Hágase el Verso
POEMAS DE ERNESTO G.
(EL ANDANTE DE LAS NOCHES Y LOS VERSOS)
NOCHES HA DE HABER Y TAN OSCURAS
Noches ha de haber y tan oscuras.
Bailar en la cuerda floja, subir un tanto
mientras se baja con deseos de sumirse.
Amuletos y serpientes, o coito estéril.
Río o procesión, cuerpos desnudos tan cubiertos.
Cada palabra un latido que se esfuma.
Cada luz un parto que se malogra.
No tanto alegoría como sesgo.
No tanto lucidez como contorno.
Noches ha de haber y tan oscuras.
LA LLUVIA
En el río, cuando la noche es fría,
todo fluye misteriosamente.
Callados asistimos a la ceremonia
de las aguas, a la danza de las hojas
antes de que se hundan por fin, tan tristes.
Es un rito, una fábula que surge
de las rocas, del canto tenue de las ramas.
A veces la lluvia interrumpe el silencio,
confunde la corriente sumisa de las cosas.
La lluvia, decimos, la lluvia, la lluvia.
DILUVIO
He de construir una barca,
navegar
en las aguas vacías de la noche.
Velero sin vela,
flotará con todo su peso
y desplegará alas oscuras
para anunciar alguna vida posible.
He de construir una barca.
Navegaré en silencio,
los ojos cerrados,
la sal guiando el camino.
Un ave extraña se posará en la proa.
No la veré, solo escucharé
su tardío canto anunciando un diluvio.
Será inútil su canción como todas las canciones.
Pero en la noche oscura y silenciosa,
no seré yo quien desdeñe su compañía.
EL PESCADOR PEZ
Con las manos decide el pescador su juego,
pez o guardián, noche eterna, luces distantes.
Baja la luna, suben las aguas,
el hombre que duerme en la orilla no descansa,
la marea es un aviso, un grito insistente.
Pescador o pez, el hombre pesca la sombra
de su destino, historia en círculos, mano que tiembla,
anzuelo que desgarra la piel sin escamas del pez
que pesca como un hombre
o del hombre que
nada como un pez
a través de la arena sucia de la playa
donde todos duermen hasta el anochecer.
Con las manos decide el pescador su juego,
su juego de ser pez en la muchedumbre.
SOPLO MUDO
De cada verbo un soplo mudo,
canto de un ave helada,
punto final
en esa oración única,
deshecha.
Vengo en pedazos a caer en las trampas.
a decir el tiempo no es mío ni tuyo,
es una insinuación apenas,
futilidad del verso.
Vengo en pedazos
a copular con las sombras,
figuras de cera,
insistentes vacíos de Dios.
HÁGASE EL VERSO
Hágase el verso en la mañana clara
cuando aún saltan traviesos
los ángeles del sueño
y el canto es dulce y la voz es tibia.
Hágase el verso en la mañana clara
antes del café, los buenos días,
antes del rutinario viaje por el jardín.
Hágase el verso en la mañana clara
cuando todo parece nuevo otra vez,
tierra recién descubierta.
Hágase el verso en la mañana clara
cuando la noche nos empuja
una vez más
hacia la vida.
Ernesto G. La Habana, Cuba, 1967. Poeta, narrador, videasta y blogger. Licenciado en Lengua y Literatura Inglesas por la Universidad de la Habana. Primera mención (Poesía) en el Concurso “13 de Marzo” (1987). Codirector de revista de arte y literatura Conexos y director de iSawFinger Productions. Editor del blog losrelatosdemauricesparks.com. Ha publicado Los relatos de Maurice Sparks (Editorial Silueta, 2011). Estos poemas pertenecen al libro Traducir la noche, que será publicado el año próximo por la Editorial Silueta. Reside en Miami.