Estoy en mí
AUTOBIOGRAFÍA NO AUTORIZADA Y OTROS POEMAS DE RAFAEL COURTOISIE
AUTOBIOGRAFÍA NO AUTORIZADA
Me fui de mí para siempre
pero volví enseguida
para llenar de dicha
mis adentros.
Nadie puede dejarse solo:
el cuerpo hueco, una bolsa vacía
los escombros del pan: las migas
que separan la infancia del adusto
ceño, del puño apretado, del ácido
atardecer de la adultez.
Llevo ese niño que fui
a todas partes, mi abuela
rezonga desde el otro mundo
y tiene razón:
la jalea de membrillo
es muda y cierta
tengo los labios
manchados de palabras.
Me comí el pan
de la mañana. El invierno
comenzó: tu voz me abriga,
abuela, aunque ya tenga canas
aunque haga frío y dude
bebo el café con leche
y me voy a jugar a la calle
de aquel entonces.
Ahora que estoy en mí
no pasa el tiempo.
Ahora que estoy en mí
no tengo miedo:
hago barullo
a la hora de la siesta.
Pateo una pelota
y rompo un vidrio
de la vecina de enfrente.
Cuando sea grande
quiero ser como yo.
Ni más ni menos.
LA CANCIÓN DEL ESPEJO
Piensa que no soy tú, así que no me pienses.
Mira para otro lado
mira el mar, mira dentro.
No me mires. Piensa que no es verdad
piensa que en el fondo hay piedras.
Piensa en las piedras: ese es un buen pensamiento, sólido, estable.
En las piedras que parecen deseos, en las piedras del tiempo
que parecen años. Piensa en los años. No mires al espejo.
Este no soy yo. Es tu recuerdo. Es la melodía,
la música de la imagen que se te parece. No soy yo.
No eres tú.
No es nadie.
Piensa en el agua del mar, en su movimiento, en su peso.
Piensa en el agua y no en mí, piensa en el pensamiento
que viene y va, como un espejo.
Pero no pienses en el espejo, rompe el espejo
de una pedrada, piensa en el alma dura de las piedras
en las piedras: ellas sí que te hacen falta
con su firmeza, con su alegre peso
misteriosas y serias: en las piedras.
Si el espejo se rompe no soy yo, no eres tú
no es nadie, es la fuerza
del recuerdo que se ahoga en el espejo, en el agua
seca del espejo, la fuerza sin fuerza, la luz que se apaga
el espejo quebrado y yo, mi inocencia
que te dice:
piensa que no soy tú, no me pienses.
A CUCHARADAS
Desde esta mañana peleo contra la sombra de mí, contra el dolor umbrío de mis adentros varios.
Los ojos se me nublaron temprano, como si fueran a largarse a llorar.
No los dejé: los hombres no lloran.
Pero desde Chile me llegaba la nube de polvillo, tristeza y llanto seco del volcán Calbuco, de su última erupción.
El volcán me decía, con su nube de polvo, que su tristeza era igual a mi tristeza.
Había una mujer en la brisa que traía la ceniza del Calbuco, una mujer en su voz de polvo, en su ayuno de calma, en su vacilación humana y en su señal de humo como la de un apache en la pradera de la muerte, escribiendo en el cielo la dolencia de un verso turbio.
Así que decidí juntar felicidad, sacarla de alguna parte.
Abrí la boca y me puse frente al sol, para que entrara con sus rayos dulces.
También leí y compré fruta: dentro de la fruta y en las palabras, en su pulpa, abunda la felicidad.
Mezclé el sentido de la fruta con la dulzura ácida de las palabras.
Puse todo en una olla sobre el fuego y revolví de vez en cuando con una cuchara de madera. Junté la jalea en un frasco de vidrio. Cerré la tapa.
La dejé en la cocina hasta que se hizo de noche y se enfrió.
Ahora la devoro a cucharadas, feliz como un niño pobre.
El Calbuco se va a aquietar, le voy a cambiar el nombre.
Se va a llamar Monte Carmelo, Stella Maris o sencillamente Maravilla.
“Calbuco” me hace acordar a “Gólgota”, y de ahí, tal vez, viene la tristeza que nos hizo lagrimear sílice y agua a cada uno. Al volcán y a mí.
Y de la mujer que iba en la brisa, nada.
No voy a decir nada.
¿Para qué?
MIXCOAC, A LA MAÑANA SIGUIENTE, Y EN MONTEVIDEO LLUEVE
para quien es
Este poema borra los poemas anteriores, para grabarlos en piedra, bien hondo, para que no los borre la lluvia ni la brisa de esas miradas que pasan y no comprenden.
