POEMAS DE JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS

 

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Lo primero es la vida. Luego esperas

las cosas que te llegan, las sorpresas

que te abren un camino y que atraviesas

despacio, paso a paso. Va de veras

el tiempo y sus olvidos, las quimeras

que se suceden, y cuando regresas

hasta el inicio, sabes que sopesas

cuanto ha pasado en una vida entera.

Y así se fue creciendo este momento

donde somos un sueño de este día,

una repetición de una costumbre.

Carpe diem nos va diciendo el viento.

Lo que viene se va y lo que creía

que era cierto no es tanta certidumbre.

(Carpe diem)

 

 

Un clamor de paloma, un vuelo leve

me trae la infancia, me dibuja el día

con sus dedos callados, sueño breve

que no conoce el alba. Amanecía

y no encontré la huella que escribía

en su voz la palabra verdadera,

ni supe ver la inmensa luz vacía

en sus ojos hambrientos de quimera.

La infancia en el cristal de lo lejano,

el invencible mar, el tiempo herido

que no retorna, la quietud callada.

La música del fuego en la nevada

que duerme en el umbral de lo escondido

como la brasa ardiente de un verano.

(Infancia)

 

 

Quien puede sostenerse en el vacío,

quien encuentra su senda y no la pierde

nunca de vista. Quien la luz contempla

en la niebla del sueño y no confunde

palabra con abismo. Quien se esfuerza

en vivir sin la red y nunca el miedo

atenaza su rostro. Quien se viste

de luz para encenderse con  la noche.

Quien es sustancia de la vida y sabe

dominar los espacios de las flores.

Quien se sacia en el agua derrotada.

Sólo quien nunca ceja en el empeño

de seguir su camino. Sólo es libre

quien defiende sus límites y vuela.

(Libre)

 

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No estoy cansado sobre la inocente

presencia del sendero; voy deprisa

cruzando la penumbra, paso a paso,

voy sin mirar atrás hacia la noche.

Voy con mis ojos y tus ojos donde

ver es delito. Conocer no basta

para vivir; subir hasta la cima

de la existencia de las cosas cuesta.

Y en sus huellas desnudas, y en sus pasos,

un precipicio de cristal levanta

la niebla del camino, la inocencia

de la esperanza herida. Voy deprisa

hasta la oscura cima de la altura,

hasta la negra voz de todo olvido.

(En el camino)

 

 

Viví como los sueños me dictaban

en el oído azul de cada letra,

en el lenguaje de los iniciados,

en el idioma extraño de una página.

Viví para las cosas verdaderas:

para el amor, para la luz dormida

en los brazos del día, para el dulce

descubrimiento de las cosas vanas.

Viví en la plenitud de los caídos,

en quien conoce el límite del agua,

en la tímida noche del vacío.

Viví en el hueco de la madrugada,

donde un mar muy oscuro se divisa,

donde el conocimiento nunca acaba.

(Últimas voluntades)

 

 

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JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS – POETA ESPAÑOL

JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS. Ávila. 1957. Profesor de Literatura y de Crítica Literaria. Catedrático de Lengua y Literatura. Es presidente de la Academia de Juglares de Fontiveros. Miembro de Número de la Academia de Poesía de Castilla y León. Coordinador de Literatura de la Institución Gran Duque de Alba. Director de la revista literaria “El Cobaya”. Autor de más de veinte libros de poesía, y dos antologías  “Quince años no es nada” y “La única semilla”.

Ha publicado entre otros: “Ternura extraña”, “La estancia”, “El sueño del guerrero”, “Ritual de los espejos” “Ávila desde la noche” “Celada de Piedra”, “Material reservado”, “El cuaderno de invierno”, “El color de la noche” “La piedra y el viento”, “Ausencias” “El rostro de la niebla”.

Ha sido traducido al francés, inglés, árabe y portugués.

Entre sus premios se encuentran:  Jorge Manrique, Tiflos, Ateneo de Salamanca, Gredos, Accesit de Adonais,  Vicente Aleixandre. San Lesmes Abad, Fray Luis de León de Castilla y León, Gil de Biedma, San Juan de la Cruz y Ciudad de Salamanca. Premio Alfons el Magnanim de Valencia.

 

Versos pájaros, poemas que son “clamores de palomas”. La única certeza la palabra alada como “música del fuego” para vivir en “el idioma extraño de una página”. Las líneas de José María Muñoz Quirós son vuelo hacia la emoción, hacia la incertidumbre de existir, hacia todo sentimiento que anida y explota en una hoja vacía que ha de llenarse de cantos. Como diría un gran amigo en común -Alfredo Pérez Alencart- la poesía de este vate “va de lo clásico a lo posmoderno”, y lo hace con pasos tan delicados, tan sutiles, tan perfectos que se quedan y resuenan en total permanencia. Tuve hace unos meses la oportunidad de conocer la obra de este extraordinario poeta de España, de recibir la ofrenda de su hospitalidad, de recorrer junto a él La Gran Muralla de Ávila, de acercarme no solo a su voz pero también a su vida, a su familia hermosa, a su grupo de amigos tan entrañables como él mismo, tuve la oportunidad de caminar la noche abulense y sus faroles, y allí escuchar  los versos inéditos  que al paso iban emanando del aliento de José María, justamente como emanan “las alas del canto”. ~ Ana Cecilia Blum

 

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