Cierta Manera de la Luz Sobre el Cuerpo

LAS VOCES DE ‘CIERTA MANERA DE LA LUZ SOBRE EL CUERPO’

 

 

Por: *Jacqueline Costales

Riobamba, Ecuador, 29-09-2017

La palabra, parte fundamental del ser humano nos define inevitablemente. Sin ella la comunicación no ocurriría o sería una maraña de datos; la historia, un océano de sucesos disgregados y ocultos. Son palabras las que se reeditan en la poesía construyendo belleza, revelando vivencias, exhibiendo formas; deviniendo sentimiento, volviéndose inconfundibles y únicas. No obstante, Cierta Manera de la Luz Sobre el Cuerpo, es un extenso arrecife de sal y de espuma donde abunda la luz; donde se acumulan sustancias, olores, sabores y sonidos en sus 9 compartimentos donde ha ido creciendo, madurando, evolucionando, y ensanchando la palabra de una mujer decidida en la búsqueda de emociones supravitales.

Las voces poéticas, porque no es una sola la que riela en estas páginas, intentan penetrar en el espíritu del lector, induciéndolo a sentir, a vibrar a conmoverse como lo hace ella, teniendo como mediador, el cuerpo, ‘sendero por donde van y vienen las pasiones’, elemento que puede resurgir, transfigurar, volverse el otro, cuando así lo exige el estro poético. La “otredad” es incuestionable en estos versos que buscan la ‘mitad perdida’. Como lo diría Octavio Paz, “El hombre anda desaforado, angustiado, buscando a ese otro que es él mismo. Y nada puede volverlo en sí, excepto el salto mortal: deseo, amor, imagen…”1.

Respecto de este tema, Heidegger, considera que la existencia del hombre “es un ‘salir de sí mismo’, ‘un estar ahí’, ‘un estar fuera’. Es decir, la existencia del hombre es un salir permanente desde su ser a otro ser; desde una ‘estancia’ a otra estancia”2.

En El tiempo y el Otro, Enmanuel Levinas, realiza una investigación sistémica de la relación del yo con el otro, infiriendo que el yo en su dimensión de temporalidad y trascendencia no es un sujeto aislado y único sino que es en la apertura hacia los otros, en una perspectiva diacrónica.

En estos versos, la voz poemática deja su aislamiento, cambiando su ámbito de soledad por el de ‘existir de varias maneras’. En el primer compartimento, “Cambio en los climas del corazón”, publicado a los 17 años, hay un primer intento por transparentar la realidad como una necesidad de expresión, como un revelarse por primera vez mediante un discurso poético donde el erotismo es la herramienta que establece el vínculo entre lo tangible e intangible, entre el cuerpo, materia concreta, y la necesidad de amar, ansia espiritual que invoca y convoca al amor, camino, complementariedad, vida, luz.

 

Vos pequeño Caín

originándome

el zumbido de los oídos

la risa

el cielo

en el sexo

Toda

el agua.

 

En “La actitud del fuego”, siguiente compartimento, hay un sujeto lírico realizando rupturas, liberándose de tabúes y convencionalismos para dar ese salto de lo sentimental a lo sexual-erótico. Como menciona Jesús David Curbelo en la introducción del texto, “hay un desenfado para abundar en lo erótico y un rechazo a seguir al pie de la letra el legado de una dedicación absoluta y eterna al macho”3.

 

Cuidaré tus pájaros

pero me niego

a hacer el amor en la jaula.

 

Norma Klahn, considera que al convertir al lector en un cómplice, el sujeto lírico tiene la posibilidad de identificarse con él, compartiendo sus frustraciones, tensiones, alegrías, deseos, tristezas, esperanzas, rabias y placeres; ratificando con esto, que el poeta es un ser de carne y hueso, no un Dios”4.

En el siguiente receptáculo “Algunas rosas verdes”, aparecen los nombres de ciertos arquetipos femeninos: Olga Orozco, Sor Juana Inés, Clarice Lispector, Cristina Peri Rossi, Edith Piaf. A través de los cuales se muestra una postura, una mirada, una actitud de mujer en interacción con el cosmos. Pero además, realiza una introspección para reencontrarse y explorar el subconsicente5, para lograr una catarsis con el lector, un reconocimiento, una realización, ratificando la pertenencia a un género determinado.

