Alfredo Perez Alencart
Alfredo Peréz Alencart

 

Alfredo Pérez Alencart es el Forastero, y hoy en su jornada ha hecho estancia, para dejar su voz en estas páginas, con un tríptico de éxodos y de retornos. Metaforología celebra a este señor de todos los caminos, como el gran poeta de nuestra lengua española que ya es, que será, y que siempre ha sido.

 

TRÍPTICO PARA FORASTEROS

 

VUELTA A CASA

Un perro olfateó
mi ropa de forastero
tras largo viaje.

No es visión pasada.

Ayer llegué
a la entrada del pueblo,
pero un perro
no me deja pasar,

aunque
le muestre ternura
o la foto del abuelo
que era de aquí.

Hundo las manos
en esta tierra
y luego me embosco
entre las ramas
del recuerdo.

 

OJALÁ QUE NUNCA TE SUCEDA

A ti te tocará otra suerte
cuando se aleje la bonanza
y, al mirar en su vientre seco,
querrás ir tras el pan para los tuyos.

Serás como el recién llegado
que busca comida en la basura
y debe dormir bajo los puentes
mientras todo brilla por arriba.

Tú habías perdido la memoria
de esa pasada ciudadanía
que ataba las hambres a su cuello
y el trabajo a la servidumbre.

Pasarás desmedidas privaciones
para lograr empleos miserables
que los nativos del lugar no desean
y tú harás con puntual esmero.

Todos viajamos en un mismo barco
que sube y baja con la marea.
Por el oro nunca te envanezcas
pues bien puede faltar mañana.

Sí: ojalá que nunca te suceda.

 

FORASTERO

Tierras duras, ¿dónde un hueco para este paria
que no se resiente ni a la menoscuarto? ¿Dónde
un catre roto para tiritar lento otra amanecida?

¡Aquí acudo, mis murmuradores! ¡Aquí perforo
la tela en pos de trashumancias! ¡Aquí, pisando
cepos, trastabillo y aprieto los dientes y hambreo
hasta roer la piedra! ¡Aquí resiembro espinas
que me torturarán más allá de la extremaunción!

¡Sí, gentes huidizas del abrazo o del desangre,
vine para deambular por el hedor de la basura!
Tierras duras, ¡ni baratijas traigo ni lujos pido
al hosco secano de vuestro corazón! Amados
prójimos, ¿por qué huyen de mi faz mendiga?

¿Mías las fronteras, los visados? ¡Nada es mío
salvo el horizonte boreal no sujeto a la muerte
o la aguja que de continuo taladra el minutero!

Tierras duras, tierras empinadas por los siglos,
¿dónde unos granos de trigo?, ¿dónde el zumo
de dulce viña? ¿Dónde un colchón de paja vieja
para posar mi día cardal o mi fatiga sin brecha?

¡Creo en el maná que veo en la mano del Amor!

 

Alfredo Pérez Alencart (Puerto Maldonado, Perú, 1962). Poeta y ensayista peruano-español. Desde 1987 es profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Salamanca. Entre 1992 y 1998 fue secretario de la Cátedra de Poética “Fray Luis de León” de la Universidad Pontificia de Salamanca; desde 1998 es coordinador de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos, que organiza la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. En 2005 fue elegido miembro de la Academia Castellana y Leonesa de la Poesía. Sus poemarios publicados son La voluntad enhechizada (2001), Madre Selva (2002), Ofrendas al tercer hijo de Amparo Bidon (2003), Pájaros bajo la piel del alma (2006), Hombres trabajando (2007), Cristo del Alma (2009), Estación de las tormentas (2009), Savia de las Antípodas (2009), Oídme, mis Hermanos (2009), Aquí hago justicia (2010), Cartografía de las revelaciones (2011), Margens de um mundo ou Mosaico Lusitano (2011), Prontuario de Infinito (2012), La piedra en la lengua (2013) y Antología Búlgara (2013). Hay un ensayo sobre su obra, Pérez Alencart: la poética del asombro (2006) de Enrique Viloria, y un amplio volumen sobre su obra y persona, homenaje de más de 230 escritores y artistas de cuatro continentes, Arca de los Afectos (2012), coordinado por Verónica Amat. Su poesía ha sido traducida a 20 idiomas y ha recibido, por el conjunto de su obra, el Premio internacional de Poesía “Medalla Vicente Gerbasi” (Caracas, 2009) y el Premio “Jorge Guillén” de Poesía (Valladolid, 2012), entre otros.