El horizonte siempre me espera

OCHO POEMAS DE

GINA E. LÓPEZ

 

 

RÚBRICA

 

No solo guardas el mundo de las letras y los símbolos,

estás llena de secretos como el abecé del universo,

y lo eterno de las obras.

 

Guardas también, aquella visión inmortalizada

de la bajada por el parque a eso de las 6:15 de la tarde,

cuando él viraba en el jeep, a su regreso de jornada.

Entonces, escribía para aprender y para pasar el año,

ese era mi deber para hacerlo feliz.

Ahora, escribo para recordar, desahogar,

para confirmar mi existencia

y desatar los nudos que te encierran

en mi pasado.

 

Tu vieja máquina de escribir guarda también,

los años de amor y de su risa al verme

camino a casa, torcida inevitablemente; por su peso.

 

Padre, no envejeciste conmigo; pero tu legado de letras y

símbolos sigue escribiendo la historia, mi historia.

 

 

HOGAR

 

Casona de recuerdos pálidos donde yo tiemblo.

 

Casona de puerta amarrilla, como helado de crema;

de ventanas, como cárceles para la entraña.

 

Paredes lúgubres, húmedas,

vientos de invierno que atraviesan el cuerpo,

pérdida incrustada y el no saber de qué…

 

La novia espera, cabeza baja, tenue;

blanco fino, fino blanco, la  luz penetra su vestido,

pureza, azares, compromiso sin misa.

 

Casona habitada por un fantasma extraviado, inquieto,

rondando el jardín.

 

Casa azul, antigua, vieja, nostálgica,

quisiera que seas olvido; y eres memorias,

espiando vidas por los orificios del tiempo.

 

 

QUITO

 

Sus callecitas son reflejos de tedios.

Las pendientes ascienden y descienden.

¡Cómo costaba cargar con la rutina!

 

Casitas encajonadas como mosaicos

de pinturas en vidrio; donde el vecino oía

las realidades más escabrosas.

 

Y las iglesias, acorralaban, acorralan

la esperanza, desesperanza, de sus devotos.

Afuera, plazoletas albergaban la pobreza y el vicio.

 

Allá lejos, el horizonte siempre me espera, me llama.

 

Sin embargo…

 

Los años entregados a otros campos fueron vanos;

es aquí en esta ciudad de la que hui;

donde estoy y estaba.

 

 

SECRETO

 

Minúsculas las miradas que huyeron

para hacerse lágrimas.

Mientras tu torso era el lugar del dolor, ajeno a mí.

 

Te recuerdo, cruda, desnuda, abriéndote al fin.

Tronco inefable, enfrentaste la muerte, sin retorno.

 

Y sin embargo; la pregunta sigue en el umbral:

¿Dónde dejaste ocultos todos tus escombros?

 

 

ESCALERAS

 

Los justicieros llegaron para atrapar al ave,

al hombre rifle, a la caza de la risa de otros.

Su secreto fue que nunca pudo encontrar la suya,

la interna, la necesaria, la cómplice.

 

Los zapatos de su mujer, negros, empapados; vestigio de dolor,

subían y subían su llanto eterno todos los días.

¿A dónde te llevaron? ¿A dónde caminaste sin saberlo?

¿A dónde, hombre sin tiempo, sin sonrisa?

 

La vianda pilar de la historia, fue llama encendida, del amor.

 

 

CONQUISTA

 

En un lugar de la mancha

Dulcineas nunca fueron princesas.

Heroínas nunca fueron rescatadas.

Damas nunca fueron entendidas

ni descubiertas

ni amadas.

 

Mi verso pasa por el umbral de tu rostro,

donde vuelvo a encontrar tu mancha en la que me pierdo,

de la que soy tu sierva y esclava

en la tierra malparida de mi ocaso.

 

 

PARA “EL” POETA

 

BOHEMIA

 

Aparece el poeta con la mañana sobre su camisa vieja,

masticando los versos de las noches servidas a desmanes.

 

Aparece el maleante de la botella, ojos profundos, partidos;

pidiendo centavos de perdón.

 

Aparece el bohemio de las cervezas, de licores putrefactos,

de bares y prostíbulos donde forjó su rima.

 

Aparece el condenado a las sobredosis de letras, de traumas,

de vicios, de honestidad.

 

Aparece el buscador del amor, el traicionado, el traicionero de su propio

mundo, de su felicidad.

 

Aparece el que recibe aplausos por parir sus palabras, desnudas, solas,

todo poderosas.

 

Aparece cabeza gacha diciendo que la literatura lo liberó.

 

Extraño destino del que se salva rumiando su

doloroso, oloroso, talento.

 

 

SPANGLISH

 

El invierno acarició tus pómulos chocolates.

 

Muñeca de azabaches

Empapados y temblorosos,

niña de madera de ángel y desierto de muerte.

 

Caen tus hombros, preludio de un cuadro

desconocido, enmarcado desde siempre…

 

Los fantasmas retumban en las bancas de fierro,

de  hielo.

 

Destino, Tuyo,

Mío,

TU

YO

 

 

 

Gina E. López. (Quito, Ecuador). Poeta y docente académica. Es licenciada en comunicación por la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Su maestría en literatura hispanoamericana la realizó en la Universidad de St. John’s, en NY. Es miembro fundador de la revista bilingüe de poesía “Entre rascacielos” en esa misma ciudad. Su poesía ha sido presentada en el Instituto Cervantes (2005); así como en los festivales “Poetas en Nueva York” (2008), “Manta Ciudad de Letras” (2014-2017), y “Paralelo 0″(2016). Su poemario “Desnuda Ánima” (2015) fue publicado en Quito, Ecuador.