 

El ángel de Lispector

Un gusano de azúcar se quiebra

entre los dientes

no tiene cara

pero se repite

cuando siento hambre

 

En la segunda parte de, “Algunas rosas verdes”, nos topamos de nuevo con el tema de la alteridad, con la idea de ser el otro. Y es que a través de la poesía es posible advertir los rostros y las maneras de esos otros que habitan en nuestro interior.

 

Confidencia

Antes de ser  nadie

cuidé el bosque de la cama

supe de tus ritos nocturnos

Antes de ser mujer

fui hombre…

Después fui árbol

incendiado

por secretas vidas

de la tierra

Ahora apenas soy

el pájaro que lleva

piedras en las alas

y piensa no claudicar…

 

Aleyda Quevedo (Fotografía de Anaís Madrid)

 

Para Levinas, el tiempo no debe ser una experiencia de duración sino dinamismo, una relación con una alteridad. El conocimiento representaría así una estrategia de apropiación: ‘el Otro’, como rostro que me enfrenta y restituye6 Y es que, gracias a la imaginación de Quevedo, duende en constante movimiento, un mismo sujeto puede ser ‘él’ y también ‘el otro’. Aunque puede resultar además, que ‘él’ sea ‘otra cosa’, concreta o abstracta, un elemento de la naturaleza; en este caso, un árbol, un pájaro. Octavio Paz manifiesta que: “si tenemos la suerte de encontrarnos en otros descubriremos que somos un desconocido”7

 

Empero, observar esa imagen exige valor para asentir los dominios que la conciencia nos oculta, cabe entonces reconocer que “No hay puertas, hay espejos”8.

“Espacio vacío”, siguiente compartimento, es una colección de poemas de intenso erotismo, donde fulgura la necesidad del amor como fuerza que provoca el renacimiento del ser. El sujeto lírico, intuye, reiterativamente, que la vida es un desierto, donde tanto el tiempo como los cuerpos son solamente arena que nos entierra o nos libera; sin embargo se puede volver al camino de otra manera, en otro elemento; en un tiempo nuevo, veámoslo en “Identidades”

 

Fragmentada en mil mujeres

bajo la memoria de la salamandra

Soy ellas y yo

con un poco de hombre

que se disuelve

y se aferra

a mi indivisible identidad…

El titubeo entre masculino y femenino

Permite gozar de lo incierto.

 

Ciertamente, no hay espíritu que no piense en su fragilidad existencial, en la lucha entre el ideal y la realidad concreta; entre la luz y la sombra, entre lo eterno y el tiempo, entre la vida y la muerte. En Quevedo hay la idea de unificar al hombre con la vida; al hombre con la mujer y con la naturaleza.

Tanto como el filósofo eleva su conocimiento a una visión total, única y abstracta; el poeta proyecta su palabra a categorías más altas para obtener significados más profundos de las cosas, contemplando en ellas, el sentido último del mundo. El desdoblamiento o proyección del ‘yo lírico’, es un elemento que constituye una de las principales características de Cierta manera de la luz sobre el cuerpo.

En el siguiente compartimento titulado “Soy mi cuerpo”, aparecen el dolor y la enfermedad como leit motiv; si bien el dolor que es inherente a la vida, se refleja en el cuerpo, receptáculo de múltiples posibilidades como la de nacer y crecer; vivir en libertad o en esclavitud, crear y procrear; existe además la posibilidad de morir y renacer; de ser sombra y ser luz.

 

Fin de mi suerte

Mi útero reposa

en la bandeja de cirugía

se vuelve ceniza

en los basureros hospitalarios.

Para volver a mí

mi cuerpo pequeño

cruza límites helados…

 

En “Dos encendidos”, siguiente libro, se interpreta una de las relaciones amorosas más discutidas de nuestra historia, Manuela Sáenz y Simón Bolívar, lo hace desde la subjetividad, con la efervescencia de quien desafía cualquier afectación, apariencia o convencionalismo para dar rienda suelta al sentimiento, del que, en este caso, lo asume como propio.

