el mundo. El pequeño “Rincón del Sonido” se hizo famoso por este descubrimiento y el Cacique nombró Caballero de la Gran Orden del Trino al rebelde Mi, quien a pesar de la fama y los halagos nunca perdió su sencillez y siguió viviendo en aquel pueblito, junto a sus seis hermanos, componiendo cada vez, preciosas melodías en su querido violín.

EL PUEBLO QUE NO PODÍA DORMIR

Érase una vez, un hermoso pueblo enclavado en la Cordillera de los Andes de un pequeño país sudamericano. Este pueblito limpio y risueño lleno de árboles y plantas frutales, con un cielo más azul que otros lugares y vigilado por un alta montaña de blanca y brillante nieve se llamaba RIOPAN. Todos sus habitantes eran felices; los niños asistían a escuelas alegres y el resto del tiempo correteaba por el campo.

Los adultos trabajaban en las industrias agrícolas y frutales que la zona producía, pues la tierra era pródiga y generosa. Por todo lado se veían plantaciones de maíz, trigo, cebada, hortalizas y fragantes frutas. Las vaquitas paseaban tranquilamente en los potreros y no hacían otra cosa que comer y dar abundante leche.  La vida transcurría apaciblemente.

Un buen día llegó al pueblo un lagarto de ojos verdes y larga cola llamado Ambición y empezó a mal aconsejar a la gente del pueblo. Les dijo que era tonto regalar las verduras, las frutas y flores a sus vecinos; que lo deberían vender a precio de oro, sobre todo a los pueblos cercanos que eran desérticos.

Entonces, los hombres empezaron a volverse ambiciosos y no solo se contentaron con vender a grandes precios sus productos, también empezaron a aplicar la ley del más fuerte, arrebatando tierras y animales a los más débiles, sembrando la desconfianza, el caos y la miseria que antes eran desconocidos en el pueblo.

Un poco apartada del mismo, en un claro del bosque lleno de flores silvestres y de frondosa vegetación, por donde corría un apacible arroyuelo, había una casita pequeña y sencilla, hecha de gruesos maderos y con un vistoso tejado rojo. Allí vivía una joven llamada Nelita Corazón de Oro.

Hace un año atrás, a la muerte de sus padres, con sus pocas pertenencias, junto a su abuela materna, Julita, por quién sentía un cariño entrañable abandonó el pueblo y se instaló en aquella casita que su padre había construido y donde todos pasaban alegres fines de semana. Nelita era una criatura muy especial a quién no llamaba la atención las fiestas y paseos con que se divertían los jóvenes del pueblo, ella amaba extraordinariamente la naturaleza, hablaba el lenguaje de los animalitos y se entendía con ellos. Con su lento caminar recogía las frutas del bosque de los que se alimentaban ella y Julita.

Cada día llegaban hasta su puerta la graciosa ardillita, el conejito blanco, mamá gallina y sus pollitos, el hermoso pavo real y hasta el solitario lobo y cada uno venía con frutas, nueces o raíces comestibles a ofrecerle y la acompañaban mientras Nelita Corazón de Oro cantaba o cosía sus modestas ropas y alguna que otra prenda de sus amigos los pequeños duendecillos que habitaban en el bosque.

Pero un día la ambición que se había apoderado del pueblo llegó como plaga al bosque y empezó a devorar todo lo que encontraba a su paso más no contaban con que allí vivían los duendecillos de los que ya hablamos. Es así que Pablo Pan-pan, jefe de los duendecillos buenos los reunió urgentemente para encontrar el castigo que dicha ambición merecía. Luego de largas deliberaciones decidieron aplicarles el castigo del insomnio, es decir que nadie podría dormir por más sueño que tuviera.

Y así fue en efecto, todo el pueblo había contraído el encantamiento del insomnio, empezaron a desesperarse pues por la falta de sueño caminaban como sonámbulos, ya no sabían a qué hora debían hacer cada cosa. Las vaquitas daban leche a deshoras, las gallinas cacareaban a cada momento y ponían huevos como locas, los gallos no dejaban de cantar su kikirikiiii.