Este poema calla, aprieta los labios, hace silencio para decir mejor, para decírtelo todo, para que sepas.
Este poema queda escrito en el aire, para que no lo borre nada.
Este poema está escrito en náhuatl sobre el agua del mundo.
Palabras de lluvia de decir, enterradas en el sol.
Muy alto, adentro, muy cerca.
Tonatzin se llevará todo, cada muro, cada pared, cada piedra.
Y el poema seguirá cantando con la boca cerrada.
APOLOGÍA DEL AGUA QUE CAE
“Llueve o llovió. La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado”, decía Jorge Luis Borges.
Por eso hay que vivirla, por eso hay que recordar este presente.
Y disfrutarlo ahora.
Mañana, cuando la calle esté seca, se va a añorar el espejo raro y hermoso sobre el asfalto, la cabellera de agua sobre los árboles, el velo líquido de misterio claro.
La lluvia interroga a la voluntad, al nudo profundo de la acción, al punto secreto donde está la alegría o el estanque gris de agua imbebible.
Que no se detengan, que no se encharquen las ganas.
La respuesta es Sí: salir a la lluvia es salir dentro de uno, a la intemperie de uno, esa que cada ser guarda dentro como un piedra pesadísima y árida, y hacerla germinar, convertir el peso en sueño volador, en hacer fuerte y ligero.
Que cada gota de las nubes sea agua bendita.
Que las lágrimas de lluvia sean de risa, de alegría buena, y brillen.
ÁRBOL GENEALÓGICO
Mi padre era una palabra oscura que se llenó de luz cuando lo vi por primera vez, luego de muerto, en la madrugada de un árbol en un lugar de Pau, en Francia.
El árbol era muy viejo. Parecía inerte. Pero con el primer asomarse del alba de aquel día de junio le apareció un brote verde, mínimo, en un costado del tronco, arriba, bien arriba, donde había estado alguna vez una copa frondosa y ahora crujía un esqueleto de ramas secas.
Me acerqué.
El árbol era altísimo, y muy ancho. Debía tener raíces hasta el otro lado del mundo, por lo menos.
Miré el brotecito verde de cerca.
Le hablé. Se enredada, se doblaba sobre sí mismo, como si no quisiera crecer.
Casi no había nacido y ya era rebelde.
Ese árbol iba a estar lleno de savia en agosto, en el verano de Europa, en el atardecer del tiempo.
El brote, el rostro del brote, por algún motivo, verde y algo torcido hacia un lado, se parecía a mí.
PARA QUÉ MIERDA SIRVE LA POESÍA
(CAPTAIN HOOK, THE BANKERS, THE POLITICIANS, THE PRETTY GIRL AND ME, THE OLD MAN PETER PAN)
a quien corresponde
Debería preocuparme por los índices económicos, pero escribo un poema.
Debería hacer cálculos sobre la evolución de las divisas, sobre cómo asegurarme un futuro, una vejez digna, una posición acomodada, pero escribo un poema.
Debería interesarme por la cuestión inmobiliaria, por asegurarme un puesto rentable en alguna institución u organismo adecuado, pero escribo un poema.
Debería hacer caso a los amigos que me dicen: “ubícate” y ustedes saben lo que eso quiere decir, pero escribo un poema.
Debería ajustar mis precios, mis “incomes” al índice inflacionario, a los tiempos que corren, pero escribo un poema.
Debería pensar en otro modo de cubrir mis gastos de salud, mi asistencia médica, mis planes de retiro, pero escribo un poema.
Creo que no me voy a poder retirar.
Debería madurar de una vez, superar este complejo de Peter Pan, pero escribo un poema.
El capitán Garfio me mira con rabia, blasfema, echa espuma y sangre por boca y narices.
Yo sigo a muchos metros sobre la superficie terrestre, lejos de la mierda y el barro de los comisionistas, de los mercaderes, de los burócratas y traficantes, de los prevaricadores, negociantes e intermediarios diversos.
El capitán Garfio quisiera verme muerto.
Pero puedo volar.
El hada, Tinker Bell, me susurra al oído los versos más alegres esta noche.
Garfio, el capitán, exige que baje. Me hace gestos obscenos con su dedo curvo de hierro
atornillado en el muñón donde habita la sierpe, la codicia, los virus y bacterias del chancro abisal humano.
Los políticos y algunas suripantas no saben para qué mierda se escribe la poesía.
Se ríen a los gritos. Se muestran en TV. Se inyectan botox en la epidermis y en el culo del celo.
Pero escribo un poema.
Escribo este poema para todos ellos.
Escribo este poema para mí y para todos ustedes.