Elemento primordial es el sentimiento, ‘centro de imágenes y de símbolos’; él busca en la fantasía, la traducción comprensible a su individualidad; a la vez, la fantasía busca al sentimiento para conformar una estructura Quevedo participa de la corriente expresionista.

 

Alucinada

Con el corazón abierto al cielo

Corazón congelado de diamante

Libremente puro en su centro

Manuela Sánez desde el balcón

Aguarda la entrada triunfal

De Simón Bolívar a Quito…

Su corazón vibra completamente

Sabe que encontró un dueño…

 

En este fragmento existe una afectación sinestésica visual, introducida en escala descendente, que inicia con la figura del corazón abierto al cielo, el corazón congelado de diamante; luego, Manuela desde el balcón, aguardando emocionada, arroja las rosas, cuya semilla cae en surcos fértiles, tal cual se puede advertir las ondas del sentimiento, visto a través de las flores, dando inicio a un renuevo primaveral.

El compartimento, “La otra la misma de dios”, invoca:

 

PADRE MÍO, mira los vientos monstruosos cuando Amor me elude y comienzo a trastornarme…Los vientos han hecho de mí una mujer azul, inasible ante el paso del amor…Padre mío, hágase la paz sobre mi persona.

 

Sin duda estos versos revelan otra de sus grandes obsesiones la luz, o dios; cuyas manifestaciones se traducen en lo que al ser humano le conmueve: pasión, erotismo, amor, fe, abordados desde una poética plena de aquiescencias, necesarias a la hora de enfrentar a una sociedad plagada de convencionalismos y mordazas.

En “Jardín de dagas”, a través de una madura prosa poética Quevedo ratifica su visión cambiante de la vida

 

Nunca le vi detenidamente aunque siempre estuvieron

y son las mismas a pesar de haber mudado de pétalos,

jamás es la misma flor luego del granizo.

 

El jardín bien puede simbolizar la vida de una mujer abrigada por la luz, o atosigada por la niebla, libre o sometida. El jardín es un lugar de flores y de piedras; de luz, agua y arena. La daga es su opuesto, encarna la figura masculina, o bien la mitad perdida que habita en cada uno.

En “Ejercicios en aguas profundas”, noveno y último compartimento, nos topamos con el poema “Divagaciones”.

 

Es el agua blanca que troca la piel en fina capa de hielo.

¿Quién ha sido el pez del brutal silencio arrojado sobre mí? Muevo las piernas y miro como suben burbujas –desde los pulmones hasta el hielo… Nada la muerte conmigo. Peces, divagaciones, gélidas formas del sueño. Nada conmigo la muerte.

 

Aleyda Quevedo (Fotografía de Anaís Madrid)

 

La correspondencia entre las aguas que corren y el fluir del tiempo, es rotunda, en éste y en otros poemas; así como el oxímoron vida-muerte. Observemos el último verso de la estrofa anterior, ‘Nada la muerte conmigo. Peces, divagaciones, gélidas formas del sueño. Esta correspondencia se crea por afectación sinestésica pero también por comparación metafórica; en los dos casos, el resultado ofrece la misma estructura formal. No obstante la esencia de su poética es la vida y la poesía la mejor manera de sobrevivir.

En general la poética de Quevedo conmueve, no solamente porque en ella se tejen inteligentemente las mejores fibras del sentimiento apreciadas sin distinción de género, sino porque es rica, extensa, y porque al lector le permite fundirse en los impulsos de su sangre, en el sentir de su alma, participar de la relación cuerpo-deseo-erotismo, a través del fervor y vastedad de su palabra.

