El Juego en Solitario de Escribir
EN LA ESPALDA MORDIDA POR EL HUMO
Una mujer condenada a la desacralización, a remover todas las piezas de un ajedrez empotrado en la historia y ponerlas en un sitio distinto: con más aire, con más libertad. Una mujer escribiendo unos poemas que rompen los diques de esa gran represa que es la historia de los versos políticamente correctos. Una mujer que se salta por en medio de la diafanidad fofa de aquella poesía pura y sutil y que nos encamina hacia el desequilibro, hacia la transtextualidad, hacia la libertad de las formas: y aquí está, Sonia Manzano, cargando el saco pesado de la ironía y entregándole a cada verso con su personalísima voz poética. Manzano no podría ser poeta sin su “yo”. Esa única primera persona que se escapa de los formulismos y va a darse contra la pared de su propia sabiduría: una reconstructora de sus conocimientos.
Con este nuevo libro ha logrado ampliar un discurso desde el culto gesto del barroco (por la riqueza idiomática y por ese guiño de ojo que le hace a Sor Juana, a Góngora, a Lope, a los místicos, a la historia bíblica, y a esa atmósfera medieval y religiosa). Además la emoción y la conmoción que logra con su discurso rigoroso y libertario. Una voz juguetona con todos los convencionalismos del lenguaje y de la vida: hace retruécanos a los significados y a los significantes, a la vida de una voz poética que no renuncia nunca a un estilo: porque eso es Sonia Manzano, un estilo, una voz única, la portadora de un nuevo plano de arquitectura para construir sobre lo ya dicho. Descartiana: de todo duda, a todo lo vuelve de otro matiz. Se arrima a otros discursos y los revitaliza, los vuelve novedades, se deja ir por el absurdo y regresa airosa y con una sonrisa a medio morder.
Grande, Sonia Manzano. Se ha superado a sí misma. Debe ser muy difícil saltar la barrera autoimpuesta de sus poemarios clásicos anteriores: “Full de reinas”, Patente de corza y Último regreso a Edén. Pero con Espalda mordida por el humo consigue ingresar a un territorio nuevo, diferente y siempre agarrándose de su voz hecha, desde siempre, para perdurar.
Esta es una voz inmensa del Ecuador para el mundo. He aquí Sonia Manzano, que como ella mismo diría para dentro de sí: La samaritana avanza/ y más allá de lo real maravilloso/ y de la maravilla hecha una realidad abyecta/ vacía su ánfora/ en el ombligo ciego de su propia leyenda. ~ Xavier Oquendo Troncoso
DESDE METAFOROLOGÍA: SEIS POEMAS DE SONIA MANZANO TOMADOS DE ESPALDA MORDIDA POR EL HUMO (EL ÁNGEL EDITOR, 2014)
1
Antes de que me interne en tus dominios
deja que aspire
una bocanada más de aire selvático
así soplaré sobre tu nuca
manojos prohibidos de floresta
y dejaré en tu espalda
gránulos de fuego verde
para que de ellos coman
las ávidas alondras de mis manos
Deja que me provea
del vestuario adecuado
para poder remontar siglos de arena
en un solo segundo de ventisca
como para poder decir
debajo de este cactus
escondo la memoria del verano
y debajo del verano
resguardo mi ternura sobreactuada
Deja que unte tus músculos funéreos
con aceites provenientes de mi origen oscuro
soberbiamente oscuro
como las vetas que jaspean
mi piel de duro jade
Con este paladar yo paladeo
los bordes azucarados de un incendio
que se ahogó en medio vaso de cenizas
Con este bisturí mojado en niebla
secciono lo mejor de tu cadáver
el que a diario yo invento
para cantar a dúo
romanzas sin palabras
embebidas en brebajes de silencios
Con este azadón que abre sus zanjas
en las áridas hectáreas de mi sangre
roturo mi lomo depredado
por los dientes omnívoros del humo
y esparzo mis semillas nocturnales
sobre un lecho con forma de sepulcro
Con este pico torvo
de ave agorera
escarbo en tu hígado de espectro
los restos del licor que no libé
por estar extrayendo
el néctar sosegado de los tedios
No constas en mis sagradas escrituras
no eres el ángel prometido
que bajará a la tierra
para limpiar con ácido
el menos original de mis pecados
Eres apenas
el leiv motiv de una poesía trasnochada
la ficción concebida en un encuentro
de torsos irreales
el salmo que ahora salmodia
mi soledad beduina
mientras quema sus naves demenciales
en el último espejismo del desierto.
