Vive si puedes, vive…
Metaforología Gaceta Literaria tiene el privilegio de presentar HERIDA DEL JUGLAR, (Hebel Ediciones, Santiago de Chile, 2016); antología íntima de poesía del distinguido vate colombiano JAIME GARCÍA MAFFLA
Ha llegado este libro a mis manos gracias al gran amigo Alfredo Pérez Alencart, y estos regalos inesperados son benditos, revelaciones necesarias. No había leído a García Maffla, no sabía de sus versos musicales, sus evocaciones irisadas, sus verdades como latidos. Los poemas de este autor tienen esa cualidad precisa de hacer sentir y de hacer pensar en una misma línea, en un mismo aliento. Gracias al poeta que los ha escrito, gracias al poeta que los ha enviado, porque estos textos íntimos han socavado y remecido mis propias fibras recónditas, cosa purísima que deben hacer los poemas. Aquí, una selección de los mismos para que nuestros lectores también puedan ser agitados. ~ Ana Cecilia Blum (Editora)
POEMAS DE JAIME GARCÍA MAFFLA
VIVE SI PUEDES
Vive si puedes
Fueron las tres palabras
Que le dijo a su propio corazón
Al saber que debía
Despojarse de todo e ir al desapego,
Plantar en su jardín la flor morada del Desprendimiento.
Ahora, si puedes, vive,
Así se dijo,
Así oyó de sus labios la razón
Siendo él su contrario,
Siendo él mismo aquel otro
Que en enemigo suyo se volvía,
Luego de abandonada la vida que una vez
Fuera su aliento,
Su alimento y su senda,
Cuando
Su alma hacía de Norte a sus pasos.
Y ahora se lo dice:
Vive si puedes, vive…
Ajeno ya de sí, cuando el final del día
Le hace el exiliado de su ensueño
Y le convoca
En el oscuro huésped de su razón del día…
PASOS
Esta vez vino breve
Sonido de una caja de música
Acaso porque huyera
Haciendo un alto en cada puerta
Cada uno miraba en torno a sí
O al patio
Y algo adentro escapaba de las manos.
RECONOCIMIENTO
Los ojos que me miran desde un cristal imaginario,
Evocando los rasgos que tuviera un día,
Nada tienen que ver o saben del final que me aguarda
Y no imagino.
Sin embargo,
Cuando lunas y soles hayan cumplido con su tránsito,
Y de la memoria hayan partido imágenes y sueños eternos,
Quedarán,
Como la parte mía no encontrada, los ojos que me miran.
HERMANO
Búscate, hermano,
Si llegas a encontrarte
Cuéntame en qué lugar estás
Y cuál te hallas,
Qué razón tienes de ti mismo,
Cómo vives,
Si vives; si te llega
Noticia de tu alma
Dime el estado de sus cosas,
Si penosa o serena es su navegación,
Si el día la recibe o le es extraño.
ACUDE, PUES QUE IGNORAS
Acude, pues que ignoras
Todo cuanto de los otros en ti hay,
A tu interior,
Como a la luz las mañanas acuden.
En el ámbito solo de algún día
Antiguo,
Tu nombre graba,
Y así al concluir el día también concluya.
El desencanto de querer comprender
Tuyo no solo es
Sino de la naturaleza toda,
Aunque la comprensión para ella no fue hecha
Sino el existir,
Zumo entero de horas que rosas son,
Cogidas
En el jardín eterno del fluir que se agota.
ADÓNICO
A nada invoco fuerzas, hoy a nada me acojo,
Las heroicas salidas de ayer no se repetirán,
Pues que afuera he quedado y nada me resguarda.
Quede mi nombre hoy como los nombres quedan,
Para que sea según cada ocasión o por cada partida,
Y no carguen mis pasos otros huesos que estos
Huesos equivocados que dirigen mis pasos,
Fuero de la ordenanza de seguir con el juego
Y aún perpetuarlo.
POR UN ENGAÑO
¿Qué habría de decir O a qué mover mi mano?
No sé qué sea la poesía,
Ni aún mi vida.
Nada sé de mí
Ni de aquellos que ahora
Me rodean,
Pero tampoco puedo saber nada.
Estas líneas las trazo
Estérilmente y por inercia,
En un casi completo abandono
O en una obsesión.
¿Decir? Nada
Hallaría, ni de mí ni de nadie;
Sé que existen los versos
Y que los he amado desde niño.
¿Más para qué?
Los días
Son siempre nuevos,
Nuevos también los ojos engañados
Y el corazón que a ellos adora.