Sin embargo existía algo para romper el hechizo y era que en el pueblo debía vivir una persona noble y buena, es decir que tuviera un corazón de oro y que por lo mismo se librara del encantamiento. Los notables del pueblo salieron en búsqueda de tal persona y al llegar al claro del bosque encontraron a Nelita Corazón de Oro dando de comer a sus animalitos y platicando alegremente con ellos. ¡Ella no tenía la enfermedad del insomnio!, ¡El pueblo estaba salvado!

Sin perder tiempo solicitaron a Nelita que intercediera por ellos ante el jefe de los duendecillos para que levantara el encantamiento. Ella fue primero a mirar por sí misma lo que ocurría en el pueblo y se compadeció al observar que los ancianos, jóvenes y niños caminaban como sonámbulos y accedió a ayudarlos. Para el efecto, se adentró en lo más espeso del bosque donde sabía encontraría a Pablo Pan-pan y bajo el gran roble empezó a invocarlo.  

Por un agujero asomó el duendecillo. ¿Cómo te atreves a molestarme Nelita Corazón de Oro? -dijo.

Sabes muy bien lo que deseo solicitarte magnánimo Pablo Pan-pan -exclamó la aludida- quiero pedirte que levantes el hechizo que pesa sobre el pueblo.

Tú sabes que ellos lo merecen por dejarse dominar por la ambición -respondió el duendecillo.

Tienes razón, gran jefe, -le contestó Nelita-, pero piensa que la lección ha sido demasiado dura, los hombres grandes ya han comprendido que para vivir feliz basta solo lo necesario, con el amigo sol y la señora luna, con las hermosas plantas y generosos árboles, el arroyuelo cantarino y los animalitos que nos dan su alimento.

Ellos ya han aprendido que el ambicionar mucho puede quitar el sueño. ¡Por favor rompe ya con el hechizo!

Y Pablo Pan-pan, conmovido por el pedido generoso del ser humano más noble que habitaba el bosque, alzó el hechizo. A partir de entonces todo volvió a ser como antes en el pueblito de Riopan.

EL MANIQUÍ

Parecían personas, aquellas figuras guardadas en el desván de la vieja casa  donde transcurrió mi niñez y adolescencia.

Solía subir por las desvencijadas gradas y atisbar a través de la rendija de la puerta. 

No me atrevía a más, estaban allí desde que tenía uso de razón. Parecían hombres de carne y hueso, vestidos de la cintura para arriba, con camisa de cuello almidonado, levita de buen corte, ojos negros brillantes y espeso bigote. Solamente al mirar hacia abajo y ver la armazón de madera que los sostenía, uno se daba cuenta que eran muñecos.

Un día, movida por la curiosidad pregunté a mamá de quien eran esos tres muñecos grandes que siempre estaban en el desván. Son maniquíes -me dijo- sirven para exhibir ropa y son de tu padre, de cuando tenía la sastrería.

Dejé entonces de tenerles miedo y cada vez que podía subía al desván, empujaba la puerta lo más quedamente posible y pasaba horas contemplándolos y tocándolos.

Había uno que especialmente me gustaba.  Tenía la cara de Luis Miguel, creo que entonces me enamoré de él, fue en realidad mi primer amor.

Apenas regresaba de la escuela, con la cabeza llena de fantasías como nos ocurre cuando tenemos diez años, subía al desván y ya no solamente me limitaba a mirar el maniquí que me gustaba, también le hablaba contándole todo lo que había hecho durante el día, mientras lo abrazaba sintiéndome la heroína de aquella historia de amor.

Esta costumbre se convirtió en obsesión que comenzaba a ser notada en la escuela y en mi casa. Las compañeras empezaron a embromarme: ¡María está enamorada!… ¡morada…..morada…. ja…ja… jaaaa!

Cómo las aborrecía a las muy tontas. Ellas no tenían el dulce secreto que yo guardaba para mí. Pero en casa también empezaron a darse cuenta de mi obsesión.

No sé que le pasa a María -comentaba mamá con la abuela-. Se pasa horas encerrada en el desván, dizque estudiando; claro que saca buenas notas pero es raro que le guste ese lugar lleno de telarañas y polvo.