3
Por mí un hombre perdió su oreja
y hubo otro que perdió
su prestigio de santo
Por mí alguien redactó
un nuevo testamento
en el que me legaba
setenta veces siete
una canción que hablaba
del perdón y otras falacias
Ahora un juez ordena que mi espalda
sea azotada hasta el cansancio
por un pobre remedo de justicia
De mí no arrancarán
la confesión que esperan
Miradme
pero miradme bien
yo soy la culpa
completamente embebida de inocencia
4
No he podido sobornar a mi poesía
le he ofrecido mi reino
a cambio de un solo verso preñado de ternura
y no acepta ese canje
no está entre sus competencias discursivas
la de hacerle concesiones al amor
en sus más cándidas formas
Cómo exigirle a mi cactus que dé peras
si en el solo se posan
los silbos de los pájaros castrados
10
Mi espalda que por decenios
se inclinó sobre un teclado
para arrancarle melodías
que hicieran sollozar a los impávidos
ahora es un arrozal de niebla
rociado con orines de ambrosía
Mordiscos de humo seccionan
el cordón umbilical que me mantiene
unida a mi palabra
Se aleja de mí
el fruto verbal de mis entrañas
no obstante
del violín parapetado tras mis cuerdas vocales
sale un sonido que triza
la copa de mis vinos ancestrales
Mordiscos de humo masacraron
entre sus molares
mi cadena genética
ahora
cuando tiro de ella
se van por el desagüe
eslabones erráticos
perdidos entre sí
y sueltos a su suerte de signos inconexos
Tengo el mismo número de genes
que tiene la gorila que amamanta
con leche de sus ojos
al dios que cruza
de liana en liana
por el deforestado corazón de mi palabra.
19
Porque en líquido humor viste y tocaste
Mi corazón deshecho entre tus manos
(Sor Juana Inés de la Cruz)
Debo ausentarme
me toca revisar mis trampas de la fe
para saber si en una de ellas ha caído
el humo que en las noches
rebusca entre mis mieles desabridas
mi olor a mandarina desgajada
Debo enclaustrarme
en una celda en la que quepan
mi pluma de gaviota
mi rosario de cuentas pendientes
a más de un catre dispuesto a recibir
mis líquidos humores
aquellos que la poesía vio y tocó
cuando tuvo
“mi corazón deshecho entre sus manos”
Es tiempo de canjear
los placeres mundanos
por el juego en solitario de escribir
hasta que sangren
las yemas de mis dedos
Tendré que ser mi propia musa
si es que aspiro a ocupar
un sitial
en las letras culteranas
aunque lo que en verdad deseo
es ocupar un sillón de miembro vitalicio
en la plebeya Antiacademia de la Lengua
No soy la décima
ni la undécima
ni la vigésima primera musa
que se inspira a sí misma
para sacarse de adentro
la carne hecha verbo conjugado
Yo soy la primera musa de mi especie
la única y la última
la que no volverá a repetirse
En mí se apagará
entre alaridos de humo
el fuego que me trajo
21
No soy una fumadora contumaz
es más
ni siquiera soy una fumadora social
esa que a lo largo de una fiesta
apenas si fuma un martini seco
o bebe dos tragos de un tabaco negro
añejado como vino blanco
Mi mejor contacto con el humo
lo tuve
la vez que me arrastraron a la pira
para que confiese
mi adicción a los conjuros idiomáticos
No es justo
en ningún sentido es justo
que yo
sin haberme fumado un amor completo
esté condenada a cargar mi propio oxígeno
en mi espalda mordida por el humo
No es justo
tener que rumiar sobre cenizas
la pena de saber
que bajo negras masas de agua
aún siguen viajando los migrantes
hacia la muerte prometida
No es justo
y es por eso que ahora
ingiero a diario
varios litros de fuego que logren sofocar
ese dolor punzante
que me ha dejado el humo
que se apagó conmigo
Sonia Manzano (Guayaquil, 1947). Poeta, narradora y ensayista. Su obra poética está conformada por los siguientes títulos: El nudo y el trino (1972), Casi siempre las tardes (1974), La gota en el cráneo (1976), La semana que no tiene jueves (1978), El ave que todo lo atropella (1980), Caja musical con bailarina incluida (1984), Carcoma con forma de paloma (1986), Full de reinas (1991), Patente de corza (1997) y Último regreso a Edén (2005). Su poesía fue recogida en el tomo Poesía junta (2008). Sus novelas Y no abras la ventana todavía (Premio III Bienal de Novela ecuatoriana, 1993), Que se quede el infinito sin estrellas (2002) y Heces fatales (2005). Con su libro de cuentos Flujo escarlata (1999) fue galardonada con el Premio “Joaquín Gallegos Lara”, al mejor libro de narrativa del año. Su obra figura en las más importantes antologías, entre ellas: Lírica ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979), Between the Silence of Voices: An Anthology of Contemporary Ecuadorean Women Poets (Quito, 1997), Antología de narradoras ecuatorianas (Quito, 1997), Poesía erótica de mujeres: Antología del Ecuador (Quito, 2001), Cuento ecuatoriano contemporáneo (México, 2001), Casa de luciérnagas, Poetas Hispanoamericanas de Hoy (España, 2007), Poesía ecuatoriana contemporánea (México, 2010), Poetas de la Mitad del Mundo. Antología de poesía escrita por mujeres ecuatorianas (Ecuador-Estados Unidos, 2013).