Llueven Cantos
“Llueven cantos” y son las hojas de Sandra de la Torre; hojas que nos mojan de sombra, de tiniebla, de vacío; para luego liberarnos entre el agua y el vuelo; porque la poesía de Sandra es aire y es sendero; árbol y tierra que cohabitan entre el amor, las muertes y el silencio. Líneas de abismos y de cimas que nos convocan a ese hábito extraordinario e insaciable de “beber por los ojos”.
Voracidad
Me asomo a la ventana
bebo por los ojos
escucho
toda la música
me saturo de historias
y geografías
lo legible
multiplica mis sentidos.
Me embarco en un texto
zarpo hacia otro
que me lleva a Venecia
cito
las citas
del que citó
para nomás de decir te amo.
No se sacia el ojo
ni el oído
hasta cuando
despierto
y sigo perdiendo
la inocencia.
Partido amor
Tú de reojo
yo de blanco
corremos detrás
del mismo mundo.
Vas driblando mis pretextos
yo rechazo tus avances
metes cabeza
me desubicas
uno a cero.
Hago un cambio fundamental
apenas tres toques
tus manos contienen
mi gloria.
Te sigo
me sigues
conquistas
quemas
tiempo precioso
y escapas
te vas
me olvido del mundo
me lanzo a tus pies.
Caes
es una pena
máxima.
Sin defensa
con tu mirada traspasándome
respiro tus jadeos
descargas con furia
mando al carajo ese mundo
ni sólo tuyo
ni sólo mío
y yo de rojo
y tú de blanco.
Canto
bajo una lluvia de hojas
el rayo de luz
enciende contornos
baila el jardín.
Doy saltos cortos en la rama
picoteo el tronco
mis ojos descubren
el árbol de enfrente.
Allá también llueven cantos
en los contornos
baila una luz verde naranja
entre las hojas.
Allá
corto una rama saltando
me picotea el tronco
enfrente del árbol
descubro mis ojos.
Mis plumas se agarran del viento
voy a esa copa
espejo espejismo
mi pico toca el cristal
la sombra.
Cuerpo opaco
Riego la sombra que crece en mi jardín
sus hojas morenas provocan al viento
besa su tallo el suelo humedecido.
No la sembré yo
acaso su semilla vino del sur
donde germinan más fértiles los espectros.
Qué feliz se ve bajo el alumbrado público
rendida su negrura a los dedos de la neblina
bailando un andarele con el agua del grifo.
Mis ojos se mecen en sus hojas
se duerme mi noción de estar despierta
olvido la sed del jardín
bebo la sombra de esa sombra que baila al viento
me sacio de tiniebla
soy la tiniebla que florece con el toque del agua.
Pero qué triste me mira
triste y sediento me mira el bambú
que se interpone en el sagrado cauce de la luz.
Sandra De la Torre Guarderas nació en Quito, en enero de 1971. Estudió comunicaciones en University of Nothwestern, de St. Paul, Minnesota. En 1998, Integró el Taller Literario de Poetas Jóvenes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, dirigido por Edwin Madrid. Más tarde ejerció su oficio en los talleres literarios de FLACSO Ecuador y Palacio (I)caza de Palabras de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Es guionista y realizadora audiovisual. Ha escrito y dirigido piezas de teatro. Enseña las asignaturas de Guión de ficción y Producción dramática, a nivel superior. Su ópera prima en el género lírico, El hueco en el zapato, es Premio Paralelo Cero 2012.