La felicidad vivió bajo mis hombros

10 POEMAS INOLVIDABLES DE

CARLOS EDUARDO JARAMILLO

Colaboración de Xavier Oquendo Troncoso

 

Carlos Eduardo Jaramillo (Fotografía de Christian Londoño)

 

 

Carlos Eduardo Jaramillo es poeta desacralizado. Su obra variopinta es contenedora de exigentes y genuinas connotaciones mitológicas amparadas por un sostenido vuelo indagador en la filosofía y en la imaginería del dolor humano. Llega a la descripción titubeante y pretextual con hondas manifestaciones existenciales, se aúpa en el dolor y consigue entablar relación con sus contemporáneos. Su obra fundamental está en los poemas de amor. Consigue estructurar a la temática amatoria con nuevas aristas temáticas que llegan a romper los discursos convencionales del tema. ~ Xavier Oquendo Troncoso

 

 

CANCIÓN PARA LA AUSENTE

 

Tambaleándome, a punto de caer

en la más negra desesperación,

mordido por los canes de la duda,

por los tremendos dientes de la amargura,

lacerado, quitándome las vendas

de las heridas y el espeso llanto,

tras de tu adiós y su indecible huella

sin  trampas ni autosugestiones,

aguanté el sufrimiento como un hombre

hasta que se cansó ya de dolerme.

 

No he ido a la taberna

ni a la botica por sedantes

ni a los brazos de otras mujeres.

Pero en el cine

al ver que los amantes

se desnudaban para amarse,

casi he llorado.

 

 

UNA VEZ LA FELICIDAD

 

Una vez la felicidad vivió bajo mis hombros

asustó pájaros y vampiros

rompió los dientes y los sortilegios de los brujos

puso el mundo a mi lado como un saco cerrado

juzgado y comprendido

sin abrir una puerta me hizo saber que había transpuesto

la región del secreto

la gran verdad olía como un jardín

mi amada y yo éramos dos ángeles vagamente obscenos

los sexos flores luminosas en la niebla primaveral

de los deseos

la felicidad me separó de mi parentela y de todos los que

gozaban bienestar

pero que no alcanzaron el estado de gracia

la felicidad asimismo me dejó

dándome firmes compensaciones

virtudes solidarias

mujeres en el lecho

y anduve otra vez a caza de la verdad como un ángel

amnésico.

He tratado de reconocer el olor de aquel jardín

el color de ese sueño

hurgarme por alguna señal guardada al fondo

por la cicatriz de las alas.

El mundo me rodea como una cintura.

Un tiempo la felicidad me hizo desear y temer la soledad

el dolor me ha devuelto a la vida

a su esplendor y a sus estercoleros.

 

 

 

NEFERTITI DESNÚDASE

 

Nefertiti se saca las sandalias

sin bajar la cabeza

se desnuda

en una danza lenta y silenciosa

Tiéndese luego en el tálamo /perfuman

sus pechos de higo de la estación el sándalo

de sus piernas juncales/

Nefertiti impone con el aletear de sus pestañas

el tono de la luz las variaciones

del estremecimiento

asciende y desciende

se reposa

se mira al fondo de los ojos del que va a morir

extrae de la muerte su dulzura.

 

 

NEFERTITI SE MIRA EN EL ESPEJO

 

Nefertiti

dime que al mirarte en mis ojos

no era a ti a quien mirabas sino a mí

dime que yo no era solamente

el animado espejo que te amaba

el instrumento

del amor incestuoso de ti misma

dime que

en el instante de tu gozo

no estuve afuera

aullando

de placer y de furia solitarios

Dímelo aunque no fuera más que en el cifrado

lenguaje de tus ojos sin memoria.

 

 

Y UNA CHICA DE MI PUEBLO LLORARÁ

 

Yo debí tener una chica de 17 años con el rostro y la ternura

de la Alice de “Manhattan”

la tuve seguramente en otra edad pero no es lo mismo

Woody Allen

a los 25 que a los 46

para recordar la pureza de ese rostro y esas lágrimas

cuando le dije a Ella por su bien que me había enamorado

de otra

y a Ella le partió el corazón saber que alguien podía

gustarme más que Ella

que su perfume de azahar su consistencia de durazno

madurando en mi boca

así son los adioses así son

así eran por lo menos en mi edad de pureza

aunque seguramente todo ese harakiri sentimental

haya sido por carta

/ yo no habría podido resistir jamás la mirada de

Mariel Hemingway

ni de la Verdadera cuya huella se perdió

en los insolados laberintos de mi memoria /

al olvido amor al olvido

para que yo pueda sobrevivir / lo he hecho /

caricatura de mí mismo

falto de honestidad y de rigor para conmigo

para

con lo mejor o lo único bueno de mí pero con garra dura

para asirme a la tabla de vivir

y lo que es peor casi contento

conforme entonces con volver un poco más arriba

a mi antiguo oficio de porquerizo

sintiendo el resplandor del oro de las Indias a mis espaldas

el crujir de los huesos de la fama empinándose para sonar

como un solo de Armstrong

como un viejo largo río de llorar.

Adiós una vez más Eurídice novia adolescente

perdida en el infierno de una vida enervante en otra compañía

que no la mía la de mi propio infierno

adiós hermosa posibilidad

de haber sido humillada desgastada ajada por mi mano

porque así es toda vida

salvada en la ignorancia y el olvido.

