POEMAS DE JUAN IDIAZABAL

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Sin título 60

En la ciudad de las ratas
una última gota de sangre
anuncia que la ciencia ficción
ha matado al último de los unicornios
y en un ataque de psicosis
los fantasmas de mi pasado
salen a reclamar mis derechos de nacimiento
mientras desaparezco
del imaginario colectivo
en la noche amable.

Despierta Buenos Aires en invierno

Mi piel muta de color,
permuto mi calor,
las luces de la fulgurante ciudad me despiertan,
las chicas argentinas desfilan bajo paraguas parisinos color verde limón,
sigo esperando el diario
el frugal desayuno internacionalista se dio a la fuga en mi sistema digestivo,
lentamente,
mientras amanece la gris metrópolis llora,
la soda de mi vaso se esfuma
se condensa
y
llueve dentro del mismo vaso precipitado,
el gas no cambia de posición como el obelisco,
las adormiladas masas marchan
el paso marcial de un tango oficialista/opositor,
la contaminación sonora viene de adentro de los porteños mismos,
las noticias vienen de muy lejos, se ve,
porque yo las sigo esperando,
un relámpago solitario me recuerda el porqué de mi viaje,
unos linyeras ríen en la puerta,
la máquina de helados me sopla su hediondo sabor
a aburrimiento,
el diario sigue sin arribar,
es demasiado temprano en la Capital
y mi bandeja sólo me regala basura.

 

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Tango de la muerte

Pasos
en la pista de baile…
toc toc toc
la policía ordena
el 2×4 resulta en
ocho
muertos en los telediarios
se habla de violento desalojo,
pasos marcados
en sangre de inocentes
que espíritus siguen marcando
cada bala es una década
marcada como los pasos
ensangrentados en la pista,
memoria de una canción desmemoriada
que el compositor se llevó
a su tumba
para tocarle a sus camaradas
esperándolo en la milonga
de Dios.

El silencio del campo

ondea
entre tanto llano
cables de electricidad
árboles de tensión
vacas tumbadas por el calor
un pedido de cordura
nadie sabe
cómo llegó allí;
cómo hacerlo cumplir.

Rojo punzó la tela,
dorados sus caracteres,
suena una campanilla,
pedido de cordura ahogado,
el silencio del campo
se traga todo.

Yendo a trabajar

La cucaracha sube al colectivo,
no le alcanza, el dinero,
la SUBE lo baja,
camina por distópicas veredas,
una manifestación
de perros agorilados lo sorprende,
susurran consignas
que el viento amplifica:
“el helado de soja es rico en uranio 238”
“el evangelismo transplutonita amalgamado es la verdadera religión”
“el salto del tigre invertido tiene que ser deporte olímpico de invierno”
“soldar con la boca está in”
“1 elevado a la menos diez es el número del diablo del norteño”
“comer pebetes de cantimpalo sirio y fiambrín con pistachos te convierte en revolucionario kurdo”
la mariposa sigue su camino
al llegar al banco
el silbido de su capataz de unidad básica
lo convierte en colectivero,
una cucaracha apurada sube a su unidad,
la baja pues no le alcanza el dinero.

 

 

juan-miguel-idiazabal-poetaJuan Miguel Idiazabal. Marplatense (1984) Escritor; traductor público, científico-técnico y docente de inglés y traducción; soñador utópico-surrealista; cantante de ducha; nowhere man; pacifista; delirante (Groucho Marx + Goofy). Es autor del libro 4 Estaciones de Haikeu, 2008. Varios de sus textos han sido publicados en diversas antologías, revistas y blogs.