Textos Tomados de  “Cuerpo de ahora”

CuerpodeAhora

Antología de poesía compilada por el profesor Rei Berroa para el XXII Festival Internacional de Poesía “La Pluma y la Palabra”. Maratón de la Poesía del Teatro de la Luna 2014. Washington D.C.

Rei-Berroa

Maraton-de-la-Poesia-Teatro-de-la-Luna

 

LOS POETAS PARTICIPANTES

 

 

Indran-AmirthanayagamINDRAN AMIRTHANAYAGAM

(Ceilán [ahora Sri Lanka], 1960)

 

Un fracaso, una mariposa

Cuando Nicanor me invitó

a cenar ostiones y tomar

cabernet en su casa de madera

en la Reina conversamos

 

en aquel 1995 de su visita

a Nueva Delhi y de su apego

a la idea hinduista

de dejar los lazos: familia,

 

bienes, sexo y caminar,

un mendigo, por las calles

antes de llegar al bosque

para esperar el aleteo

 

de la mariposa, su luz

enceguecedora. Diez

años después, otra visita

con el poeta, esta vez

 

en Las Cruces,

ante el océano,

y me pidió que leyera

Antonin Artaud sobre

 

lo absurdo

en la vida moderna.

Otra vez nos acordamos

de la mariposa. Cuatro

 

años más tarde, me dijo

que le acompañara a su estudio

en el jardín al lado de la casa,

mi único camino ahora,

 

y viendo un poemario mío

en su estante me comentó

que le encantó el título

“El infierno de los pájaros.”

 

Llega ahora la noticia

de que le han otorgado

el Premio Cervantes.

A sus 97 años pienso

 

si va a romper con

su camino de

costumbre y tomar

el avión a Madrid.

 

Artaud debe tener

la respuesta, o

el mendigo hindú,

o nadie. Me dibujó

 

un regalo aquella

primera vez. Dice

el lema. Cada uno

fracasa a su manera.

 

 

Basilio-BelliardBASILIO BELLIARD

(Moca, República Dominicana, 1966)

 

Noche ahíta de techo

No es el cuerpo el que sueña; es la noche, ahíta de techo.

Los ojos no duermen sino la habitación donde moran.

La noche se mineraliza y los cuerpos de los amantes se combustionan: reciben el peso de la luna.

La noche se llena de serpientes y de toros que me embisten en la meseta matinal.

Despertar es soñar y adivinar números.

Despierto que sueño enjambre de murciélagos.

Duermo que me despierto congelado.

Me desvelo cuando me duermo que despierto. Me despierto que duermo desvelado.

 

La noche es un río de ojos

La noche era un semillero de ojos, un jardín donde se oía la

respiración de la luna. Miro mis ojos. Miro la marea de mis ojos.

Miro ciego el relámpago iridiscente que estalla como hielo.

Substancia del fuego. La noche se bate piel a piel con los cuerpos.

Vivo en el corazón de la memoria; muero en la punta del silencio.

La noche es un río de ojos de agua. La noche cae sin fin. Muere el

moriviví. Mueren los tamarindos y los almácigos. La noche cae de

rodillas, y se duerme.

 

 

Ana-Cecilia-BlumANA CECILIA BLUM

(Guayaquil, Ecuador, 1972)

 

Divago

en cualquier callejón oscuro

que quiera liberarme

de las anestésicas luces.

Puedo verlo todo más claro:

hay flores tristes

y besos levitando

hasta topar con las nubes.

Alguien observa:

un indigente que perdió los sueños

entre el hambre y la basura.

¿Qué vendrá después?

El presente incesante.

El futuro no existe.

Deslicemos nuestras manos por las paredes,

allí está la humedad del invierno,

los recuerdos son así

no se ven pero se sienten.

 

Todo es derrotado por el alba

los fantasmas se esconden

detrás de los armarios,

la madrugada se fragmenta,

el reloj no claudica.

Tal vez nos encontremos

en otro sueño,

porque el poema

será siempre un sueño.

 

 

Margarito-CuellarMARGARITO CUÉLLAR

(San Luis Potosí, México)

 

Jardines del eterno retorno

“Sólo por hoy, cerveza de raíz y Coca Cola cero.”