Escribo este poema para quienes no saben leer.
Escribo este poema para los que no quieren leerlo.
Escribo este poema para esa muchacha que ya me olvidó y optó por irse con el capitán Garfio.
Ja. Pobrecita.
Ella no sabe que Peter Pan vuela sin alas.
Y que, cuando Garfio la acaricie, por más dinero y poder que tenga, la va a lastimar feo.
Le va a dejar heridas horribles en la piel, en el alma de la piel y más adentro.
Este poema es para ella.
La poesía restaña lo rasgado.
La poesía no da dividendos.
Sólo cura, besa y cierra las heridas.
La muy bella y tierna permite volar.
Da de beber al sediento.
Hace ver a los ciegos.
Resucita a los muertos.
Hace cantar a los pájaros de piedra:
hasta los sordos pueden escucharla
y bailar salsa y rumba
rumba y merengue
hasta quedar ahítos
de música y saciarse.
NOÉ REVISITED
Hoy viernes llueve por dentro, diluvia
aunque brille el sol.
Voy a aprovechar para ajustar
los maderos del arca.
Junto un casal
de cada especie
y lo alojo.
Hoy piensa la cabeza
del martillo
y la punta de los clavos.
Mañana, mañana
vamos a navegar.
FENOMENOLOGÍA DE LOS PÉTALOS
Llega el invierno
por fin
y sin embargo
tus labios
de arriba abajo
son llamaradas.
GPS
Ahora que estoy en vos estoy en mí.
Me había ido, me había olvidado
dentro de mí. Estaba fuera, solo.
Tu falta no me dejaba entrar.
Ahora volví a vos. Volví a mí
por el camino de vos. La noche
está en el lugar exacto, tibio
donde quedó la otra vez.
Rafael Courtoisie Beyhaut (Montevideo, 1958) es un narrador, poeta y ensayista uruguayo. Ha sido profesor de Literatura Iberoamericana en el Centro de Formación de Profesores del Uruguay, profesor de Narrativa y Guión Cinematográfico en la Universidad Católica del Uruguay y en la Escuela de Cine del Uruguay. Fuera del país, ha sido profesor invitado en la Universidad Estatal de Florida y en la Universidad de Ohio, ambas de Estados Unidos, y en la Universidad de Birmingham de Inglaterra. La Universidad de Iowa lo invitó a formar parte del Internacional Writing Program. El 12 de junio de 2013 fue elegido para integrar la Academia Nacional de Letras del Uruguay. Ha escrito varios volúmenes de cuentos y poesía, y cuatro novelas. Su novela Santo remedio (Madrid, Editorial Lengua de Trapo, 2006) fue finalista en el Premio Fundación José Manuel Lara. Su libro Cadáveres exquisitos fue Premio de la Crítica. Su novela Vida de Perro obtuvo el Premio Nacional de Narrativa del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay y fue nominada al Premio Rómulo Gallegos, de Venezuela. Tajos y Caras extrañas son sus anteriores novelas publicadas en España. Las versiones italianas de Tajos (Sfregi) y de Caras extrañas (Facce sconosciute) fueron publicadas en Italia. Adaptaciones teatrales de Tajos fueron estrenadas en Buenos Aires en 2002 y en Santiago de Chile en 2005. En 2008, la editorial venezolana Monte Ávila publicó Palabras de la noche, extensa antología de su obra poética. Jaula abierta (Madrid, 2004) y Todo es poco (Valencia, 2004) son sus títulos más recientes de poesía. Amador, en tanto, es un libro de prosa erótica, que apareció en Barcelona, España (editorial Thule), y en Uruguay. En 2011, Courtoisie editó la antología: La poesía del siglo XX en Uruguay (Visor poesía), una selección de poesías de 40 poetas uruguayos. Parte de su obra fue traducida al inglés, francés, italiano, rumano y turco, entre otros idiomas. Ha obtenido varios premios. Entre ellos, el Premio Fraternidad B’Nai B’rith (Jerusalén), el premio en la categoría Poesía de los Premios Morosoli Uruguay, (auspiciado por la Cátedra UNESCO y la Asociación de Universidades del MERCOSUR), el Premio Loewe de poesía (España), por el cual la Editorial Visor publicó su obra en su colección Visor Poesía; el jurado fue presidido por Octavio Paz), el Premio Plural de Poesía de México, (jurado presidido por Juan Gelman), el Premio de Poesía del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, el Premio Internacional Jaime Sabines, (México), el Premio Blas de Otero (España) y el Premio de Poesía José Lezama Lima y Premio Casa de las Américas.
Fuente de ficha biográfica: https://es.wikipedia.org