 

REFERENCIAS:

1 Octavio Paz. Libertad bajo palabra. México. Tezontle. 1949
2 Heidegger, Martín, El ser y el tiempo, FCE, México, 1971. P. 46
3 David, Curbelo. Cierta manera de la luz sobre el cuerpo. Aleyda Quevedo Rojas. CCE. 217, p. 17-18
4 Norma Klahn, Revista chilena de literatura versión On-line ISSN 0718-2295 Óp. cit., p. 105
5 De acuerdo con Octavio Paz, la introspección es “una invención cristiana que termina siempre con un juicio moral, no sobre los otros sino sobre uno mismo. El examen de conciencia consiste en ponerse en el lugar de los otros. Es una tentativa por reconocernos en el otro y, así, recobrarnos a nosotros mismos”. (Octavio Paz, Claude Lévi – Strauss o el nuevo festín de Esopo, Joaquin Mortiz, México, 1967, p. 92
6 Levinas, Emmanuel, El tiempo y el otro, Paídos I.C.E. / U.A.B., Barcelona, 1993. 50
7 Octavio Paz. Libertad bajo palabra. México. Tezontle. 1949
8 Paz, Octavio. Libertad bajo palabra. México. Tezontle. 1949, p. 252

 

BIBLIOGRAFÍA:

-Alonso, Amado. Materia y forma en poesía, 3a edición, tercera reimpresión, Madrid: Gredos, 1986.
-Bousoño, Carlos. Teoría de la expresión poética. Madrid: Gredos, 1976.
-Castagnino, Raúl. Tiempo y expresión literaria. Buenos Aires: Nova, 1977.
-Castelo, Hernán. Lírica ecuatoriana contemporánea. Bogotá-Quito: Círculo de lectores, 1980.
-Cohen, Jean. Estructura del lenguaje poético. Madrid: Gredos, 1974.
-Eliade, Mircea. El mito del eterno retorno. París: Editions Gallimard, 1951.
-Heidegger, Martín, El ser y el tiempo, México: FCE, 1971. P. 46
-Levinas, Emmanuel, El tiempo y el otro, Barcelona: Paídos I.C.E. / U.A.B, 1993. pp. 50
-Paz, Octavio. El Arco y la lira. Barcelona: Seix Barral, 1974.
-Paz, Octavio. Tiempo Nublado. España. Seix Barral. 1998. p. 164
-Pazos, Julio. “Tendencias de la poesía ecuatoriana después de 1950”, Revista andina de
-Letras, Quito: Corporación Editora Nacional, 1994.
-Pozuelo Yvancos, José María. Teoría del lenguaje literario. Madrid: Ediciones Cátedra2009.
-Quevedo, Aleyda. Cierta manera de la luz sobre el cuerpo. Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2017
-Ricoeur Paul.  La metáfora viva, Madrid: Trotta, 2001.
-Ricoeur, Paul. Teoría de la Interpretación. Discurso y excedente de sentido. Siglo XXI, México: Universidad Iberoamericana, 2006. pp. 13

 

FUENTES DE INTERNET

-Efeso, Heráclito. http://lahistoriadeluniverso.blogspot.com/2011/05/heraclito-535-484-ac.html. Acceso: 09-2017
-Klahn, Norma Revista chilena de literatura versión On-line Op. cit., p. 105
 -Paz Octavio. Anuario de letras modernas, Vol. 15. México. Facultad de Filosofía y Letras.
-http://es.scribd.com/doc/132620690/Anuario-de-Letras-Modernas-Vol-15-2009-2010#scribd /acceso: 09-2017

 

 

 *Jacqueline Costales Terán 

Riobamba (1964). Doctora en Ciencias de la Educación, mención Investigación y Planificación. Magister en Educación a Distancia. Magíster en Literatura Ecuatoriana e Hispanoamericana, Pontificia Universidad Católica de Quito.
Directora Casa Cultural ‘Somos Arte’, Riobamba
Editorialista de la Revista Regional Panorama
Editorialista del diario La Prensa, Riobamba
Miembro de la Corporación Cultural “Grupo América”
Miembro de la Casa de la Cultura Benjamín Carrión Núcleo de Chimborazo
Miembro de la Asociación de Escritoras Contemporáneas del Ecuador, Matriz Chimborazo
Vicepresidenta Nacional de la Asociación de Escritoras Contemporáneas del Ecuador
Ex catedrática Universidad San Francisco de Quito, campus Riobamba
Ex catedrática Universidad Nacional de Chimborazo

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