 

 

ELLA

 

Ella

a quien no le dedico este poema

sabe mejor que nadie

que no puedo sacarla de paseo

mostrarla en la escritura

darle besos volados

ella sabe muy bien

que no nombrándola

está

que hizo su casa

dentro de mí en algún sitio

donde es penoso y duele

ella sabe que es el unicornio animal fabuloso

sirena desperdiciando su canto

porque yo mismo me he amarrado al mástil

con nudos ciegos

ella sabe además

que se multiplica en espejos innumerables

que ella es

la Otra

inasible

que juega con mi corazón en sus manos

ella sabe muy bien

que es una mariposa nocturna

un sol reminiscente en mitad del verano

ella sabe también

que es tan mudable

que no encuentra su forma

atrapada en la fiebre de su magia

ella no sabe en cambio muchas cosas

que yo ahora sé

y que mañana no sabré

ella siempre detrás de la pared

en el trance de ser

y no asomarse nunca con su rostro

de haberse extraviado en el rostro y la forma

de las otras

de la Otra

ella misma en la sombra

de frente o de perfil

amándome

dejándome

volviendo

detestándome

confundida también en la sala de espejos de mi yo

buscando cuál el verdadero al que se pueda herir

con amoroso daño

ella la Otra

que se inventa los modos de Ella

su sentido de culpa original

su purificación por el olvido

ella la que se acuesta debajo de su sombra

tratando de morir

y no puede.

 

 

CEREMONIAL DE LA BAÑISTA FRENTE AL MAR

 

Los movimientos de una mujer hermosa /en traje de baño/

frente al mar

son ceremoniales

se arrodilla / tiende los brazos como ofreciendo una taza

de té verde / al amado invisible

baja los escalones de la arena como una soberana

iluminada por su propio cuerpo / emerge

resplandeciente de las olas/

íncubo el sol la muerde / la acaricia/

penetra sus elásticos postigos /

se deslíe en sus ojos y su boca

Los movimientos parsimoniosos / sabios /

de una mujer hermosa / frente al mar /

plenamente consciente de su poder / su imán/

su vigor genesíaco /

son la Naturaleza que se ofrenda a sí misma /se desdobla /

versatiliza su belleza / en multitud de seres

y de formas /

pero halla en ésta toda su complacencia:

una mujer hermosa /casi desnuda / frente al mar.

 

 

MARILYN MONROE ASCENDIENDO A LOS CIELOS

 

Gloriosamente ebria

del gozo de vivir

de ser amada

hasta por el más íngrimo

varón sobre la Tierra

el aire que levanta tu vestido

soplando desde la reja del Averno

en el corazón de Manhattan

todo el amor del mundo

en tus semicerrados

ojos sonrientes

y la encendida rosa de tu boca

modulando

un infinito beso

Con ese esbelto pie

con esas bellas piernas aguzadas

las rodillas espléndidas

entraste al reino de lo inolvidable

Que manera tan grácil

de ser perfecta y Única

/ Norma Jean en capullo /

Marilyn mariposa

ascendiendo a los cielos.

 

 

CREDO

 

Creo firmemente que todos los muertos son importantes

que nadie debe morir sino a su vez

que la resurrección de la carne está en la vida misma

creo en las cópulas placenteras que hacen a las parejas solidarias

en la caminata por los infiernos para dar con nuestra

sombra verdadera

creo en la corruptibilidad del corazón tanto como de la cabeza

y en las partes pudendas del espíritu -¡oh ajusticiado!-

Alternativamente amo y odio

a alguien que se parece a mí y a todos los hombres

creo que la redención de la especie no vendrá por el sacrificio

del cordero

sino por la extirpación de los culpables

Creo en el vigor de la juventud

en la dialéctica de la violencia

y en que no hay sangre que se pierda ni esfuerzo que no valga

Porque tiene que ser así.

 

 

EL ESPEJO Y LA PALABRA

 

Ese hombre sabe, pero no lo dice.

Y el saber o ignorar no le preocupan.

 

Duros sus ojos son para llorar

pero capta el dolor como un aroma

su corazón, nariz siempre golpeada.

 

Tiene un modo inconcreto de sufrir

porque el lugar en donde crece la dicha

es un lugar que viaja y nunca se halla.

 

No se enreda en esquemas, simple y solo

vino al mundo, buscó su compañera,

encontró un grupo humano, se mezcló.

 

Muchas veces no entiendo por qué el golpe,

el patrón, el soldado, el sacerdote,

por qué las cercas en cualquier camino.

 

Ese hombre va a la orilla de su alma, a las veces

se encuentra algún rasgo de Dios

de quien se dice un día fuimos su semejanza.

 

Ese hombre sabe. Pero no lo dice.

Y, sabiendo, quizá nunca lo diga. .

Porque engañoso espejo es la palabra.

 

 

Carlos Eduardo Jaramillo nació en Loja, Ecuador, en 1932. Poeta y abogado de la Universidad de Guayaquil. Ha publicado los libros de poemas: Escrito sobre la arena, 1955; 150 poemas, 1961; La trampa, 1964; Maneras de vivir y de morir, 1965; La noche y los vencidos, 1967; El hombre que quemó sus brújulas, 1970; Las desvelaciones de Jacob, 1970; Una vez la felicidad, 1972; Crónica de la casa, los árboles y el río, 1973; Viaje al planeta Eurídice, 1973; Perseo ante el espejo, 1974; Veinte años de poesía, 1979 y 1985; Blues de la calle Loja, 1990 y Canciones levemente sadomasoquistas, 2000. Poemas suyos han sido publicados en antologías de poesía dentro y fuera de su país. Ha ganado varios concursos nacionales convocados por la prensa y la universidad guayaquileñas. Premio Eugenio Espejo a su obra y su carrera literaria, la más alta condecoración que da el Gobierno Nacional a un escritor.