PALABRAS QUE AYER
Palabras que de sí
Una vez ayer, lejos, dijera,
Hoy nada son
Nada para nosotros
Que en otra tierra, con historia
Distinta, debemos hacer frente al destino.
Pero no es esto lo que importa;
Aunque es verdad que de un lugar a otro,
De un tiempo los azares
Y afectos difieren
Con el sendero de una vida y su meta,
Mas aquellas palabras,
Dolor de un hombre solo, permanecen…
AMAR LA VIDA
Amo la vida, sí,
Dios mío.
Aunque no sé si crea
En tu Ángel de perfecta belleza y esperanza.
Estoy ante un papel
Y sería mi verso la puerta que a tu oído
Se abriera,
El hogar que han de buscar mis pasos.
Vivo, y otros conmigo,
A quienes amo,
Los seres que me han acompañado hasta hoy,
Con quienes voy ahora y van conmigo.
Pero no puedo más,
O nada quiero más, fuera de mi alma,
Nada o nadie, es lo mismo,
Si esos seres
Que me rodean son aire y van al aire.
Señor, mi Dios,
¿A qué todo, y yo a quien o a dónde?
Deja el agua que fluya y olvídame.
En paz Estamos, o lo estaremos, si me guarda la vida.
ASÍ
Navegando en el blanco de lo blanco más blanco:
Así miras la nieve de regreso a las nubes.
Así tu corazón se abre entre el alba
Hacia ramos de antiguas y ajenas azucenas
Y te roza, de lejos, un ala en el cristal.
¡Ay! Verdaderamente ignoras todo,
¡Ay! Verdaderamente nada podrás saber.
JAIME GARCÍA MAFFLA (Cali, Colombia, 1944). Poeta, filósofo y ensayista. Realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes y un Máster en Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana. En su obra se traslucen influencias de la tradición hispánica y del existencialismo. Ha sido catalogado, junto a otros destacados poetas, como perteneciente al grupo de la ‘Generación Sin Nombre’. Considerado un experto en la obra de Cervantes, es el autor del prólogo y las notas de la primera edición colombiana del Quijote, y uno de los poetas más relevantes de Colombia y Latinoamérica. Fue cofundador de la revista de poesía ‘Golpe de Dados’, que apareció en 1972, junto con Mario Rivero, Giovanni Quessep y Fernando Charry Lara. En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia. Ha sido coordinador de talleres de la Casa de Poesía Silva y profesor de posgrados en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana y del Instituto Caro y Cuervo, en Bogotá. Entre otros, sus libros poéticos son:‘Morir lleva un nombre corriente’ (1969); ‘Guirnalda entre despojos’ (1976); ‘En el solar de las gracias’ (1978); ‘La caza’ (1984); ‘Las voces del vigía’ (1986); ‘Poemas escritos a lápiz en un viejo cuaderno’ (1997); ‘Vive si puedes’ (1997); ‘Al dictado’ (1999); ‘Caballero en la Orden de la Desesperanza’ (2001); ‘Antología mínima del doncel’ (2001); ‘Poemas del no-decir’ (2011); ‘Buques en la Rada – Lais’ (2014) y ‘De las señales’ (2014).
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SOBRE “HERIDA DEL JUGLAR”
“…García Maffla no es de esos vigías que prestan toda su atención hacia el brillo de la luna. Ni mucho menos: lo suyo se edifica hacia adentro, hacia la inaudita verdad que acontece al interior del hombre desgarrado o entristecido, del poeta que llega a cuestionar el por qué la Diosa blanca o el Ángel tutelar se fijaron en él y le inocularon el virus de la Poesía: El encanto y la pausa del encanto; Rocío matinal que hiere y deja Sobre el herido la estación, la queja De la herida y la seña del quebranto.
El peso de la memoria y las conexiones existenciales junto al anclaje espiritual: refutación a los instantes resplandecientes y señales de lo visible desencar-nado: pero su visión se desdobla hacia adentro, roza la piel del alma mientras sigue en su búsqueda y ora: “Señor:/ He de cumplir con este día,/ Si es que lo aguardas,/ Si es que está entre Tus planes.// Déjame, pues,/ Ya no por mí ni el iris de mis ojos,/ Sino en ofrecimiento,/ Para seguir las líneas del mapa de tus manos…”.
Presencia del Misterio y presencia de la Herida en este miliciano del amor que parecería estar expectante de conocer cuántas piedras le lanza la vida, días tras día. Por ello la cita del principio, su declaración de intenciones, para él mismo y para sus congéneres:
Vive si puedes;
Ahora, si puedes,
vive…”
Alfredo Pérez Alencart
(Universidad de Salamanca)