Y fue precisamente abuela, quién me descubrió una tarde en que febrilmente abrazaba a mi amado inmóvil, me quedé fría cuando me di cuenta que me observaba con sus ojos verdosos, no dijo nada, dio media vuelta y se fue.

Aquella noche no pude dormir pensando qué castigo estaría tramando junto con mi madre. Al día siguiente al volver de la escuela conocí la respuesta.

¡El desván había sido vaciado! ¡Los maniquíes no estaban!… ¡Mi amado había desaparecido!

¡Desde entonces empecé a odiar a la abuela!

Mariana Falconí Samaniego. Poeta y Narradora. Escribe desde los 20 años cuando descubrió la magia de la palabra, el embrujo de poder transformar frases simples en metáforas  y ser capaz de desnudar su alma en cada verso, en cada poema. Y, reflejar sus sueños y anhelos por una sociedad mejor en los fantásticos mundos que habitan las páginas de sus cuentos y novelas.

Ha publicado: 9 libros EN POESÍA:

-Gaviota

-Quito Balcón del Cielo

-El Amor en cuatro tiempos

-Entre el amor y la esperanza

-El Color de los días – Laberinto

-Palabras en soledad

-Cantos de huracán y fuego

-La Patria y sus voces

-Corazón de trino

-Nelita Corazón de Oro

Y 40 libros EN NARRATIVA  INFANTIL Y JUVENIL:

-Cuentos para leer y pintar

-Con piel de oveja

-Colección de cuentos infantiles

-La Silla Mágica

-El secreto de la olla del Panecillo

-Perdidos en el Chimborazo

-El pozo de piedra del Itchimbía

-La ciudad sagrada de los Gnomos

-Alma de Campeón

-Frank y el volcán

-El tesoro de la pirámide

-El rincón del sonido

-Una valiente decisión

-El tren fantasma

-El Mago

-Cuando tú…te hayas ido

-La mansión siniestra

-Destino final: Orión

-Retrato de un asesino

-Mitos y Leyendas del Ecuador

-Mitos y Leyendas de América Latina

-Aventuras en el Yasuní

-Las islas encantadas

-El Héroe Niño

-El amor en tiempos del Facebook

-Anaconda

-Una canción para el cielo

-Corazón valiente

-Louise y Dolly

-Afrodita y los dioses del Olimpo

-El Bandolero del Mojanda

-Leyendas de Quito

-Collar de lágrimas

-En busca de la Atlántida

-Cuentos y tradiciones populares del Ecuador.- Tomo I

-Cuentos y tradiciones populares del Ecuador.- Tomo II

-Cuentos y tradiciones populares del Ecuador.- Tomo III

-El misterioso triángulo de las Bermudas.

-El circo de las estrellas

GALARDONES:

  • Premio de Poesía, CIEPE. 1990.
  • Mención de honor, Poesía Inédita a Quito.- Municipio de Quito.-1994
  • Condecoración al Mérito Educativo y Cultural por el H.Consejo provincial de Pichincha.-1996.
  • Tercer Premio, Concurso Nacional de cuento femenino”Jorge Luis Borges”.- 1997.
  • Premio exhibición internacional de “Poemas Poster”.Universidad de Santo Tomás. Canadá.-2000
  • Primer Premio, Concurso  Nacional de Poesía “Gabriela Mistral”.- 2001.
  • Mención especial 3º concurso cuento infantil “Alicia Yánez Cossío”.-2006
  • Finalista en Bienal de poesía “El poeta y su Voz” Casa de la Cultura, núcleo de Manabí.- 2006.
  • Condecoración al Mérito Laboral por su trabajo en el campo cultural, Ministerio de Trabajo.- mayo 2008.
  • Jurado calificador en el Concurso Nacional de Festivales organizado por el Min. De Cultura, 2013.

Su poesía ha sido traducida al inglés y portugués y consta en antologías nacionales e internacionales.

Ha sido jurado de cientos de concursos literarios.

Ha viajado invitada a otros países como México, Perú, Colombia y Venezuela.

Pertenece a la Sociedad Ecuatoriana de Escritores.

La Casa del Poeta Peruano, sede Quito.

Corporación de Escritores Ecuatorianos y Latinoamericanos.

Girándula, asociación el libro infantil y juvenil.