No pienso ir a ningún lado. Excepto

el hígado –desertor solitario o traidor a la patria–

los otros artefactos lucen bien.

Corazón, páncreas, ilusiones,

entonados como un verso de Emily Dickinson.

No me vean así

si luzco pálido como madera de laúd,

clara de huevo o juventud pasada por agua

es que amor me encandila desde un circo de tres pistas.

 

La estrella y la piedra

Bestia de aserradero, materia sólida,

era yo blanda roca en los dominios de su reino.

Mas nació este humor vítreo

que asigna por paisaje un remedo de nubes,

por edecanes un coro de enfermeras,

por pluma un bisturí, por alas nada.

Consigno, no enseño. La moral:

vaca en el aserradero de los dioses.

El oro, aun en estado puro, envilece.

No amenazo, sólo advierto. Suscribo. Rubrico.

 

 

Maria-Eugenia-MunozEUGENIA MUÑOZ

(Colombia)

 

Mirada en el espejo

Es muchas veces el espejo

no nosotros.

Nublado, con manchas

que creemos nuestras.

Nos miramos

no nos vemos definidos,

no podemos fijar

la mirada clara,

estamos borrosos,

imperceptibles, desgastados.

Sin ser nosotros mismos

nos miramos como

lo que hay en el espejo:

nube, borrón, mancha.

 

 

Jose-Maria-PrietoJOSÉ M. PRIETO

(Madrid, España, 1949)

 

86

Algunos minutos en manos del marmolista

es todo lo que les queda a aquellos que tienen a gala

labrarse un nombre que se pronuncie en voz alta

al leerlo en la lápida.

 

87

Tantas las horas pasadas por el inquisidor

indagando las idas y venidas del demonio

que le veía en cualquier esquina

de sopetón

le condenaron por ir juntos

 

95

Jeremías

Cada vez que oye hablar de las miserias de este mundo

es en las voces de gentes que siguen viviendo ahí

a gusto ignoran

que las cuevas del monte están … libres de impuestos.

 

 

Enrique-SolinasENRIQUE SOLINAS

(Buenos Aires, Argentina, 1969)

 

Cambios climáticos

Padre,

hoy te vuelvo a encontrar

en esta ciudad desesperada.

Charlemos sobre el tiempo

que es mejor

a conversar sobre otras cuestiones.

Hablemos de la lluvia o el sol

pero no me preguntes

sobre la muerte que nos sucede ahora.

La idea de parecerme a Jean Paul Sartre

aun me seduce

como el sonido de un cuchillo,

atravesando la realidad

(y no te lo digo).

Toda muerte

primero sucede en las palabras

para luego llevarse a cabo

en los ojos

(y no te lo digo).

Padre,

hoy te veo

y al mismo tiempo veo al que seré,

pero distinto.

Ya nada se puede hacer.

Es necesario.

Mejor,

charlemos sobre el tiempo.

 

Rutina

El muchacho cabalga hacia la aurora

para abrir y cerrar el mundo.

Es el aliento de la infancia el que lo obliga

a cortar su corazón.

Es el aliento de la infancia el que lo obliga

a coser su corazón con aire.

Tantas palabras, tantas,

que ya no hay

qué decir.

Es el aliento de la infancia la aurora.

El sol es rojo.

 

 

Zingonia-ZingoneZINGONIA ZINGONE

(Costa Rica/Italia, 1971)

 

El huésped

En la soledad de la alcoba

se insinúa una imagen

ligera y alta se desplaza

por la pieza

las manos en los bolsillos.

Tiene la camisa blanca

y la sonrisa encendida

la frescura inquieta

de otra edad.

Se sienta se levanta

busca

en los ojos huecos

del tiempo

un relámpago

donde apoyar su desvelo.

En la soledad de la tarde

regresa a hacer visita

este huésped

repetidas veces llega

rompe el cerrojo

entra

y habla

el temblor el mudo idioma

del deseo.

La luna se asoma

a la ventana

y quieta observa

los juegos del aire

una silueta en vilo

una mujer desarmada

los malabarismos de la soledad.